Autoras: N. N.
Balens
Autopublicado,
2016
Papel / ebook, 453 págs.
Bilogía Hécteon
#1
Género:
Fantasía, Romántica, Erótica
“¿Qué sucedería si una fuerza desconocida y absoluta
te arrancara de tu vida y te soltara en un mundo hostil, salvaje y hermoso?”
Una chica sencilla y dulce con unas fuertes raíces…
Desde que sus padres se fueron de Whetfilangder y la confiaron a su adorada
abuela Eleanor, Brume Marine ha disfrutado de cada día en su pequeña tienda de
antigüedades. Pero nada hubiera podido hacer pensar a Brume que hoy sería el
día en el que una inofensiva estatuilla se convertiría en la clave para
llevarla a un mundo inhóspito, lejos de su tranquilo pueblo, de su abuela y de
Dave, su amor platónico. Un largo viaje del que no sabe cómo logrará volver a
casa.
Un guerrero embroj sin un hogar al que regresar… La
ira, el odio, las ansias de venganza y la soledad son todo lo que Mavok ha
tenido desde que los tiranos ildarian se lo arrebataron todo. Con su venganza
cumplida, y a pesar de que su captor le lleva maniatado bosque a través hacia
una muerte segura, sus instintos parecen haberle abandonado. Hasta que se cruza
en su camino una pequeña mujer perdida que dice venir de otro mundo. Después de
tanto tiempo, alguien por fin le necesita… Una ildarian.
Empiezo
comentándoos que esta ha sido una de las lecturas que más he disfrutado este
año porque primero conocí la novela en el canal de Rolly Haacht, después me
obsesioné con ella al no parar de verla por ahí, y al final como quien no
quiere la cosa varios blogs aprovechamos una oferta de promoción y nos juntamos
en la #LCJuegoDestinos para ir comentando entre nosotros, y lo que es mejor,
con las mismísimas autoras. Os dejo aquí el enlace de la entrada donde están
todos los participantes con sus blogs por si queréis leer más reseñas de esta
novela.
Para seguir, primero
quiero resaltar la calidad tan asombrosa que tiene la novela, respecto a todo,
pero en lo que más se nota es en el profundo trabajo de corrección que hay
detrás y que se puede apreciar en cada página. He sido incapaz de encontrar ni
una coma fuera de lugar, algo que agradezco muchísimo. Y segundo, me parece
increíble la coordinación tan perfecta que hay entre las cuatro manos que
escriben la narración. De verdad, es imposible distinguir (y si no lo sabes, ni
siquiera te das cuenta) que detrás de la historia escrita hay dos personas. La
compenetración es totalmente uniforme, tanto en expresiones, como en el tono,
como en el vocabulario o el estilo.
Antes de meterme
de lleno en la trama y los personajes, si hay algo que me ha dejado alucinada
es la ambientación, una de las mejores creaciones de mundos y escenarios que he
leído desde Memorias de Idhún, con la que podemos ver ciertos paralelismos si
tenemos en cuenta que también la protagonista viaja a ese mundo sin saber muy
bien cómo, que hay varias razas y clases sociales y en el que los personajes
viajan por ahí con un objetivo. Además, no podía evitar imaginar la belleza de
ese mundo tipo Pandora, de Avatar. Imaginaos toda la naturaleza, con los
colores cambiados a los de la tierra (cielo púrpura o violáceo, aguas verdes…)
y una flora y fauna completamente salvaje que como dice la propia Brume, si no
te come, te desintegra o te calcina. Es fascinante de principio a fin, de
verdad.
Otro punto
fuerte de la novela son las culturas y las razas que han creado las autoras. Ya
es complicado tener la idea de todas las características que forman un mundo
fantástico nuevo, pero que además sea así de original y completo, me parece
realmente admirable para unas coautoras noveles, sin el apoyo de un equipo
editorial detrás. Como ya han comentado alguna vez, la idea surgió de un sueño
de una de las coautoras, pero casi que eso me parece lo más fácil al ser
simplemente el origen de todo lo demás. Porque en Hécteon cohabitan varias
razas muy diferentes entre sí, que podríamos llamar humanoides o inteligentes,
jerarquizadas unas sobre otras, además de un sinfín de especies animales y de
plantas que bien podrían estar sacadas de algún planeta de Star Wars.
Las tres razas
más importantes son los ildarians, los embrojs y los darleer (llegados a este
punto cada uno pronuncia como quiere) y que, en ese orden, se reparten el
cotarro en Hécteon. Los ildarians son el equivalente a la nobleza, los embrojs
al ejército o la guardia personal de esa nobleza y los darleer, al
proletariado, dicho de una forma muy simple. Irónicamente, los darleer son los
más parecidos físicamente a los humanos, pero cuando Brume viaja a Hécteon,
asume la forma física de una ildarian, como se puede ver por la sinopsis.
Así que os
podéis imaginar ya por dónde van los tiros cuando empiezan a saltar chispas
púrpura entre los dos protagonistas al pertenecer, ya no sólo a razas de
diferente estrato social por naturaleza, si no simplemente a especies
diferentes, tanto a nivel físico como a nivel emocional. En ese sentido, la
novela es una evolución psicológica continua de los dos personajes, un
recorrido introspectivo de pensamientos, emociones y sentimientos de dos seres
destinados a conocerse, a aprender el uno del otro y (cómo no) a sufrir el uno
por el otro. La evolución de ambos es una pasada, pero el cambio de Mavok es
casi la más brutal de mis últimas lecturas (partimos del hecho de que no sabe
ni lo que es tocar a alguien). Y Brume y sus pensamientos… han sido la guinda
cómica de este pastel de color violeta. Y ojo, cuando digo pastel no me refiero
a que estemos ante una novela empalagosa y pastelera que se une al montón de
chica conoce chico y se enamoran, porque nada más lejos.
El destrozo de
los tópicos del género erótico/romántico que hace esta novela es bestial
(también en sentido literal, con embrojs de por medio). Los roles más típicos
de los personajes se invierten por completo, la ambientación en un mundo
fantástico ya es de por sí rompedora (y no incluyo Juego de Tronos y similares aquí
porque aunque tengan escenitas subidas de tono, nada que ver), la psicología de
los personajes respecto a todo el erotismo que los envuelve es totalmente hipnótica, teniendo en cuenta que pertenecen a especies diferente. Eso por no
mencionar que sus cuerpos lógicamente son incompatibles, así que imaginaros lo
complicado que puede llegar a ser escribir erótica teniendo en cuenta este
detalle, más allá de toda la polémica que se pueda generar. Mi impresión
respecto a esto es que la relación entre Mavok y Brume es muy natural, con buen
ritmo y emocionalmente muy bien tratada de principio a “fin”.
Entrecomillo fin porque como sabéis, se trata de la
primera parte de una bilogía, así que ni siquiera voy a regodearme en mi propio
sufrimiento asimilando el “final” de esta primera parte y sólo diré que no
estaba preparada para ese plot twist,
porque hasta los últimos capítulos, la historia lleva el ritmo agradable del
viaje de Brume por Hécteon, primero sola, luego acompañada y más tarde rodeada
de embrojs. Y hacia el final no sé qué pasa, que a todos les entran las prisas
y pasan cosas y otras que ya no pueden pasar y te quedas con cara de emoticono
histérico mirando a la última página.
Sólo hay un
punto negativo que he podido encontrar y en realidad es más una sugerencia. He
echado en falta un mapa de Hécteon. Casi es una pequeña obsesión que tengo yo,
porque me encantan los libros con mapas y con localizaciones y creo que ayudan
muchísimo a completar la visión del lector de ese viaje de los personajes por
un mundo que además, tenemos que ir descubriendo mediante descripciones y
cambios de lugar de la trama.
Bueno, hay otro
punto que me ha cojeado por decirlo de alguna manera, porque negativo no es:
los secundarios. El problema es que son maravillosos. Y me hubiera encantado
conocer algún punto de vista de alguno de ellos. Los hermanos pelirrojos
(qué-adorable-es-Josian-por-favor), el líder Khajag o la embroj Alvise, son
algunos de los que me habría gustado muchísimo conocer sus pensamientos
respecto a Brume, la última novedad en la comuna embroj. Desde las perspectivas
de Brume y Mavok se nota que son personajes muy complejos (y alguno sorprende
muchísimo hacia el final), pero entiendo la dificultad de añadir más puntos de
vista a una novela ya de por sí extensa.
Resumiendo, por
la originalidad de la historia, por la creación de un mundo tan bonito, salvaje
y peligroso a la vez, y porque rompe con los tópicos de los géneros a la vez
que hace una mezcla fascinante de unos cuantos, ha sido una de mis mejores
lecturas de 2016, que me deja con ganas de más Hécteon, y por supuesto, con
ganas de más N.N. Balens.
Otras cosillas sobre la novela
En el blog de
las autoras que os dejo por aquí, podéis ver varios concept arts que ayudan bastante a hacer una idea de la apariencia
de los personajes (aquí las fichas completas) y más curiosidades sobre ésta y otras historias de N.N.
Balens.
No he querido
desvelaros mucho más de la trama en sí, pero con todo lo anterior espero que se
pueda apreciar perfectamente que sin duda es una novela de calidad, y quiero
dejarlo claro para romper con muchos de los prejuicios contra las obras
autopublicadas, porque ni esta novela ni estas autoras son siquiera una
excepción, en ese sentido.
Por último,
tengo que agradecer a N.N. Balens por su simpatía, su cercanía y ese feedback tan sano que se respira hacia
sus lectores, porque desde luego la lectura no habría sido lo mismo sin ellas.
Y cómo no, gracias a todos los demás participantes de la #LCJuegoDestinos
(Astrid, Inees, MJosé, Isa, Aruv…), porque no dudaron en apuntarse a disfrutar
juntos, que así se disfruta el doble.
¿Conocíais el mundo de
Hécteon?
¿Habíais oído hablar de estas
coautoras?