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jueves, 31 de marzo de 2022

RESEÑA La Noche era Terciopelo


 
Autora: Silvia Moreno-García
Editorial: Umbriel Editores, 2022
Traducción: Ana Cecilia Alduenda
Rústica con solapas /Ebook, 320 págs.
Autoconclusivo
Género: Realista, Años 70, Thriller, Noir

Una secretaria aficionada a la novela romántica.

Un sicario que sufre mal de amores.

Una misteriosa desaparición.

1970, Ciudad de México.

Maite trabaja como secretaria, pero solo vive para una cosa: la siguiente entrega de «Romance secreto». Las protestas estudiantiles y la inestabilidad política asedian la ciudad, pero ella se evade de todo gracias a esas maravillosas historias de pasión y riesgo.

Su vecina, una atractiva estudiante de arte llamada Leonora, parece llevar una existencia repleta de intriga y romance, algo que Maite envidia. Y cuando esta desaparece en extrañas circunstancias, Maite no puede evitar empezar a buscarla, sumergiéndose en la vida secreta de su vecina; una vida de estudiantes radicales y disidentes. 

Pero hay alguien más que está buscando a Leonora. Lo hace por encargo de su jefe, un misterioso hombre que envía a grupos de matones a aplastar a los activistas políticos. Elvis es un delincuente excéntrico: es reacio a la violencia y le encanta el rock and roll. Mientras Elvis busca el paradero de la mujer desaparecida, empieza a observar a Maite; y se interesa cada vez más en esa mujer que comparte su amor por la música y la soledad de su corazón.

Mientras buscan a Leonora, Maite y Elvis tendrán que hacer frente a matones, agentes del gobierno y espías rusos que intentan proteger ciertos secretos a punta de pistola. 

Esta es mi primera incursión en una de las novelas de Silvia Moreno-García, a quien tenía fichada previamente por su anterior historia publicada en España “Gótico”, que sigue en mi lista de futuras lecturas. Por el momento, me llevo una muy buena primera impresión en cuanto a su estilo y manera de crear historias fascinantes, porque pese a todo lo que vais a leer en esta opinión, no he podido soltar el libro y me ha tenido en vilo hasta mismo final. No sé qué tiene ni sé explicarlo pero hay algo que engancha, que invita a seguir leyendo y que hace que la historia fluya a pesar de todos los peros que le pueda poner al libro. Así que en general he disfrutado de la lectura y renuevo mis ganas de querer leer otra novela de esta autora, pero vamos a primero a la que nos ocupa ahora.

La novela está estructurada en capítulos alternos desde los puntos de vista de Elvis y de Maite que, aunque estén narrados de forma omnisciente en tercera persona, siempre mantienen sus pensamientos y sentimientos en primera línea mientras todo el libro está plagado de diálogos e interacciones muy dinámicas. Así conocemos al introvertido Elvis, un guerrillero de élite que forma parte de los Halcones, un grupo de sicarios que reagrupa a jóvenes, muy jóvenes, para hacer el trabajo sucio del Gobierno mexicano, como apalear estudiantes revolucionarios que marchan en manifestaciones contra el poder instaurado o directamente asesinar a todo sospechoso de ser comunista. No en vano la novela nos sitúa en Ciudad de México en la década de los 70, con todo ese ambiente de política revuelta por todas partes, y aprovechando ese contexto, la autora aprovecha para introducir un montón de historia reciente del país nombrando gobernantes, políticos de la época, así como hechos que cambiaron radicalmente su rumbo histórico como atentados sangrientos que quedaron en la impunidad. Para mí ha sido casi vergonzoso descubrir lo poco que sé de un país como México, mucho menos a nivel histórico, así que todo eso que he ganado en conocimiento leyendo esta novela, porque he absorbido cada nuevo dato con gran interés.

Por otra parte, tenemos a Maite, la damisela en apuros que se ve envuelta en todo este lío de guerrillas, asesinatos, agentes secretos americanos, rusos infiltrados… Y digo con toda la intención “damisela” porque la chica es fan fan fan de las telenovelas románticas en tiras de cómic con las que fantasea en su vida real, hasta el punto de falsear su propia vida amorosa con los personajes de esas historias que tanto le gustan. No es para menos, porque más anodina no puede ser la rutina de vida que lleva. Para empezar, la pobre es una secretaria gris a la que no le gusta su trabajo, pero tampoco lo deja porque “qué pereza cambiar de trabajo si además tampoco me va a gustar y voy a cobrar lo mismo o menos”. Así, con motivación, se levanta cada mañana. Por lo tanto, su vida se vuelve súper interesante cuando su misteriosa vecina Leonora le deja la emocionante misión de cuidar a su gato durante un fin de semana. La cosa se complica cuando Leonora no vuelve el lunes y continúa ilocalizable con el paso de los días. Como además Maite tiene la curiosa costumbre de entrar en las casas de sus vecinos y llevarse lo que le guste, ella solita se mete en un fregao tremendo cuando una panda de mafiosos empiezan a buscar a Leonora, que se encuentra en paradero desconocido con unas fotos un tanto comprometedoras para el Gobierno y que jamás deben ser publicadas.

Una trama llamativa, cautivadora y muy entretenida que, sin embargo, no llega a ser del todo trepidante porque no asaca suficiente partido a la acción de un verdadero thriller aunque lo compensa volcando todo sus esfuerzos en ser todo lo noir y pulp que se puede ser. Ambos protagonistas me han gustado mucho, no son para nada el prototipo de ningún otro protagonista que yo haya conocido; los dos, tanto él como ella, son los perfectos antihéroes de una novela negra, con moral más que dudosa, ni guapos, ni inteligentes ni mucho menos con vidas perfectas. No esperaba encontrarme a dos personajes así porque la verdad es que, además, en la sinopsis se daba a entender que se trataría de una especie de héroes románticos o algo por el estilo. Precisamente, mi mayor decepción ha sido por haber leído la sinopsis, cosa que no suelo hacer. Pero en esta ocasión la portada no me decía mucho y el título casi sugiere una novela erótica, así que teniendo en cuenta que tampoco había leído a la autora anteriormente, preferí saber de qué iba la historia antes de lanzarme.

Por ello, tengo que decir que ha sido una de esas ocasiones en las que considero que la sinopsis lleva a engaño. Para empezar porque da a entender una historia de amor o un romance al estilo de una novela negra, entre acción e intrigas y porque nombra claramente a los dos protagonistas como si “juntos” estuvieran resolviendo la desaparición que sirve como motor argumental. Nada más lejos de la realidad. Elvis y Maite no interactúan hasta el mismísimo epílogo, y ni siquiera sé si esto se consideraría spoiler en circunstancias normales, pero casi que creo que es mejor que vayáis avisados por si os pasa como a mí, que estáis esperando que ambos se encuentren en las primeras cincuenta páginas una vez hechas las presentaciones. Pues no. El único hilo en común que tienen es Leonora, que sale poco o nada, pese a que en un principio se podría pensar que es la gran víctima de todo esto y que tendrán que unir fuerzas para averiguar qué le ha pasado. Pues tampoco. Y si nos ponemos más estrictos, lo que sugiere la sinopsis con Elvis prendándose en la lejanía de la fascinante Maite, ocurre en la últimas treinta, aproximadamente, para que os hagáis una idea. Así que bueno, en este aspecto, me he llevado una pequeña desilusión porque no ha sido el tipo de historia que me esperaba, o que me prometían, más bien. Mientras tanto, en ambas tramas paralelas he podido ir conociendo a unos secundarios de lujo, como El Mago, el jefe mafioso de Elvis o Emilio Lomelí, novio de Leonora, que solo con el nombre me hacía imaginarme a esos tíos prototípicos que copan algunas portadas de novela romántica vintage con dos botones desabrochados y pelo en el pecho.

Otra cosa que no he parado de preguntarme mientras leía es qué significa el título. Al terminar tampoco he logrado darle un sentido a lo que quería transmitir la autora por muy poético que suene y lo vistoso que queda en la portada. Quizás tenga más que ver con el tipo de autora que es Silvia Moreno-García, que al escribir va dejando como algo en el ambiente, no siendo la propia historia sino la manera en la que está escrita, como hipnótica, como seductora, con una voz omnipresente que no juzga a los personajes, que no los maquilla. Además, creo que lo que más me ha hecho disfrutar de este libro ha sido el respeto que han tenido hacia el original dejando la traducción con un estilo latinoamericano del lenguaje, con expresiones mexicanas como debe ser, dejando que los personajes hablen como se supone que deben hablar unos mexicanos de los suburbios de Ciudad de México. Obviamente, este respeto al español latino me ha metido totalmente dentro del contexto, he sentido el ambiente decadente y peligroso en el que se mueve Elvis, he empatizado con la insulsa y aburrida vida de Maite y me he visto envuelta en todas las intrigas políticas y los complots de los revolucionarios, y eso solo ha sido posible por el estilo tan cuidado y tan sugerente que tiene esta autora.

7/10

En resumen, ha sido una lectura de lo más curiosa en la que no me he encontrado nada de lo que me esperaba y aun así ha logrado mantenerme pegada al libro porque todo lo que me iba encontrando no era lo que yo me esperaba, no sé si me explico. En ese sentido, La noche era terciopelo ha sido una sorpresa rotunda. He descubierto a una nueva autora y me quedo con eso para poder recomendar esta novela sin lugar a dudas, como os decía al principio, pese a todos los altibajos que yo haya podido tener al leerla. Me ha entretenido un montón y me parece una buena recomendación, aunque soy consciente de que puede no ser una lectura para todos los gustos. Si vuestro paladar admite probar cosas nuevas, adelante, os gustará. Y si sois más exquisitos, aquí encontraréis una historia al más puro estilo pulp fiction, versión latina, con tramas paralelas, violencia y sexo, y dos protagonistas que no dejan a nadie indiferente, eso seguro.

*Por último, muchísimas gracias a Umbriel Editores por el envío del ejemplar.





¿Habéis leído alguna otra novela de la autora?

¿Os gustan las historias noir/pulp?

miércoles, 30 de marzo de 2022

RESEÑA Algún Día Volveré a Buscarte



Autor: Javier Arias
Editorial: Umbriel Editores, 2022
Rústica con solapas /Ebook, 288 págs.
Autoconclusivo
Género: Realista, Contemporánea, Thriller

En 1982, con apenas tres años, Samir fue abandonado por su madre en la playa de El Saler. Ella le vendó los ojos y le dijo: «no te muevas, vengo enseguida». Pero nunca lo hizo. Nadie supo por qué no regresó y aquel niño acabó en un centro de menores sin más identidad que su nombre y un puñado de recuerdos. Samir creció entre huérfanos y desheredados del mundo, pero con el decidido empeño de tener una oportunidad en la vida. Treinta años después de que su madre lo olvidara en aquella playa, Samir ya no es un niño indefenso, sino capitán de la Policía Judicial de Valencia.

Sin embargo, su pasado regresará a buscarlo misteriosamente. El hallazgo del cadáver de una mujer joven, asesinada horas antes en el mismo punto donde había sido abandonado de niño, no parecerá ser una casualidad. El hecho de que llevara su nombre y su número de teléfono, tampoco. El capitán Santos iniciará una investigación que se convertirá en un puzle donde las piezas de su pasado y el de su madre acabarán siendo fundamentales para poder descubrir la verdad sobre aquel cadáver. Al fin y al cabo, en el fondo de su ser, Samir siempre había esperado aquello: que algún día su madre volviese a buscarlo.

Muy pocas veces leo propuestas editoriales que previamente no haya solicitado yo o mostrado interés sobre una obra antes de su publicación y a no ser que sea de los géneros que suelo leer, no me suelo sentir cómoda aceptando. Sin embargo, Umbriel es uno de los sellos en los que actualmente tengo más confianza en todo lo que van publicando, por la calidad de las historias que eligen para su catálogo y también por el cuidado que ponen en cada edición, incluyendo también sus sellos romántico (Titania) y juvenil (Puck). Así que, dejándome llevar un poco, decidí lanzarme a leer esta novela de la que ni siquiera me sonaba el nombre de su autor. Por la sinopsis aparenta ser una especie de thriller patrio, e investigando un poco me di cuenta de que la pluma que hay detrás también tenía una trayectoria bastante consolidada, por lo que en caso de que me encantara, podría elegir alguna otra de sus historias ya publicadas sin tener que esperar.

A simple vista se asemeja mucho a una novela policíaca, principalmente porque el protagonista es un policía y el motor de la trama es una investigación policial. Sin embargo, tiene más en común con una novela de narrativa pura que con el género negro, a mi parecer. La trama parte de la aparición del cadáver de una chica en una playa, casualmente la misma en la que encontraron al inspector Santos cuando su madre lo abandonó siendo niño. Ahora tiene que resolver este caso, que claramente es un mensaje para que empiece también a investigar qué fue de su madre después de más de treinta años sin saber por qué lo abandonó ni dónde está. Aquí se mezclan dos misterios principales, el asesinato de Susana, la chica de la playa y la desaparición de Anisa, su madre. De alguna manera, Samir intuye que ambos hechos están relacionados y que no es casualidad que esa sea la playa de El Saler en la que su madre le dijo por última vez “No te muevas, vengo enseguida. Es un juego.” Su madre no volvió ni lo buscó en tres décadas y Samir dio por hecho que su madre lo había abandonado porque eso es lo que le dijeron al encontrarlo, dada la condición de inmigrante siria de Anisa y su situación precaria. Pero ¿y si no fue así?

En alguna entrevista he oído al autor asegurar que su intención no es simplemente contar una historia, sino que además pretende mover algo dentro del lector, llegar más allá del puro entretenimiento de leer y hacer que sienta emociones mientras va avanzando por las páginas. En mi opinión esto lo consigue de largo y sin una prosa demasiado elaborada ni tan manida como para que ese afán por transmitir sensaciones parezca artificial. Por el contrario y al menos en esta ocasión considero que, precisamente por ello, la novela queda en mitad de dos aguas, sin definirse por completo y el hecho de que yo me esperara un thriller trepidante protagonizado por un policía de lo más llamativo (Guardia Civil de origen y nombre sirios) ha hecho que no lograra entrar del todo en la historia dramatizada que hay en el contexto del caso que se está resolviendo. Es más, creo que al final la investigación de la actualidad queda relegada a un segundo plano y completamente engullida por ese contexto, cuando debería ser al contrario. Aunque ese "debería" hay que entrecomillarlo mucho pues me consta que para otros lectores este es de hecho el punto fuerte de esta novela, así que aquí no hay opiniones absolutas, obviamente.

La novela está narrada en tres tiempos, 1982, 1993 y 2018, de forma que en parte de los capítulos también vemos la vida de la madre de Samir desde que sale de Siria hasta que llega a España y cómo fueron esos duros momentos de madre soltera, huida y extranjera. Además de la investigación en la actualidad, no es que conozcamos mucho más del Samir adulto, ya que los capítulos en 2018 se limitan simplemente a ir de interrogatorio en interrogatorio, pasando de un testigo a otro, y de unir las piezas del puzzle que fue la desaparición de su madre y quiénes quedan vivos hoy en día que la conocieran. Por otro lado, sí que vemos su adolescencia en 1993, su primer amor, su mejor amigo, su vida en el orfanato… Datos que parecen muy interesantes en un principio por si tiene alguna relevancia para el caso pero lo cierto es que no, hay demasiada paja en esta novela para lo cortita que es. Y de nuevo insisto en que esto se debe a que no termina de ser una novela negra del todo porque pierde más tiempo y esfuerzo en presentarnos hechos y vivencias del personaje, a modo de novela de narrativa, que a presentarnos verdaderos sospechosos y una investigación hilada entre presente y pasado que la convierta en una novela policíaca redonda o como estamos acostumbrados a ver.

Por lo demás, sé apreciar una buena novela cuando la tengo delante, y más cuando el principal problema de no haber tenido un crush inmediato hayan sido mis malditas expectativas. Así que puedo deciros con total seguridad que Javier Arias escribe para transmitir emoción y un mensaje: los orígenes nos marcan pero no son determinantes. Por ello se toma tanto tiempo en definir a Samir Santos a lo largo de los tres tiempos, siendo el caso policial lo que menos le importa al autor. Sí, resolvemos el misterio al final, pero nos damos cuenta de que no era lo que realmente nos quería contar el autor y en mi caso, darme cuenta tan tarde hizo que no disfrutara del todo de la trama a tres épocas. En cambio, me llevo un bonito recuerdo de la prosa de Javier Arias y las suficientes ganas que me ha dejado en el cuerpo como para querer repetir con alguna otra de sus historias ahora que ya voy avisada sobre su estilo y sus “intenciones” a la hora de escribir.

6/10

Resumiendo un poco todo lo anterior, no estoy segura de que esta haya sido una novela para mí, teniendo en cuenta lo que yo suelo leer. Sin embargo, de vez en cuando sí que apetece salir de la zona de confort y descubrir nuevas plumas, como ha sido el caso. Por eso, aunque no se ajuste del todo a mis gustos, sí que sé apreciar una buena novela cuando la tengo en las manos y cuando sé que pueda gustar a montones de lectores que están más habituados al género. Así que en definitiva ha sido una buena recomendación para mí y por lo tanto también puedo asegurar que, si os gustan las novelas que mezclan presente con historias del pasado, diferentes generaciones y diferentes épocas, podréis disfrutar mucho de este thriller distinto a lo que suele ser una novela policíaca al uso.

*Por último, muchísimas gracias a Umbriel Editores por el envío del ejemplar.





¿Habéis leído alguna otra historia del autor?

¿Os gustan las historias que mezclan épocas?

sábado, 19 de marzo de 2022

RESEÑA Tras la Última Partitura


Autora: Lidia Fernández

Editorial: Ediciones Freya, 2022
Corrección: Lucía Gutiérrez Sobrado/Nia Area
Rústica con solapas /Ebook, 265 págs.
Cuando Acaba el Silencio #2 (Spin-Off/Historia Independiente)
Género: Realista, Romántica, Contemporánea, Drama

Los últimos meses en la vida de Héctor han sido una pesadilla de la que no consigue despertar. Sus días, grises y plomizos, se le antojan como una niebla densa que lo ahoga, y ni siquiera la ciudad de Barcelona puede protegerlo de unos fantasmas que son más rápidos que él.

Es imposible avanzar mientras lleve la culpa a rastras, pegada como si fuera una segunda piel, un poco más pesada a cada paso que intenta dar. Es imposible avanzar mientras crea que merece todo lo que ocurrió.

Sin embargo, quizá la promesa del nuevo curso en el conservatorio lo aliente a seguir intentándolo.

Puede que volver a dar clases lo ayude a reencontrarse.

Puede que vivir solo de nuevo no sea tan difícil, después de todo.

Puede que tenga que dejar de huir si quiere descubrir la verdad tras la última partitura.

Siempre que valoro una secuela, precuela, continuación, spin-off o lo que sea, cualquier novela derivada de otra, intento siempre separar ambas obras para intentar ser objetiva. Sin embargo, es muy difícil cuando se tiende a idealizar algunas historias. Esto es lo que me pasó con Cuando acabe el silencio, que terminé tan empachada de emociones y de admirar la prosa de Lidia Fernández, que tenía cierto miedo a que esta no fuera suficiente para mí o, más bien, que no me provocara las mismas sensaciones que me dejó la novela origen, porque además este spin off trata sobre uno de los personajes que más me gustaron de aquella historia. Para que podáis leer tranquilos mi opinión, por aquí no encontraréis ningún spoiler del anterior libro pero sí que podréis leer la reseña por aquí si sentís curiosidad.

En este caso seguimos los pasos de Héctor tras un revés que le da la vida, de forma que se ve incapaz de seguir con la suya con normalidad con el lastre emocional que se ha autoimpuesto debido a la culpabilidad del superviviente que siente cada día. Como ya lo conocía de antes, en este libro no he necesitado una introducción al personaje; de hecho, las primeras páginas son más bien una introducción a la problemática que va a arrastrar durante toda la novela y que moverá el conflicto argumental. En este sentido, quizás me ha faltado una historia más dura, porque el duelo es algo tan natural a la vida que personalmente no lo considero un tema tan impactante como me sucedió con Cuando acabe el silencio, con un tema mucho más delicado. Sin embargo, el duelo mal llevado sí que da paso a historias como esta, en las que sientes que el personaje se merece seguir adelante pero no es capaz. En ese punto de inflexión se encuentra Héctor y es muy fácil ponerse en su lugar cuando la pérdida de un ser querido es algo natural como la vida misma.

A su lado sigue Marina, su mejor amiga, que lo anima a vivir, a disfrutar de cada día, a que no se autoinflija un castigo por tiempo indefinido. Su relación es súper tierna, familiar, muy de suspiros cuando se dan mimos mutuos… Así que me ha encantado cada escena de ellos dos juntos, pero esto es algo que ya me esperaba, así que sopresa cero. Sin embargo, aquí la relación que acapara prácticamente todo el libro es la de Héctor con Leo, un librero (ja, ja) muy cuqui que poco a poco va metiéndose en su día a día y va transformando el dolor en ilusión. Ha sido un personaje entrañable, monísimo y que se ha ganado mi corazoncito por su forma de ser y porque compagina muy bien con la personalidad de Héctor, así que me alegra ver la bonita pareja que hacen los dos. Sí que me esperaba un romance de este tipo porque empiezo a entender que la autora nos da una buena dosis de drama en sus historias pero lo suple en igual medida con un cuquismo enorme en las parejas que va formando. Muchas de las conversaciones que mantienen los dos chicos son ligeras y distendidas, aunque también hay cabida para temas más trascendentes a medida que van profundizando en su relación.

Por lo demás, el estilo de Lidia Fernández es el mismo y de la misma calidad que ya me había mostrado en su anterior novela, por lo que no puedo decir que me haya llevado una sorpresa en ese aspecto. Su prosa es sencilla y muy directa, con lenguaje cercano y mucho diálogo, aunque también toda esa aparente sencillez esconde un fondo muy complejo, que comienza precisamente con una construcción muy elaborada de los propios personajes, aunque en este caso Héctor, y quizás Marina también, parten con la ventaja de que ya los conocíamos y ese peso de su construcción ya está depositado en la anterior novela. Quizás sea lo que más me ha gustado de esta novela, más incluso que la propia trama, porque si lo pienso con objetividad no deja de ser una historia de superación de la adversidad como podemos ver en muchas otras, pero lo que la hace especial para mí, sin duda, son los personajes tan inolvidables que nos deja al terminar.

7/10

Dicho de otro modo, me he encontrado con una historia emotiva, muy en la línea de la anterior pero con entidad propia, de manera que se puede leer de forma independiente, aunque soy de las que piensa que las historias están escritas de tal manera para seguir ese orden. Me ha encantado reencontrarme con los personajes a los que tanto cariño cogí al descubrir a Lidia Fernández como autora, que de nuevo me demuestra que puede volver a emocionarme con muy poco y a la vez con tanto. A partir de ahora, y pasado el flechazo inicial con ella, para mí esta autora es una apuesta segura de aquí en adelante y esperaré con ilusión cualquier otra historia que vaya publicando, de estos o de nuevos personajes. Así que si sentís curiosidad por las relaciones tan bonitas que nos está regalando y por los mensajes tan sanos que transmite en sus páginas, no dudéis y lanzaos a conocerla.

*Por último, muchísimas gracias a Ediciones Freya por el envío del ejemplar. Las ilustraciones de Héctor y Leo son obra de @laranna_art.



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martes, 8 de marzo de 2022

RESEÑA 42 Semanas


Autora: Ana González Duque

Editorial: Esencia (Grupo Planeta), 2022
Corrección: no se indica
Tapa blanda /Ebook, 272 págs.
Autoconclusivo
Género: Realista, Romántica, Contemporánea, Comedia, Chick-Lit

Una divertida comedia romántica de enredos y malentendidos en la que una «canita al aire» pone patas arriba la vida de los protagonistas.

¿Qué ocurre cuando dos desconocidos pasan de ser el rollito de una noche a convertirse en algo más que vecinos?

Pues eso es lo que les sucederá a Nico y a Marta.

Nicolás de la Fuente es un periodista deportivo que, bajo el seudónimo de la escurridiza Verónica Freiy, se ha convertido en un escritor de éxito de novela romántica. Él siempre ha querido mantener el anonimato, pero su editorial recibe una oferta que no puede rechazar a cambio de desvelar su identidad, por lo que a Nico no le queda más remedio que encontrar a una mujer que se haga pasar por él.

Por su parte, Marta Fernández es una pediatra con mal de amores que acaba de averiguar que su novio está casado.

Los caprichos del destino hacen que Nico y Marta se conozcan y pasen una noche juntos, y lo que para ambos empieza siendo un rollito se complica cuando se enteran de que son vecinos de escalera.

Ana González Duque se está convirtiendo poco a poco y a la vez a pasos agigantados en todo un referente para mí en cuanto a voces sabias de la literatura nacional se refiere. No solo la admiro como autora sino que además me fascina ver sus vídeos sobre marketing y copywriting llenos de tips y consejos sobre autopublicación y escritura en general. En este caso, después de haber leído dos de sus novelas juveniles autopublicadas que podréis ver reseñadas al final de esta opinión, ha llegado a mis manos una de sus comedias románticas de target más adulto, otro de sus géneros predilectos, aunque ya sabéis que la mayoría de los libros no tienen una edad tan definida como puede ser su público objetivo con fines comerciales. Esta historia podría ser perfectamente new adult porque los protagonistas son veinteañeros en realidad. Etiquetas aparte, ha sido una lectura genial que podría haber disfrutado en cualquier momento de mi vida lectora pero que se me ha cruzado ahora, cuando llevaba varias novelas un tanto más serias.

La novela está narrada desde los dos puntos de vista de los protagonistas, algo que para mí siempre serán puntos a favor de cualquier libro que me cuente una historia de amor, sea cual sea y del género que sea, porque me hace disfrutar desde todos los ángulos posibles, por así decirlo. Además está escrita en primera persona, un recurso narrativo que siempre me ha parecido que ayuda bastante a conocer más a fondo a los personajes, ya que podemos ver de primera mano sus propios pensamientos sin que el narrador omnisciente nos quite esa sensación introspectiva. De hecho, la trama parte ya en plena acción argumental sin apenas presentaciones previas, metiéndonos desde la primera escena en medio de la relación que nos va a ir presentando. Por una parte, Nico sale una noche de colegas (que por supuesto no saben que su alter ego es una escritora de romántica que le paga las facturas con cada novela superventas que saca al mercado) y acaba conociendo a la que se convierte en su obsesión, porque no tiene manera de localizarla, sintiéndose él mismo como uno de sus personajes de sus novelas empeñado en encontrarla, aunque solo sea para convencerse de que tampoco es para tanto, ya que Nico realmente no quiere una pareja estable ni encariñarse con nadie, y menos con nadie que pueda llegar a descubrir su secreto. 

Por el contrario, tras esa noche de pasión entre dos desconocidos, Marta solo quiere olvidar a David, su ex, casado y con hijas. Está harta de que la engañen, de ser la otra, de no tener nada estable en su vida. Por lo menos, ahora se va a mudar a su nuevo piso, todito para ella sola, como la hipoteca que le espera. Por eso no puede creer su mala suerte cuando en el buzón de su vecino ve el nombre de su ligue de una noche junto al de Verónica Freiy, una de las autoras románticas más aclamadas del momento, de la que solo se conoce prácticamente a su marido porque es completamente anónima y misteriosa. ¿Adivinad? Sí, Nico. Y aquí ya vamos viendo todo lo que Marta tiene que decidir en unas pocas semanas porque la cercanía con Nico sí que consigue que se olvide de su ex pero ve cómo se dirige hacia otra relación avocada al fracaso desde el principio, como si la historia se repitiera y esta vez tiene que pensar más allá de sí misma. Ambos personajes dan mucho juego para las reflexiones internas y también para que vayamos conociendo cómo son entre ellos y con su entorno o sus familiares más directos, los principales secundarios de la novela: el padre de Nico o la madre de Marta.

Por lo tanto, la premisa parte de un rollo de una noche que trae implicaciones de por vida para los dos protagonistas de 42 Semanas que, si sois algo intuitivos con el título, ya imaginaréis en qué pueden consistir esas consecuencias. Todo el tema de los líos y los malentendidos está desarrollado de tal manera que no tenemos la sensación de que la autora pueda estar haciendo que perdamos el tiempo con esos enredos por falta de comunicación entre personajes que tanto me ponen de los nervios en los romances, porque en otras historias del estilo o con trama similar es como si no hubiera giros argumentales y terminamos hartos de una pareja antes de lo esperado porque nos resulta repetitiva simplemente por el hecho de no hablar entre ellos. No es para nada el caso porque aquí nos encontramos con una serie de causalidades y serendipias que hace que cada protagonista vaya formándose ideas erróneas acerca del otro de tal manera que los lectores asistimos a una especie de Orgullo Prejuicio en plan humorístico. En cuanto a trama y personajes, nada que ver con la historia austeniana, pero sí que es verdad que Ana González Duque tira mucho del rumor y de las falsas apariencias para ir creando una comedia de enredos muy amena y ligera en la que no hay mucha cabida para el drama por el drama pero sí para situaciones adversas, más bien, con las que ir creando un argumento que nos enganche y nos solo nos entretenga.

Debido a ello, también se trata de una novela que invita a la reflexión sobre las pequeñas cosas de la vida que más importan, los cambios vitales, las decisiones personales… Es sumamente fácil ponerse en el lugar de los protagonistas y preguntarnos: ¿qué haríamos nosotros en una situación parecida? Así que gracias a todos los giros de la trama, los temas que va enlazando y la agilidad con la que los toca, la autora me ha sumergido en una historia súper sencilla, con un argumento quizás demasiado trillado pero que de alguna manera se las ha ingeniado para que nada de lo que he leído me haya parecido repetitivo o predecible (sin contar el final, obviamente), ya que no he tenido la más mínima sensación de deja vu en ningún momento y, lo que es mejor, me ha enganchado como hacía tiempo que no me enganchaba una novela romántica tan simple y sencilla.

7/10

Resumiendo un poco lo anterior, es una buena novela para pasar un rato muy agradable y estar enganchados a una historia muy mona, divertida, romántica, una comedia de enredos de manual que atrapa por muchas de las situaciones que vamos viendo cómo se complican poco a poco. Como decía, quizás peque un poco de predecible o que tire de un argumento que hemos visto bastantes veces (recordemos el título…), pero es indudable que pese a ese pequeño hándicap resulta adictiva por el estilo personal que le imprime la autora en cada situación en la que se ven envueltos sus personajes. No sabría explicar por qué, quizás sea su corta extensión, su edición con letra bastante grande o simplemente que Ana González Duque sabe cómo atrapar al lector con un estilo directo, conciso, lleno de humor, de realismo y de situaciones divertidas.

*Por último, muchísimas gracias a Ana González Duque por la propuesta de lectura y al sello Esencia (Planeta) por el envío del ejemplar.




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