RESEÑA Planeta Caro

Autora: Ana González Duque

Autopublicado, 2021

Corrección: Paola C. Álvarez

Rústica con solapas / ebook, 142 págs.

Autoconclusivo (#2),

Género: Juvenil, Romance, Realista, Contemporánea

Tiago encaja por completo en su nuevo colegio. Y su podcast —Planeta Anime— triunfa en la red. La única grieta en su armadura es ella, la chica que finge que no existe, la que se molesta en cuanto le dirige la palabra.

Caro está enfadada con el mundo. Pero sobre todo con Tiago, el insoportable primo de Ed, que ha invadido su espacio por completo. No solo se ha integrado en su grupo de amigos, sino que encima es su nuevo vecino. Solo lo salva su podcast. Eso sí, muerta antes de confesar que lo escucha.

Cuando Tiago y Caro se ven forzados a tener una cita por un juego, a Caro se la llevan los demonios. Puede decir que no. Pero… ¿quiere?

No sabía lo mucho que necesitaba otra historia de Ana González Duque hasta que supe de esta publicación por redes sociales. Después simplemente sabía que me iba a gustar mucho porque ya tenía como referencia Proyecto Bruno, cuya reseña podéis curiosear por aquí. Comienzo aclarando que esta lectura es una novela independiente aunque guarde relación con esta otra, porque ni siquiera es un spin-off ni mucho menos una continuación o segunda parte de una saga, simplemente se desarrolla en el mismo grupo de amigos que ya conocimos en Proyecto Bruno. Dicho esto, no hay ningún motivo por el que no podáis leer mi opinión al completo porque está libre de spoilers.

Como método para estructurar el libro tenemos dos narradores en primera persona que van contando sus puntos de vista en capítulos alternos. Por una parte, conocemos a Caro, una chica en el último año del instituto que parece enfadada con el mundo, en general, y con su vecino y compañero Tiago, en concreto. El pobre chico no sabe la gran ofensa que cometió cuando en un debate sobre un anime decidió chinchar a su vecina con una opinión bastante mamarracha y ella le puso la cruz desde entonces. Ahora ambos se ven obligados a tener que tratarse porque tienen amigos en común y los dos coindicen bastante en las fiestas que se organizan. En una de estas fiestas y para no perder a “Verdad o Atrevimiento”, a Caro la retan a mala leche a tener una cita con Tiago, así que como no podía ser de otra manera, acepta por orgullo y para demostrar indiferencia ante el chico. ¿Para qué queremos más como premisa? Aquí comienza uno de los enemies to lovers que más me han mantenido enganchada durante los últimos meses, porque todo son chispas, roces, malas contestaciones, borderías, etc. de cara a la galería para luego mostrarnos los verdaderos pensamientos de cada uno y tenernos ahí en un continuo tira y afloja de los que tanto disfruto.

Hay que reconocer que todo suena a un libro cliché en sí mismo: chica malhumorada y orgullosa, chico graciosete que se comporta como un capullo, un juego de beber que termina en cita obligada, mejores amigos por ambas partes que ven lo que se cuece mientras los dos protas se van quemando a fuego lento sin enterarse… Todo eso es verdad, pero también lo es que la autora sabe manejar toda esa sucesión de clichés de forma tan sutil que se convierte en algo fresco y ligero, fácil de digerir y que engancha precisamente por su sencillez y su dinamismo, porque es algo que hemos leído docenas de veces pero que utilizado de forma inteligente pueden salir historias originales como esta. Salvando lo evidente de los inicios de cualquier enemies, el romance es muy pero que muy cuqui, con pensamientos sanos por parte de los dos, una sin querer admitir lo que siente por culpa de su cabezonería y el otro admitiéndolo pero sin saber ni cómo reaccionar sin comportarse como si entrenara para ser más idiota cada vez que habla con ella. Así que ambos me han encantado tanto por separado como en pareja, porque tienen personalidades bien trabajadas (y lo que me parece más difícil) para estar desarrolladas en tan poquitas páginas. Me ha resultado curioso cómo ha jugado la autora con los prejuicios, porque Caro y Tiago son todo lo contrario a lo que su fachada representa: ella, rubia, ojazos verdes, pelo rebelde, es la más "huraña", mientras que él, con sus pintas de macarrilla, su podcast de anime y su postura de chico malo, es el más alegre y con sentido del humor de los dos, así que además de ser contraste entre ellos, son en sí mismos un contraste.

De soslayo, la autora aprovecha para introducir temas que poco a poco se van abriendo paso en las lecturas de los jóvenes de forma cada vez más normalizada sin que tengan que ser el centro de toda la lectura, sin que sea algo que defina a los personajes o sin que sea el motor del conflicto principal, como a mí me gusta. No quiero decir que no deba haber libros que se centren en ello más en profundidad o como tema central, sino más bien que yo prefiero historias en las que disfruto sin sufrir grandes dramas centrados en eso y en las que veo personajes de todo tipo viviendo historias cotidianas. Aquí encontramos un personaje trans durante una de las etapas de su transición pero, a la vez que la autora trata esta característica con total naturalidad, también nos deja ver lo que para ciertas personas no es tan obvio y las dificultades que eso puede crearles en un primer momento a las personas trans, sobre todo en los círculos más cercanos. Por otra parte, Ana González Duque también toca de forma breve el problema de la ansiedad y de la necesidad de hablar de salud mental como de cualquier otro tema, sin generar tabúes ni inseguridades a las personas enfermas o con algún tipo de trastorno.

Ya conocía el estilo sencillo y directo de Ana González Duque, pero es que no recordaba lo mucho que me podía llegar a enganchar una historia tan cortita como también era Proyecto Bruno. Quizás sea porque en esta ocasión los personajes han tenido una química tremenda que, aunque sepamos cómo va a terminar la historia de antemano, nos mantienen pegados a todas sus conversaciones y piques. La gran mayoría del libro transcurre así, a través de diálogos e interacciones, de forma que resulta una lectura muy ágil y dinámica y se puede leer en menos de 24h, como ha sido mi caso. Me he encontrado con una historia adictiva, entretenida, muy juvenil y con muchas pequeñas dosis de un poco de todo: romance, amistad, química, humor, concienciación…. Así que como tiene un poco de todo y todo lo tiene tan bien tratado y desarrollado, no puedo pedir más para que una lectura así me haga disfrutar como lo ha hecho este libro.

9/10

En otras palabras, una novelita feel good encantadora, totalmente adictiva, con temas variados y un romance con mucha química, así que me parece una buena recomendación para cualquier lector habitual del género pero también si estáis buscando algo con lo que conocer a Ana González Duque y, por ejemplo, no sois muy de fantasía como para probar con alguna de sus novelas de ese estilo. Con esta novela (o su predecesora) podréis disfrutar de una autora veterana, con gran experiencia en el uso del lenguaje y una habilidad increíble para escribir una historia tan completa de forma aparentemente breve y a la vez tan profunda. Salgo enamorada de los personajes y de todas las relaciones que me he encontrado por estas páginas, así que no veo por qué no habría de gustaros a vosotros también si os ha llamado la atención con lo poquito que yo os he podido contar.

*Por último, muchísimas gracias a Ana González Duque por haberme propuesto esta lectura y por el detallazo de haberme proporcionado un ejemplar para disfrutar esta historia.

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