Autora:
Miriam Mosquera
La súbita muerte de todos los animales de la Tierra
divide a la sociedad en dos: los celestes, quienes disfrutan de todos los lujos
y comodidades, y los domésticos, seres inferiores que tienen prohibido tocar y
mirar a los celestes.
Eva Salazar es la hija del ministro de Alimentación y
lleva una vida perfecta. O eso transmiten los periodistas cuando su inminente
boda se vuelve mediática. Lo que los medios desconocen es que el enlace está
concertado, por intereses políticos, con un hombre al que no ama, y que la
doméstica que la ha criado va a ser enviada al otro lado del Muro por su culpa.
Es entonces cuando Eva comprende que luchar contra el
gobierno de la República de Heden es la única solución para hacer justicia en
una sociedad oprimida y segregada. Y solo el Frente de Liberación podrá
demostrarle que, en medio del horror de un mundo en el que ya no existen los
animales, aún queda hueco para la esperanza.
Nunca había leído
previamente nada de Miriam Mosquera pero la sigo desde hace un tiempo por redes
sociales y tenía muchísima curiosidad por conocerla oficialmente como autora. La Rebelión de la Mariposa es de ese
tipo de novelas que me entra por los ojos pero que me atraen por quienes las
escriben, porque algo me empuja a querer leer a ciertas autoras por una especie
de intuición y, en este caso, he acertado de pleno porque pienso seguir muy de
cerca a Miriam Mosquera. No sé qué esperaba de esta novela pero solo puedo
decir que me ha sorprendido en todos los aspectos en que me puede gustar una
novela y si no sois muy de saber de qué van, os la puedo recomendar desde ya,
sin necesidad de tener que leer las parrafadas que siguen. Si, por el contrario,
os pica la curiosidad, podéis leer tranquilamente porque esta opinión está
libre de spoilers y trato de no
contar demasiado sobre la trama salvo lo que me ha hecho sentir a mí.
De entrada, la autora nos
lleva hacia un futuro no demasiado lejano, pero en apariencia perfecto y
ordenado, regido por un régimen totalitario y discriminatorio supuestamente necesario
para no volver a cometer los errores que cometieron los seres humanos en el
pasado (nuestro presente). Ya desde la primera escena vemos la primera
característica de este futuro: los animales han desaparecido. En Heden no
existen los animales y está prohibida cualquier representación que recuerde a
un animal. Nadie sabe por qué se extinguieron de forma espontánea pero ese
punto de no retorno trajo consecuencias catastróficas para el planeta y la
Humanidad, que tuvo que aprender a sobrevivir sin una cadena trófica natural.
Así, la sociedad ahora está dividida con una especie de elitocracia que permite
que los “celestes” vivan como si fueran de la nobleza y los “domésticos”,
considerados infrahumanos, ni siquiera personas, despreciados y humillados
constantemente y dedicados a servir a los celestes como esclavos. Así que la
premisa es cuanto menos desalentadora, pero al menos tenemos una protagonista
que ha tenido la gran suerte de haber nacido siendo celeste, rodeada de privilegios
y con la vida resuelta. Quizás demasiado resuelta.
Todo un mundo feliz el que
ha creado Miriam Mosquera y que me ha tenido morbosamente enganchada solo por ver
cómo funciona esa sociedad opresiva, cosa que me pasa cada vez que me adentro
en una nueva distopía. Sin embargo, a diferencia de otras novelas de temática
similar con futuros desalentadores que a veces me saben muy repetitivas, además
la autora se ha centrado muchísimo en la construcción de los personajes, de
forma que no cojea ni en trama ni en protagonista ni en worldbuilding. Por ello, conocemos a Eva en profundidad llegamos a
conocerla muy bien no solo por ser la protagonista, sino porque la forma en la
que está narrada la novela hace que veamos sus inseguridades, su forma de
pensar, su visión particular de su propio mundo, su evolución emocional… En
muchos aspectos, es el mejor personaje de la novela porque obviamente es al que
más páginas se le dedica, pero es que el resto no se quedan atrás. A mí
personalmente me ha encantado Abel Garza, del que es mejor no saber nada porque
hay que conocerlo. Y también Zeta me ha terminado fascinando a pesar de que al
principio tenía mis dudas acerca de si sería el típico chico de la “resistencia”
de turno en la típica novela distópica juvenil. No, al final todos y cada uno
de ellos han tenido su importancia y se han ganado de alguna forma un pedacito
de mi corazón, cada uno a su manera.
Por otra parte, la trama me
ha parecido adictiva, de estas que casi que te obligan a seguir leyendo porque
¿cómo vas a dejar ahí en ese final de capítulo la lectura? Mejor uno más, o dos
o tres. Así que a pesar de que el libro es bastante gordote físicamente (para
los comodones como yo siempre nos quedará la versión digital), la lectura se
hace súper amena, porque la historia entretiene muchísimo, apetece leerla a
ratos sueltos o en largos maratones una tarde entera. Los capítulos son de una extensión asequible, no es de estos que se leen en cinco minutos pero tampoco te eternizas para llegar al final (como os digo, lo difícil será parar en ese capítulo). Se trata de una novela, ante todo, ágil, de entretenimiento, plagada de diálogo pero sin perder de vista las descripciones necesarias para que entremos en Heden. En cuanto al estilo
propio de la autora, si digo que me ha sorprendido sería como admitir de alguna manera que esperaba menos de ella y para nada es el caso. Más bien al contrario, tenía unas expectativas altísimas y unas ganas aún más altas de que su forma de escribir me encantara, así que al ir leyendo y viendo cómo poco a poco me iba ganando sin aparente esfuerzo, admito que al final del libro he caído rendida ante Miriam Mosquera. Normalmente soy cautelosa a la hora de emocionarme tanto cuando
conozco nuevas plumas, también teniendo en cuenta si son o no noveles o si ya
han publicado algún relato o novelette.
Sin embargo, otras veces simplemente me dejo llevar por la emoción que me va
provocando alguien a quien no he leído antes y que me va sorprendiendo página a
página, de forma que termino encantada con la lectura, con la autora y con la
perspectiva de poder leer próximamente nuevas historias que me hagan sentir
igual de emocionada.
En otras palabras, una
novela adictiva de principio a fin con una premisa impactante y un desarrollo
que nos impulsa a no parar de leer para ver cómo la protagonista intenta
sobrevivir en esa atmósfera asfixiante. Esta novela ha sido un sí rotundo,
porque Miriam Mosquera ha sabido cautivarme sin condiciones, me ha encantado
cómo me ha atrapado y he quedado enamorada de su forma de crear personajes, así
que sobra decir que estaré ahí cuando nos vuelva a regalar una de sus
historias. Si os gustan las historias distópicas, con personajes cautivadores y
centradas en una trama más de reflexión que de acción, esta novela os encantará.
Si además estáis dispuestos a confiar vuestros ratos libres de lectura a nuevas
plumas como la de esta autora, seguro que salís doblemente encantados porque
podréis recomendarla hasta resultar pesados como pienso hacer yo a partir de
ahora.
*Por último, muchísimas
gracias a Ediciones Freya por el envío del ejemplar.
¿Os gustan este tipo de
historia futuristas?
¿Conocíais la novela o a su
autora?