Autora:
Carla Rodríguez Para
Autopublicado,
2018
Tapa
blanda / ebook, 222 págs.
Autoconclusivo
Género: Realista,
Contemporánea
«Lo que tienes que comprender de este libro, Margot,
de esta historia, es que la vida no es un cuento con introducción, nudo y
desenlace. La vida es una maraña de caminos entrecruzados, casi nunca lineales.
No se trata de algo sencillo que se pueda solventar con un epílogo, con una
segunda parte. No te preocupes por esa historia, Margot. Solo su autor sabe si
tuvo un final feliz. Preocúpate por que la tuya sea digna de escribirse».
Puedes decir que Harry Potter trata de magia o que Los
Juegos del Hambre es una historia distópica. Lamentablemente, no ocurre eso con
esta historia. No es algo que se pueda encasillar. Si fuera un libro, no
podrías dejarlo en la estantería tranquilamente, porque no tiene un sitio
propio.
Su lugar está en todas partes y en ninguna. Trata sobre todo y sobre nada al mismo tiempo.
Su lugar está en todas partes y en ninguna. Trata sobre todo y sobre nada al mismo tiempo.
La belleza del caos es, en definitiva, una historia
cualquiera.
Un punto de vista, una vida.
Margot movida por el viento.
Conocía esta
novela gracias a una de mis escritoras preferidas, Laura Tárraga, que en sus
redes sociales se hacía eco de la publicación a principios de año y nos
presentaba a una joven autora alabando su forma de escribir: Carla Rodríguez. Y
ya os adelanto que no se equivocaba porque yo me alegro mucho de haber tenido
esta novela en mi lista hasta ahora, justo cuando la propia autora me propuso
organizar una lectura conjunta para todos lo que quisieran leerla conmigo y con
Lectora Dispersa, mi compañera en la organización.
En realidad, como
veis la sinopsis no revela nada y casi es mejor así porque si no, se quedaría
sólo en la apariencia de una insulsa historia de una niña que se muda con su
madre y su hermano mayor, porque básicamente esta es la premisa si tuviéramos
que explicar la trama en unas pocas líneas. Y no sería justo porque esta novela
es mucho más pese a las escasas páginas que tiene. Es verdad que a grandes
rasgos se trata de eso: la autora nos muestra el día a día de Margot, una niña
que se acaba de mudar a una casa nueva junto a su familia. Ya desde el
principio podemos comprobar que Margot es bastante especial y que sus
comportamientos no se adecúan a otras niñas de su edad. Por ejemplo, llama a su
madre por su nombre, Rose; no le gusta que la abracen ni prácticamente
cualquier contacto físico y le cuesta conectar del modo en que están unidos su
madre y su hermano cuando se ponen a bromear. Cada un@ puede sacar sus propias
conclusiones acerca de la peculiar forma de ser de Margot y eso también es
parte del encanto de esta novelita tan corta porque en ningún momento hay
etiquetas de ningún tipo. Algo muy acertado por parte de la autora a la hora de
crear un personaje como Margot.
Sin embargo, no
sólo en los detalles podemos apreciar lo mucho que se aparta Margot de ser como
las demás niñas, sino que también podemos ver sus reflexiones más generales sobre
lo todo lo que la rodea, mientras nos va contando pequeñas anécdotas de ella,
de su pasado reciente o de su relación con su madre, su hermano y otras
familiares como su abuela, su tía y su prima Sam, de su misma edad y compañera
de colegio. Otro de los rasgos que podemos ir conociendo acerca de Margot es que
se trata de una niña muy lectora pero no de cuentos de hadas ni de historias
edulcoradas, sino que lee libros bastante más serios con historias más oscuras
y complejas que aún así ponen en funcionamiento su joven cerebro y la obligan a
plantearse (y a plantearle a todo el mundo) preguntas que no siempre tienen una
respuesta fácil. Esta es una de las facetas que más me han gustado del
personaje, por su particular forma de ver las cosas, que no coinciden con el
común de las personas.
Tampoco podría
seguir hablando mucho más de esta novela sin llegar a revelar demasiado, porque
lo que sí que tengo claro es que La Belleza del Caos debe ser leída
prácticamente a ciegas y haciendo un acto de fe desde el primer capítulo. Sin
embargo, algo de lo que sí puedo hablar sin miedo a equivocarme ni a desvelaros
nada es sobre la preciosa forma de escribir que tiene Carla Rodríguez y que
(esto sí) se puede apreciar nada más leer un par de páginas. Su forma de
relatar una historia tan sencilla pero que nos llegue tan profunda no es fácil,
y menos por tratarse de una novela tan cortita que no nos permite conocer en
profundidad a todos los personajes, exceptuando a Margot, que debido a que es
la propia narradora la vemos perfectamente construida. Carla Rodríguez consigue
algo muy bonito al ir enlazando palabras y relatando situaciones muy
cotidianas, como un desayuno en familia o una limpieza general en casa. Además,
logra darle ese aire de inocencia a través de los ojos de una niña pequeña que
no actúa como se esperaría a sus añitos. De hecho, algo que no he terminado de
procesar es que pese a su tierna edad, en muchas ocasiones se expresa y actúa
como un adulta un tanto introvertida y me costaba centrarme en que realmente es
una niña de 10-11 años. No estoy segura de que esto haya sido un rasgo previsto del
personaje o un error de cálculo de la autora al ponerse en la piel de una niña
pequeña, pero en todo caso, queda extraño en determinadas conversaciones.
Desde luego, lo
que más me ha descolocado ha sido el final, sobre todo porque aunque es algo
que se venía intuyendo a lo largo de toda la novela, la colocación de esa
escena al terminar el libro resulta chocante y deja un regusto amargo muy
distinto del que hemos tenido a medida que leemos el resto de la historia de
Margot, que en general está bastante dulcificada por el tono y el ritmo. Es
verdad que al estar justo al final, cumple con creces su función de ser
impactante, aunque la sensación que deja al terminar es un poco difícil de
digerir. Sin embargo, lo que no voy a negar es que el mensaje queda bastante claro y como la
propia autora recomienda, seguro que leyéndolo una segunda vez, cala todavía
más hondo.
En pocas
palabras, ha resultado ser una lectura curiosa sobre una niña especial que
engancha por el mero placer de la lectura. La autora escribe como si estuviera
redactando poesía así que muchas de las frases hiladas en la novela son
simplemente muy agradables de leer. Al ser una lectura de tan pocas páginas, me
parece ideal para una tarde lluviosa de domingo o un día soleado vagueando en
el césped, al gusto de l@s lector@s, pero la recomendación sale sola si tenéis
ocasión de leer aunque sean unas cuantas líneas de esta historia. Es rápida de
leer aunque más lenta de asimilar, y eso muchas veces no es fácil de conseguir.
*Termino dando
las gracias a la autora Carla Rodríguez por haber hecho posible lectura
conjunta con el envío de los ejemplares.
**Podéis ver los
comentarios de tod@s los participantes con el hashtag #LCCaos en Twitter.
¿Conocíais esta novela o a su
autora?
¿Os gustaría conocer la
historia de Margot?