Autora: Blanca Álvarez
Editorial: Loqueleo
(Grupo Santillana), 2017
Rústica con
solapas, 216 págs.
Autoconclusivo
Género:
Biográfico, Drama, Histórico
Una historia conmovedora, magníficamente narrada, en
la que nada es lo que parece.
Claudia no esperaba que la estancia con su abuela
Miao-San fuera a cambiar su vida. En un ambiente de paz y serenidad y mientras
diseña ideogramas sobre papeles de arroz, la enigmática anciana le cuenta a su
nieta retazos de la historia familiar, un pasado terrible que pesa pero que
enorgullece a todo el que se sabe ligado a él. De esta manera, Claudia conoce
la dura vida de su bisabuela Ópalo, una irresistible espía durante la Gran
Guerra, una mujer que tomó parte activa en la época que le tocó vivir.

A pesar de que
esta novela tiene ya varios años a sus espaldas y muy buenas opiniones de
lectores y crítica, yo ni siquiera había oído
hablar de ella, tampoco conocía a la autora (que cuenta con varios premios) y ni me sonaba la portada de
anteriores ediciones, así que de nuevo me he dejado llevar por una
recomendación con los ojos cerrados. Es algo que hago habitualmente pero
siempre tengo una especie de ansiedad porque recae sobre mí la responsabilidad
de comentarle a quien sea que me lo haya recomendado: “Ha sido flipante” o
“Pues mira, no”. Reconozco que han tenido que pasar varios días para que
pudiera sentarme a escribir esta opinión porque a pesar de que las sensaciones
al leer hubieran sido muy buenas, al terminar no lo tenía tan claro. Así que
voy a intentar desmenuzar por partes esta novela, que a pesar de ser cortita,
tiene muchas cosas que comentar.

La trama o premisa general es bien
sencilla: Claudia, una chica actual de origen asiático, va a pasar su verano
castigada con el más temible de los castigos: pasar un mes en casa de su abuela
Miao-San (esto me recuerda a otra novela que tengo reseñada por aquí), con la
que su madre Matilde no tiene apenas relación por una historia relacionada con
la bisabuela Ópalo, de la que nadie quiere hablar y cuya mención se considera
casi tabú en su casa. En casa de la abuela Miao-San, un lugar acogedor en el
que cada estancia tiene nombre místico como “El Cuarto de los Tres
Deseos”, conoce a la asistenta Segunda y a un pupilo de Miao-San, Vicente, que
parece haber aceptado sin problemas las extravagancias de la buena señora. Poco
a poco Claudia va cambiando de parecer, también ayudada por Vicente, que pasa
ser el chico que hace que se olvide de Antonio, su ex novio. En fin, un dramón
de adolescente que empieza a ver las cosas de otra manera y a quererse y
respetarse a sí misma y a sus orígenes. Sin embargo, aunque el motor de que la
historia de Ópalo tenga cabida en la novela es que Miao-San quiere que Claudia
entienda lo que Matilde no logró aceptar spoiler→
yo no he visto esta explicación por ninguna parte, ni entre medias y ni al
final cuando parece que Matilde acepta que su hija Claudia se haya reconciliado
con sus dos mundos y su pasado ←fin de
spoiler.

Debo decir que
me ha costado decidirme, pero creo sinceramente que esta novela no es ni de
personajes ni de trama, es de narración por completo, porque si algo tiene
“Ópalo” más que destacable es desde luego su prosa. Es como intentar decidir si
en un poema lo importante es el protagonista o lo que sucede en el poema. Y
esto creo que se debe a que aunque sea prosa, parece poesía narrada. En cuanto
a la forma de escribir de Blanca Álvarez, la narración es simplemente preciosa,
con cierto aire melancólico y de recuerdos, en parte gracias a la forma
epistolar que tiene la historia de Ópalo y en parte también por todo ese
ambiente místico oriental que se crea alrededor de la abuela Miao-San y su
casa. Las expresiones, los refranes, la forma de hablar de Miao-San, todo
invita a poner un lugar feng shui en casa y sentarse a leer en el suelo con un
poco de incienso, porque el estilo que tiene que esta autora de escribir es sencillamente
relajante.
Otro aspecto muy
agradable a la hora de leer es la estructura. Más o menos cada capítulo, de
longitud bastante desigual, se compone de una tramo de historia en el presente
con Claudia, su abuela Miao-San y demás, otro tramo con una pequeña fábula o cuento
tradicional que utiliza la abuela para instruir a Claudia en algún aspecto de
la vida, y por último, la historia del pasado sobre la vida de la bisabuela
Ópalo, que se narra en forma de carta escrita por Miao-San para Claudia, a
través de recuerdos y de historias de boca de otras personas. Esta estructura en
sí me ha gustado bastante a nivel de lectura (mientras leía, quiero decir), porque mezclar las tramas de
presente y pasado, y a su vez intercalar con armonía esas fuentes de sabiduría
que son las historias tradicionales asiáticas me ha parecido una manera muy
bonita de dar paso a multitud de reflexiones filosóficas, lecciones de vida y
enseñanzas sobre los sentimientos.

Sin embargo,
también tengo que reconocer que precisamente esta forma de estar narrada toda
la novela es justo por lo que he tardado más en leer una novelita tan corta, y
es el hecho de que los continuos saltos de una narración a otra me cortaban por
completo el ritmo de lectura, de forma que si estamos en el presente con
Claudia y Vicente conociéndose y de repente la abuela Miao-San comienza una de
sus fábulas, mi pensamiento era: "Yo lo dejo ya para mañana, si eso". Algunas me han gustado
muchísimo y otras no tanto, pero también es verdad que no entendía a cuento de
qué venía la mayoría (o será que yo no he terminado entendiendo las moralejas
pese a que Miao-San termina siempre explicándoselas a Claudia), pero como os
digo, no importa en realidad, porque son historias cortitas que me han ayudado
a desconectar sin tener que pensar mucho. Aunque tengo que dejar claro que las
frases tan profundas que se puedan sacar de esta novela son una verdadera
delicia por cómo la autora juega con las palabras y las convierte en metáforas
de doble sentido.
Como comentaba
más arriba, los personajes no destacan particularmente porque no se trata de
ellos, sino de servir como vía para que la autora nos muestre esas pequeñas
pinceladas de sabiduría. Y por el mismo motivo, la trama únicamente sirve para
dar pie a que entendamos esas reflexiones emocionales, pero no se trata de una
historia enrevesada de giros, acción o drama. Tampoco es que sea especialmente
sentimental ni emotiva, a pesar de que lo pueda parecer o que lo que se relate
sea triste o haya escenas más emocionales. Creo que no es el objetivo de la
autora al contarnos esta historia así que ni siquiera cuenta como algo negativo
porque no ha sido necesario en ningún momento que la novela consiguiera
emocionarme o conmoverme.

Todo gira en
torno a cómo se transmite principalmente la historia de Ópalo y el por qué de
su misterio en la familia de Claudia, para que tanto ella como su madre Matilde
puedan aceptar lo que su antepasada llegó a ser y no se necesita más para que
el libro sea recomendable: el hecho de que se trate de una espía y asesina
implacable y fría durante las guerras del siglo XX ya tiene el suficiente
misterio, además de tener el aliciente de ser una historia ambientada en la
guerra, con historia de amor y desamor incluida y con las traiciones y las
lealtades que eso conlleva.
Así que en
general es una novela que gusta por el simple hecho de estar narrada con ese
estilo tan cuidado, con una escritura tan esmerada que se lee por el mero
placer de disfrutar de las palabras. Pero a cambio, peca de ser demasiado
metafórica o densa en aquello que quiere transmitir y a veces se puede hacer
lenta porque esta historia, como bien dice la abuela de Claudia, no está hecha
para correr, sino para ser leída con paciencia. Por esto mismo, creo que no
todo tipo de lector podría llegar a disfrutar con una novela así, a menos que
vayas avisad@ o que por lo menos ya tengas experiencia con narraciones de este
tipo, más lentas, pulidas y reflexionadas, porque ninguna de las frases que hay
en la novela es casual, y eso se nota muchísimo al terminar y reflexionar sobre el libro.

En conclusión,
es una novela tan distinta a otras en estilo y calidad narrativa que al final
no resulta ser un formato para todos los gustos. Conmigo ha funcionado en
cuanto a la forma pese a que me haya faltado más fondo respecto a la trama y
los personajes, porque profundidad entendida como novela para la reflexión
tiene de sobra. Desde luego es un buen libro para recomendar y me parece que
incluso para regalar a quien disfruta con historias sobre vidas pasadas, que nunca
sabremos si fueron ficción.
*De nuevo, muchísimas
gracias a Loqueleo tanto por la recomendación como por la amabilidad al
enviarme un ejemplar de esta novela tan peculiar.
¿Conocíais esta novela o a su
autora?
¿Os gustan las historias con
toque biográfico?