Autora: Nira Strauss
Cuando Nailah Bek regresa a El Cairo después de cuatro
años de universidad, lo hace con la intención de empezar una nueva vida en su
amado y añorado Egipto. Pero Kontar, su padre fanático y devoto de la
mitología, no le pone las cosas fáciles al pedirle que ayude a un joven llamado
Geb, que aparece de la nada, a salvar a la humanidad de los malévolos planes de
unos dioses con demasiado tiempo libre. Nailah, cansada de la demencial
vida que Kontar se empeña en imponerle, no está dispuesta a hacerle caso e ignora
su petición. No obstante, su opinión cambia de forma radical al descubrir
que su padre no estaba tan loco como ella creía y que, después de todo, Geb sí
que es el venerado Príncipe de los Dioses, al que, como su sacerdotisa, se ve
obligada a acompañar.
Nira Strauss se está convirtiendo en una de esas autoras que comienzo a
leer como de casualidad,
por pura curiosidad por conocer nuevas plumas del panorama nacional y me acabo
enamorando sin remedio de todo lo que escriban. Quizás sea por el encanto de la
propia autora que traspasa pantallas y plasma en las páginas de sus novelas y
quizás simplemente sea yo, que cuando siento crush por mis nuevos
descubrimientos literarios me obsesiono de manera sana y comienzo a recomendar
sus novelas a diestro y siniestro. Creía que con Ragvala ya había alcanzado el
top de una de las mejores novelas que leí en su año pero con esta debo
reconocer que también se ha superado a sí misma. Nada que ver con ese otro
universo de atlantes machotes y chicas raptadas en ciudades submarinas, aquí lo
que tenemos caminando entre nosotros son dioses egipcios súper majos con un
toque inocentón que me ha encantado. Pero vamos a ver si estructuramos algo
esta opinión antes de que me emocione más y me vaya por las ramas, eso sí,
libre por completo de spoilers sobre
la trama.
Después de leer Ragvala (Munyx Editorial) supe sin
ninguna duda que esta autora era de las mías y yo, su tipo de lectora, así que
he vuelto a terminar una nueva novela de Nira Strauss con la sensación cada vez
más afianzada de que no importa lo que caiga en mis manos de ella: voy a querer
leerlo con toda la ilusión y voy a disfrutarlo como si fuera la primera vez que
la leo. Si en Ragvala nos sumergía en
la Atlántida y en La Caja de Pandora
nos adentraba en bosques de leyendas nórdicas con brujas y cambiaformas, aquí
nos compra un pasaje directo a El Cairo actual pero con aroma a Antiguo Egipto,
con dioses de por medio y una chica que huye de todo lo que tenga que ver con
las viejas tradiciones de su civilización y, más concretamente, de su familia.
Antes de comentar nada más, debo decir que Nailah es una protagonista genialísima
que me ha hecho reír un montón. La pobre chica ha intentado alejarse de la
rarita de su familia que siguen siendo todos unos seguidores de las viejas
tradiciones y los antiguos dioses de Egipto. Y, bueno, ya os adelanto que no lo
consigue o no habría historia. Gracias a eso, conocemos a Geb, un chico muy
dulce y achuchable pese a lo amenazadora que pueda sonar la palabra
"dios" que, aunque a veces saque de quicio a Nailah con su inocencia
sobre el mundo moderno, como claramente es un cinnamon roll, pues
la chica no es piedra de pirámide, claro.
Nira Strauss
escribe con un estilo naíf y a la vez picante que hace que cada encuentro entre
sus dos protagonistas sea puro fuego lento con un efecto relajante, de esos que
me dejan embobada mirando las llamas que van consumiendo todo (entre otras
cosas, mis ratos libres sin que me diera cuenta) y a la vez me dejan calentito
el corazón, así que cada diálogo entre Nailah y Geb ha sido una competición de
tiras y aflojas entre la chica que no quiere saber nada de dioses antiguos y,
ejem, un dios antiguo. Las risas están garantizadas porque son seña de
identidad de esta autora, impregnando cada párrafo de cultura actual y también
tradicional, con toques irónicos y mucho humor. Si tuviera que encajar la
novela, supongo que sería una especie de urban fantasy romántico pero que tiene
más en común con cualquiera de las novelas de Rick Riordan de lo que aparenta a
simple vista, si este se dedicara a la fantasía romántica new adult, aunque regalando las mismas altas dosis de aventura, de
sarcasmo y de pasión por la mitología.
Por la forma en
la que está narrada y estructurada, es una novela tan amena que a pesar de la
extensión con la que cuenta, se me ha hecho corta. Como siempre, esta sensación
es una cuestión de perspectiva puesto que he tardado más de lo que me hubiera
gustado en leer una historia tan adictiva como esta, pero a pesar de no poder
pillar el libro en que cada momento libre que tenía, me metía en la lectura con
una facilidad alucinante pese a que pasaran varios días sin poder leerla. Y
esto, hay que reconocerlo, es mérito de la autora por su habilidad para enganchar
o ir enlazando los diferentes pasajes o tramos de tensión en la novela. El
estilo de Nira Strauss es completamente distendido, pensado para entretener y provocar
ganas de leer, con muchísimos diálogos y situaciones cómicas o divertidas,
mientras va creando personajes encantadores llenos de carisma y con una
personalidad tan intensa que nos encandilan desde la primera escena en la que
aparecen.
Por otra parte,
la autora cuida los detalles con mucho ojo a golpe de documentación, desarrolla
en profundidad muchas de las facetas de los personajes principales, los
construye de forma tridimensional, dándoles un contexto con historia personal y
circunstancias familiares concretas y bien pensadas para lograr que los
queramos sin que nos enteremos del cariño que les estamos cogiendo. Esto a su
vez hace que nos interesemos por ellos y que disfrutemos con sus movidas.
Porque si algo le gusta a esta autora es meter a sus protas femeninas en muchas
movidas, dotar a sus protas masculinos con personalidades arrolladoras y, en
definitiva, salsear todo lo posible con dos personajes opuestos, como motor
principal de la trama. Se nota que Nira Strauss disfruta salseando y lo
transmite a las mil maravillas al papel, así que es un poquito difícil no
dejarse llevar por ese buenrollismo que impregna cada página de sus libros.
9/10
Resumiendo un
poco lo anterior, este libro es puro entretenimiento, literatura de aventuras
con intención de que disfrutemos de las páginas de humor que nos proporcionan
Nailah y Geb, con el objetivo de que nos alejemos de nuestra realidad sin
abandonarla del todo, metiéndonos en una historia de fantasía que estoy segura
de que os proporcionará emociones muy reales. Como todo lo que escriba Nira
Strauss, este libro pasa a ser una de mis recomendaciones porque lo que me he
encontrado en sus páginas es exactamente lo que esperaba encontrarme: mucha
aventura, personajes majísimos, romance muy cuqui y mucha mucha magia y fantasía
por todas partes, que para más deleite, se recrea en la mitología de una de mis
culturas favoritas. Así que si ha sido todo un acierto para mí, estoy segura de
que lo será para cualquier lector con mis mismas preferencias.
*Por último, muchísimas
gracias a Ediciones Freya por el envío del ejemplar con el que haber podido disfrutar tanto con esta historia.
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