Una secretaria aficionada a la
novela romántica.
Un sicario que sufre mal de
amores.
Una misteriosa desaparición.
1970, Ciudad de México.
Maite trabaja como secretaria, pero solo
vive para una cosa: la siguiente entrega de «Romance secreto». Las
protestas estudiantiles y la inestabilidad política asedian la ciudad,
pero ella se evade de todo gracias a esas maravillosas historias de
pasión y riesgo.
Su vecina, una atractiva estudiante de arte
llamada Leonora, parece llevar una existencia repleta de intriga y
romance, algo que Maite envidia. Y cuando esta desaparece en
extrañas circunstancias, Maite no puede evitar empezar a buscarla,
sumergiéndose en la vida secreta de su vecina; una vida de estudiantes
radicales y disidentes.
Pero hay alguien más que está buscando a
Leonora. Lo hace por encargo de su jefe, un misterioso hombre que
envía a grupos de matones a aplastar a los activistas políticos. Elvis es
un delincuente excéntrico: es reacio a la violencia y le encanta el
rock and roll. Mientras Elvis busca el paradero de la mujer desaparecida,
empieza a observar a Maite; y se interesa cada vez más en esa mujer
que comparte su amor por la música y la soledad de su corazón.
Mientras buscan a Leonora, Maite y Elvis tendrán que
hacer frente a matones, agentes del gobierno y espías rusos que intentan
proteger ciertos secretos a punta de pistola.
Esta es mi primera
incursión en una de las novelas de Silvia Moreno-García, a quien tenía fichada
previamente por su anterior historia publicada en España “Gótico”, que sigue en
mi lista de futuras lecturas. Por el momento, me llevo una muy buena primera
impresión en cuanto a su estilo y manera de crear historias fascinantes, porque
pese a todo lo que vais a leer en esta opinión, no he podido soltar el libro y
me ha tenido en vilo hasta mismo final. No sé qué tiene ni sé explicarlo pero
hay algo que engancha, que invita a seguir leyendo y que hace que la historia
fluya a pesar de todos los peros que le pueda poner al libro. Así que en
general he disfrutado de la lectura y renuevo mis ganas de querer leer otra
novela de esta autora, pero vamos a primero a la que nos ocupa ahora.
La novela está estructurada
en capítulos alternos desde los puntos de vista de Elvis y de Maite que, aunque estén narrados de forma omnisciente en tercera persona, siempre mantienen sus
pensamientos y sentimientos en primera línea mientras todo el libro está
plagado de diálogos e interacciones muy dinámicas. Así conocemos al introvertido
Elvis, un guerrillero de élite que forma parte de los Halcones, un grupo de
sicarios que reagrupa a jóvenes, muy jóvenes, para hacer el trabajo sucio del
Gobierno mexicano, como apalear estudiantes revolucionarios que marchan en manifestaciones
contra el poder instaurado o directamente asesinar a todo sospechoso de ser
comunista. No en vano la novela nos sitúa en Ciudad de México en la década de
los 70, con todo ese ambiente de política revuelta por todas partes, y
aprovechando ese contexto, la autora aprovecha para introducir un montón de historia reciente del país nombrando gobernantes, políticos de la época, así
como hechos que cambiaron radicalmente su rumbo histórico como atentados sangrientos
que quedaron en la impunidad. Para mí ha sido casi vergonzoso descubrir lo poco
que sé de un país como México, mucho menos a nivel histórico, así que todo eso
que he ganado en conocimiento leyendo esta novela, porque he absorbido cada nuevo
dato con gran interés.
Por otra parte, tenemos a
Maite, la damisela en apuros que se ve envuelta en todo este lío de guerrillas,
asesinatos, agentes secretos americanos, rusos infiltrados… Y digo con toda la
intención “damisela” porque la chica es fan fan fan de las telenovelas
románticas en tiras de cómic con las que fantasea en su vida real, hasta el
punto de falsear su propia vida amorosa con los personajes de esas historias
que tanto le gustan. No es para menos, porque más anodina no puede ser la
rutina de vida que lleva. Para empezar, la pobre es una secretaria gris a la
que no le gusta su trabajo, pero tampoco lo deja porque “qué pereza cambiar de
trabajo si además tampoco me va a gustar y voy a cobrar lo mismo o menos”. Así,
con motivación, se levanta cada mañana. Por lo tanto, su vida se vuelve súper
interesante cuando su misteriosa vecina Leonora le deja la emocionante misión
de cuidar a su gato durante un fin de semana. La cosa se complica cuando
Leonora no vuelve el lunes y continúa ilocalizable con el paso de los días. Como además Maite
tiene la curiosa costumbre de entrar en las casas de sus vecinos y llevarse lo
que le guste, ella solita se mete en un fregao
tremendo cuando una panda de mafiosos empiezan a buscar a Leonora, que se encuentra
en paradero desconocido con unas fotos un tanto comprometedoras para el Gobierno
y que jamás deben ser publicadas.
Una trama llamativa,
cautivadora y muy entretenida que, sin embargo, no llega a ser del todo
trepidante porque no asaca suficiente partido a la acción de un verdadero thriller aunque lo compensa volcando todo sus esfuerzos en ser todo
lo noir y pulp que se puede ser. Ambos protagonistas me han gustado mucho, no
son para nada el prototipo de ningún otro protagonista que yo haya conocido;
los dos, tanto él como ella, son los perfectos antihéroes de una novela negra,
con moral más que dudosa, ni guapos, ni inteligentes ni mucho menos con vidas perfectas.
No esperaba encontrarme a dos personajes así porque la verdad es que, además, en la
sinopsis se daba a entender que se trataría de una especie de héroes románticos
o algo por el estilo. Precisamente, mi mayor decepción ha sido por haber leído
la sinopsis, cosa que no suelo hacer. Pero en esta ocasión la portada no me
decía mucho y el título casi sugiere una novela erótica, así que teniendo en
cuenta que tampoco había leído a la autora anteriormente, preferí saber de qué
iba la historia antes de lanzarme.
Por ello, tengo que decir que
ha sido una de esas ocasiones en las que considero que la sinopsis lleva a
engaño. Para empezar porque da a entender una historia de amor o un romance al
estilo de una novela negra, entre acción e intrigas y porque nombra claramente
a los dos protagonistas como si “juntos” estuvieran resolviendo la desaparición
que sirve como motor argumental. Nada más lejos de la realidad. Elvis y Maite
no interactúan hasta el mismísimo epílogo, y ni siquiera sé si esto se
consideraría spoiler en
circunstancias normales, pero casi que creo que es mejor que vayáis avisados
por si os pasa como a mí, que estáis esperando que ambos se encuentren en las
primeras cincuenta páginas una vez hechas las presentaciones. Pues no. El único
hilo en común que tienen es Leonora, que sale poco o nada, pese a que en un
principio se podría pensar que es la gran víctima de todo esto y que tendrán
que unir fuerzas para averiguar qué le ha pasado. Pues tampoco. Y si nos
ponemos más estrictos, lo que sugiere la sinopsis con Elvis prendándose en la
lejanía de la fascinante Maite, ocurre en la últimas treinta, aproximadamente, para
que os hagáis una idea. Así que bueno, en este aspecto, me he llevado una
pequeña desilusión porque no ha sido el tipo de historia que me esperaba, o que
me prometían, más bien. Mientras tanto, en ambas tramas paralelas he podido ir
conociendo a unos secundarios de lujo, como El Mago, el jefe mafioso de Elvis o
Emilio Lomelí, novio de Leonora, que solo con el nombre me hacía imaginarme a
esos tíos prototípicos que copan algunas portadas de novela romántica vintage con dos botones desabrochados y
pelo en el pecho.
Otra cosa que no he parado
de preguntarme mientras leía es qué significa el título. Al terminar tampoco he
logrado darle un sentido a lo que quería transmitir la autora por muy poético
que suene y lo vistoso que queda en la portada. Quizás tenga más que ver con el
tipo de autora que es Silvia Moreno-García, que al escribir va dejando como algo
en el ambiente, no siendo la propia historia sino la manera en la que está escrita,
como hipnótica, como seductora, con una voz omnipresente que no juzga a los
personajes, que no los maquilla. Además, creo que lo que más me ha hecho
disfrutar de este libro ha sido el respeto que han tenido hacia el original
dejando la traducción con un estilo latinoamericano del lenguaje, con
expresiones mexicanas como debe ser, dejando que los personajes hablen como se
supone que deben hablar unos mexicanos de los suburbios de Ciudad de México. Obviamente,
este respeto al español latino me ha metido totalmente dentro del contexto, he
sentido el ambiente decadente y peligroso en el que se mueve Elvis, he
empatizado con la insulsa y aburrida vida de Maite y me he visto envuelta en
todas las intrigas políticas y los complots de los revolucionarios, y eso solo
ha sido posible por el estilo tan cuidado y tan sugerente que tiene esta
autora.
7/10
En resumen, ha sido una lectura de lo más curiosa en la que no me he encontrado nada de lo que me esperaba y aun así ha logrado mantenerme pegada al libro porque todo lo que me iba encontrando no era lo que yo me esperaba, no sé si me explico. En ese sentido, La noche era terciopelo ha sido una sorpresa rotunda. He descubierto a una nueva autora y me quedo con eso para poder recomendar esta novela sin lugar a dudas, como os decía al principio, pese a todos los altibajos que yo haya podido tener al leerla. Me ha entretenido un montón y me parece una buena recomendación, aunque soy consciente de que puede no ser una lectura para todos los gustos. Si vuestro paladar admite probar cosas nuevas, adelante, os gustará. Y si sois más exquisitos, aquí encontraréis una historia al más puro estilo pulp fiction, versión latina, con tramas paralelas, violencia y sexo, y dos protagonistas que no dejan a nadie indiferente, eso seguro.
*Por último, muchísimas gracias a Umbriel Editores por el envío del ejemplar.
¿Habéis leído alguna otra
novela de la autora?
¿Os gustan las historias noir/pulp?