Autora: Kerri Maniscalco
Título Original: Stalking Jack the Ripper
Editorial:
Puck, 2019
Traducción:
María Celina Rojas
Rústica
con solapas, 352 págs.
Serie Audrey Rose #1
Género: Misterio,Thriller, Juvenil
Esta deliciosa y espeluznante novela de terror tiene
una trama inspirada en los asesinatos de Jack el Destripador y un final
inesperado que te helará la sangre…
Audrey Rose Wadsworth, de diecisiete años, nació como
la hija de un Lord, con toda una vida de riqueza y privilegios por delante.
Pero entre las fiestas de té y los vestidos de seda lleva una vida secreta
prohibida. En contra de los deseos de su severo padre y las expectativas de la
sociedad, Audrey se escapa frecuentemente al laboratorio de su tío para
estudiar la espantosa práctica de la medicina forense. Cuando su trabajo en una
serie de cadáveres asesinados salvajemente la arrastra a la investigación de un
asesino serial, su búsqueda de respuestas la llevará muy cerca de su propio
mundo protegido.
Las vueltas y los increíbles giros de esta historia,
acompañados por fotografías reales y siniestras de la época, harán que este
deslumbrante debut de la autora Kerri Maniscalco, best seller #1 del New York
Times, sea imposible de olvidar.
Viendo la expectación que tenía esta novela, juraría que no era la única que tenía fichada a Kerri Maniscalco y su serie
de historias ambientadas en el siglo XIX resolviendo misterios de la época,
aunque seguro que también coincido con más lector@s en que lo que llama la
atención por encima de todo son las preciosas portadas con las que cuentan los
libros. Antes de empezar a leer no había leído el argumento pero sí que lo hice
nada más terminar la novela y siento que la contraportada exagera un poco el
tema de la relación entre la protagonista y uno de los asesinos en serie más
fascinantes de la historia negra de Inglaterra. En general es una novela de
misterio victoriano con algún toque de romance juvenil, para cuestión de gustos
mejor o peor ejecutado, pero lo que mantiene nuestro interés para continuar
leyendo sin pausa es la resolución del misterio de quién es Jack el
Destripador, al menos en la ficción.
Para conducir esta investigación, la autora ha elegido como protagonista a
Audrey Rose, una chica encantadora y muy actual, adelantada a su tiempo.
Estudia medicina y ciencias forenses a escondidas de su familia y de la
sociedad en general, que no considera profesión adecuada para una señorita de
la alta sociedad londinense la investigación sobre las causas de la muerte de
las personas. Tras la muerte de su madre, su padre parece haberse vuelto un
loco de la seguridad y la salud, de modo que trata a su hija como si fuera de
cristal y solo apta para bordar pañuelos, por lo que envidia a su hermano
Nathaniel, que mantiene cierta libertad solo por ser el hijo varón. La relación
con su padre está bastante deteriorada a la vez que la complicidad con su tío
Jonathan se debe al interés que sienten ambos por la ciencia. Su tío, profesor
en la facultad y médico forense, permite a su sobrina aprender y asistir a sus
clases sin que nadie más se entere y también la deja ser su ayudante en el
laboratorio, así que Audrey Rose tiene que hacer malabares para salir de casa furtivamente y deslizarse por las sombras de Londres para continuar con su
formación.
Su compañero de aventuras es Thomas Cresswell, un alumno de medicina que
hace las prácticas en su tiempo libre con el tío de Audrey Rose, de modo que
cuando descubre que se cuela disfrazada de chico en sus clases, en vez de
delatarla, le sigue el juego y decide ayudarla a averiguar quién está detrás de
los macabros asesinatos de prostitutas en Whitechapel. Su personalidad es un
tanto peculiar y hasta diría que está basada en una especie de Sherlock Holmes
adolescente, con una capacidad de deducción y observación increíbles pero con
unas habilidades sociales prácticamente nulas. Es muy inteligente e incisivo
pero también resulta exasperante por su arrogancia, es grosero y maleducado la
mayor parte del tiempo y no respeta las normas del decoro, así que Audrey Rose
tiene que armarse de toda su paciencia para aguantar su presencia porque
necesita su ayudar si quiere atrapar al misterioso asesino y hasta diría que
ella es la doctora Watson de esta pareja, la emocional, la que tiene
sentimientos por lo que está ocurriendo con las víctimas, cosa que Thomas
parece ser incapaz de empatizar con nadie. No sé si está pensado para caer bien
o solo para molestar un rato a Audrey Rose con su personalidad inaguantable a
ratos, pero creo que el chico tiene buen fondo y a mí me gustan mucho este tipo
de personajes en las novelas juveniles así que, entre eso y lo que os comento
de los paralelismos con Holmes y Watson, me ha encantado este particular dúo de
investigadores.
A través de Audrey Rose, la narradora en primera persona, Kerri Maniscalco
aprovecha para hacer una crítica mordaz a las costumbres machistas de la época
y el sinsentido de muchas de las normas sociales sobre lo que era apropiado
para una mujer y cuál era su papel en la sociedad decimonónica. Además, teniendo
en cuenta que en la historia real todos los investigadores involucrados eran
hombres y que los únicos nombres de mujeres que pasaron a la historia fueron
los de las víctimas, además prostitutas de los suburbios, el hecho de que
Audrey Rose protagonice esta novela como joven investigadora en contra de la
corriente oficial me parece un buen punto a tener en cuenta. Sin embargo, en
contraste, el resto de personajes femeninos quedan como las perfectas mujeres
victorianas superficiales que solo necesitan un taza de té en la mano y un buen
vestido de encaje para ser felices. Además, por esto mismo, la protagonista
tiene que estar en constante tira y afloja con todos los hombres que la rodean
(su padre, su hermano Nathaniel, su compañero Thomas, el comisario Blackburn al cargo de la investigación oficial…) que la sobreprotegen y
la subestiman continuamente, pero me ha gustado ver cómo la chica se defiende
de esa desigualdad imperante en la época.
Por otra parte, tengo que hacer mención a la magnífica documentación que
hay detrás y delante de nuestros ojos mientras leemos esta novela porque no
solo se hace visible gracias a las fotografías reales que se incluyen en la
edición impresa, mostrándonos autopsias o enfermos de lepra, sino que también
se refleja en muchos de los datos que va soltando la autora por toda la novela.
Los procedimientos forenses en sus primeros inicios o los métodos de
investigación tradicionales están muy bien descritos sin escatimar en detalles,
por muy desagradable que parezca leer cómo Audrey Rose examina los hígados de
los cadáveres en el laboratorio de su tío. Y como buena “fan” de Jack el
Destripador que soy (aunque dicho así, y teniendo en cuenta que fue un asesino
en serie, suena raro) me ha encantado el cuidado que ha tenido la autora de
jugar con la historia real y la ficción. Por ejemplo, ha sido una delicia ver
detalles como la transcripción exacta de las cartas que el asesino envió a la
policía, que en la edición incluso mantiene las palabras subrayadas como en las
cartas originales; o también el juego de fechas de cada víctima y la
descripción de cómo encontraron sus cuerpos, las teorías de cómo pudieron ser
sus vidas antes de convertirse en prostitutas y pasar a la historia del crimen
solo como víctimas (un gesto muy humano por parte de Kerri Maniscalco). Son
toda una serie de detalles que si controláis el caso real, disfrutaréis tanto
como yo, y si no, servirá para tener un primer contacto con este misterio sin
resolver (aunque para quien sienta curiosidad posible spoiler→en esta novela la autora sí que da una resolución
ficticia y que puede ser en parte predecible porque los sospechosos son pocos←fin del posible spoiler).
Kerri Maniscalco tiene una manera muy ágil de narrar una novela que en el
fondo es thriller histórico, con todas las descripciones necesarias para
transportarnos a las noches londinenses de nieblas y farolas de aceite en las
que las sombras acechan de la forma más horrible. Y sin embargo, lo que podía
haber sido una simple novela de misterio, ha conseguido con su toque juvenil
iniciar una serie de novelas que pueden convertirse en favoritas para muchos
lector@s a la vez que nos muestra otra época de la forma más veraz posible. En
definitiva, esta novela tiene todos los elementos que me apasionan: siglo XIX,
un caso sin resolver, un asesino fascinante devenido a mito, una protagonista
que incumple los cánones de su propia época para demostrar la valía de las
mujeres y un coprotagonista que recuerda sospechosamente a otro inteligente
detective decimonónico famoso por sus particulares dotes de deducción. Dicho de
otra forma, no había forma de que esta novela no me encantara a no ser que la
autora manejara tan mal todo esto que me aburriera pero como no he podido soltar
el libro: misión cumplida.
8/10
Así que resumiendo un poco lo anterior, estoy muy emocionada por haber
podido leer esta novela que tanto tiempo llevaba esperando. No veo el momento
de continuar con la siguiente aventura de Audrey Rose y Thomas cuando viajen a
Rumanía para investigar otro de los mitos de la época: Drácula. Pero de
momento, solo puedo recomendaros A la
caza de Jack el Destripador si os gustan las novelas de misterio, sobre
todo teniendo en cuenta que está basada en hechos reales y, para más
motivación, sin resolver.
*Muchísimas gracias a Puck Ediciones por haberme enviado un ejemplar con
tanta amabilidad.
¿Os gusta el misterio de Jack
el Destripador?
¿Soléis leer novelas de corte
victoriano?