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sábado, 30 de septiembre de 2017

RESEÑA La Ley de la Calle



Autora: Susan E. Hinton

Título Original: Rumble Fish

Editorial: Loqueleo (Grupo Santillana), 2017 (1ª Ed. Original, 1968)

Traducción: Javier Lacruz

Rústica con solapas, 112 págs

Autoconclusivo

Género: Juvenil, Drama.


Sobrevivir en los suburbios de una gran ciudad exige respetar las duras leyes de la calle.

Rusty James ha conseguido salir adelante pero ha pagado un precio muy alto. Las pequeñas escaramuzas que pronto se convirtieron en asuntos graves, las drogas, las amenazas a la vuelta de cada esquina, el brillo del acero y el olor de la sangre, los reformatorios, también las fiestas salvajes y las chicas. Y en el fondo de todo la muerte de un buen amigo que marcó su vida para siempre.


Esta novela ya es la segunda que tengo el placer de leer de Susan E. Hinton, escrita unos años más tarde que su obra más famosa, “Rebeldes”, que también tenéis reseñada por aquí. Aunque tenía mucho miedo de estar continuamente comparándolas y de que esta saliera perdiendo, ha sido todo lo contrario. Si bien tienen ciertos puntos en común, las tramas no tienen nada que ver pero el estilo sigue siendo tan absorbente para mí que me ha durado apenas dos días con sus noches. Sigo pensando que esta autora tiene un toque muy personal que le permite expresar muchísimos sentimientos en muy pocas palabras y he terminado idealizando también esta novela.

La historia comienza en un punto del futuro no muy lejano cuando el protagonista, Rusty James, se encuentra con un antiguo colega de su época de pandillero, Steve. A partir de una breve conversación, el chico comienza a rememorar los acontecimientos que tuvieron lugar unos años antes en su conflictivo barrio. Alrededor de su historia, la figura casi omnipresente del Chico de la Moto, que aunque en gran parte de la novela esté ausente, aparece como una especie de modelo a seguir porque Rusty James no puede ocultar la admiración que siente hacia él. Y lo entiendo perfectamente porque este personaje es uno de los más misteriosos o místicos que me he encontrado últimamente.

El resto de la trama transcurre con el día a día de Rusty James, que tiene un carácter de tipo duro y a la vez tierno, dependiendo de la situación en la que se encuentre. Carga con el abandono de su madre cuando era muy pequeño, con la responsabilidad de madurar por su cuenta dado que su padre se pasa el día bebiendo o en el bar, y además debe lidiar con las largas ausencias de su hermano mayor, que desaparece durante semanas sin decir a dónde va, ni siquiera si va a volver. En este aspecto es una novela cruda pero sin un tono dramático, más bien con el toque de simple y llana realidad, porque Rusty James relata su historia sin “quejarse” de ella, por así decirlo.

La narración es completamente sencilla, de estilo juvenil y con lenguaje claro y cotidiano, a veces tanto que hasta hay que manejar cierta jerga de la calle para poder entender algunas palabras como bofia, enrollar o basca. Pero es parte del encanto de esta escritora porque absolutamente todo nos hace creernos que quien nos está contando su experiencia personal es el propio Rusty James, un chico conflictivo de sólo 14 años pero que ha crecido demasiado deprisa y utiliza expresiones y valores más propios de un adulto. Este personaje es quien lleva todo el peso de la historia en primer plano y en primera persona.

Por lo demás, todos los personajes que aparecen aparte de Rusty James y quizás, el Chico de la Moto, se muestran más difusos porque son meros secundarios sin mucha importancia, nada más que para interactuar un poco con el protagonista. Lo comento no como algo negativo, si no porque de verdad la historia queda muy completa con los dos personajes perfectamente definidos. Y prueba de ello es que Rusty James evoluciona, crece y madura en unas pocas páginas que tiene la novela y sólo somos conscientes cuando el primer capítulo y el último actúan como marco de esa evolución. Así que resulta ser un narrador perfecto, un personaje con una profundidad muy sutil y con la personalidad tan marcada que basta que se exprese en palabras para saber lo que está sintiendo.

Con “La ley de la calle” no he tenido tan claros los valores que ha querido transmitir la autora, pero se puede vislumbrar la importancia de la familia, aun tratándose de un hogar disfuncional con un ambiente conflictivo. El sentido de la amistad queda un poco diluido porque la dinámica que tienen los chicos sigue precisamente la ley de la calle, es decir, juntarse con los de su barrio, su clase social, su condición y en cambio, despreciar y si es posible, golpear, a todos los que no pertenezcan al grupo. No estoy diciendo que sea una historia violenta pero la agresividad que tienen estos chavales es palpable en cada conversación que tienen.

Si acaso comentar que el final me ha parecido bastante precipitado, en el sentido de que me ha sabido a poco la moraleja de la historia porque prácticamente la tenemos que deducir ya que ese capítulo que parece un epílogo es demasiado corto. Es verdad que la novela es demasiado corta para que el final fuera más elaborado que la propia historia, pero aún así, la escena final apenas dura unos pocos párrafos y nos cuesta saber incluso qué ha pasado realmente. Aún así, se deduce y en conjunto queda bien con el tono de toda la novela.


En definitiva, otra pequeña joyita que añado a mi cajón de clásicos inolvidables, de estos que aunque se lean y relean una y otra vez nunca pasan de moda y pueden gustar a un rango de lectores muy amplio por edades. Desde luego, esta novela es recomendable para los lectores de historias juveniles pero también se hace amena para quien no está acostumbrado al género. La sencillez y el ritmo hacen que sin que nos demos cuenta pasen muchas cosas en apenas el centenar de páginas que tiene, así que me parece ideal incluso para intercalar con lecturas más densas o simplemente por el gusto de pasar una tarde enganchad@ a una novela corta de trama rápida.

Otras cosillas sobre la novela

Como ya hizo con su predecesora “Rebeldes” (1983), de nuevo Francis Ford Coppola llevó al cine esta novela en 1984, que en el original se titula “Rumble Fish”, con una característica que me parece todo un homenaje a uno de los personajes de la historia: está rodada en blanco y negro a pesar de ser ochentera. He tenido ocasión de verla estos días por curiosidad, y puedo decir que es una adaptación magnífica que respeta la esencia de la novela y que retrata muy bien a los dos personajes principales.

Como digo, no es la única novela de Susan E. Hinton que ha sido llevada a la gran pantalla y la verdad es que no me extraña porque sus novelas son historia muy visuales dinámicas.

*Para terminar, de nuevo tengo que agradecer a Loqueleo (Grupo Santillana) por añadir otra novela más a mi lista de buenas lecturas de este año enviándome un ejemplar.

¿Conocíais esta novela o a su autora?

¿Os gustan las historias clásicas juveniles?

lunes, 25 de septiembre de 2017

RESEÑA Septiembre Puede Esperar


Autora: Susana Fortes
Editorial: Planeta, 2017
Tapa dura con sobrecubierta, 270 págs.
Autoconclusivo
Género: Vida personal, Investigación, Biográfico
El 8 de mayo de 1955 la escritora Emily J. Parker desaparece en Londres mientras la ciudad celebra el décimo aniversario del final de la II Guerra Mundial. Nunca más vuelve a saberse nada de ella.
Años más tarde, Rebeca, una estudiante española de filología, decide trasladarse a Londres para preparar su tesis doctoral sobre la misteriosa escritora. Durante la investigación, la infancia y la vida familiar de Rebeca se van trenzando con el pasado de Emily en el Londres del Blitz y de la posguerra en un entramado de espionaje y relaciones sentimentales que forman un extraño puzle tan sugerente como difícil de interpretar.
Nunca había tenido la ocasión de leer nada de Susana Fortes, a pesar de que su nombre me sonaba bastante cuando vi esta novela en novedades y fui a informarme un poco más. La verdad es que sólo por las críticas de sus anteriores trabajos, ya merecía la pena probar a ver si esta historia era de las mías. Y adelanto que no ha sido del todo así por culpa de las expectativas en cuanto a temática, que no a calidad. Creo que esta novela la disfrutaría mucho más que yo alguien más acostumbrad@ a historias biográficas, de género adulto y sobrio, pero que pesar de ello igualmente tengo que alabar la elegancia con la que está escrita, con un sarcasmo muy sutil que en muchas ocasiones roza el cinismo inglés, que para algo transcurre en Inglaterra y conmigo eso hace que gane muchos puntos.
En sí la historia es bastante simple, poco más de lo que se puede ver en el argumento: Rebeca, una treintañera que decide dejar su vida y su novio en España para embarcarse en una empresa tan abstracta como es averiguar lo que le pasó a una escritora en los años 50 que se ha vuelto su obsesión y cuyo objeto de estudio se ha convertido en su tesis doctoral. Para ello cuenta con la ayuda de su tutor, Robert Whelan, que resulta ser el prototipo de profesor de Oxford con chaqueta de tweed y coderas incluidas. La dificultad está en que la escritora Emily J. Parker trabajó para el Servicio Secreto Británico durante la Segunda Guerra Mundial, y por eso no tiene mucho sentido su desaparición 10 años después de finalizar la gran guerra. Además, su obra bibliográfica tampoco es muy extensa porque despareció más o menos con la misma edad que tiene la protagonista de la novela, lo que hace que en muchas ocasiones, la propia Rebeca no pueda evitar comparar su vida con la de Emily a pesar de que entre ambas hay una diferencia de más de 60 años.
Pues bien, a pesar de que tiene todos los tintes de una novela detectivesca con historia turbia del pasado que incluye guerra, espionaje y vidas apasionantes, la verdad es que tiene muy poca acción o casi ninguna. Lo cierto es que me esperaba otro tipo de novela o al menos otro tipo de investigación, porque al final resulta ser el día a día de una investigadora bibliográfica, por así decirlo, más que una investigadora en el sentido más novelesco de la palabra. Rebeca se limita a leer las escasas obras de Emily, a rehacer sus pasos desde que es una adolescente hasta su desaparición y a intentar comprender en qué estado de ánimo se encontraba en cada momento determinante de su vida. Y para ello lo único que va a haciendo es recomponer los hechos preguntando a gente que la conoció o quién trabajó cuando era miembro de un grupo selecto de intelectuales de los años 40, que entre otras cosas lograron descifrar los innovadores sistemas de codificación de mensajes de los alemanes con su máquina Enigma.
Quizás este es el aspecto que más me ha convencido de la novela porque supone mezclar retazos de la historia con los de la vida de Emily y la autora sabe hacerlo de manera que no nos demos cuenta porque en todo momento los introduce a cuanto de la investigación sobre qué le pudo pasar a la misteriosa escritora. No es que llegue a ser una novela histórica porque no lo es, simplemente tiene ligeros toques de hechos históricos muy interesantes sobre este periodo en concreto. Y la documentación que hay detrás de todo ello se nota con datos exactos todos hilvanados muy sutilmente con la vida de una hipotética autora desaparecida, que si no me equivoco, no existió en la realidad.
Casi toda la novela transcurre en narración pura y dura sin apenas más diálogos que las cuatro ocasiones en que Rebeca se entrevista personalmente con gente que en su momento conocido a Emily J. Parker, pero todo lo demás está narrado con la voz de la protagonista con sus propios devaneos, ya sean de su deducciones y pesquisas como de reflexiones de su propia vida. Está narrada en primera persona, por lo que realmente el hecho de que apenas tenga diálogos no se nota a la hora de tener un ritmo agradable para leer, porque es Rebeca la que habla consigo misma o bien la que se está dirigiendo al lector con sus cavilaciones. En este sentido, la novela está completamente salpicada de muchas situaciones cotidianas de la vida y de sus respectivas reflexiones sobre las relaciones personales, las metas profesionales, las enseñanzas familiares y otras pinceladas que invitan a recapacitar sobre muchas cuestiones, de forma que el tono con el que está escrito resulta muy cercano para el lector.
El único personaje que debe importarnos es Rebeca, la narradora y protagonista, porque aunque no nos demos cuenta, su investigación nos sirve para conocerla a ella en realidad, sin que sepamos si llegará a descubrir la verdad sobre lo que le ocurrió a Emily. Pero su obsesión por la autora la llevará a conocerse más a sí misma, y a que nosotr@s también lleguemos a conocerla muy bien porque no deja de incluir comparaciones con su vida, con su familia (por ejemplo, las comparaciones con su hermana Bea, más guapa, más lista y más exitosa, son constantes), su relación con su novio Álex con quien está y no está ahora que la relación es a distancia… En definitiva, un personaje con muchos matices, con muchas caras y poco típico, porque su forma de ver la vida y de afrontarla ayuda a que se pueda conectar con ella.
Así que pese a que no fuera del todo la novela que esperaba, reconozco que la calidad narrativa y el estilo que mantiene prácticamente constante, son buenas bazas con las que juega la autora a su favor. Independientemente de que la historia enganche más o menos (yo no diría que sea una novela adictiva porque el misterio o cómo está narrado no atrapa lo suficiente) sí que resulta agradable ir leyendo con calma las averiguaciones que lentamente va sacando Rebeca sobre su fascinación por Emily J. Parker.
Al terminar la novela la sensación que deja esta historia es bastante satisfactoria porque se disfruta mucho mientras se va leyendo. No ha terminado siendo el tipo de novela que me esperaba por lo que deja entrever la sinopsis pero de todas formas me ha encantado poder conocer una historia diferente sin muchos sobresaltos, que se lee bastante rápido y que realmente no tiene puntos flojos en sí misma, sino que creo que puede gustar más o menos en función de lo que apetezca y lo que suela leer cada un@. A mí de vez en cuando me gusta alternar con novelas más adultas que no sean completos dramas y en ese sentido esta historia cumple con los requisitos para ser una buena recomendación.
¿Os gustan las novelas reflexivas?
¿Conocías a esta autora?

miércoles, 20 de septiembre de 2017

RESEÑA Ópalo




Autora: Blanca Álvarez

Editorial: Loqueleo (Grupo Santillana), 2017

Rústica con solapas, 216 págs.

Autoconclusivo

Género: Biográfico, Drama, Histórico


Una historia conmovedora, magníficamente narrada, en la que nada es lo que parece.

Claudia no esperaba que la estancia con su abuela Miao-San fuera a cambiar su vida. En un ambiente de paz y serenidad y mientras diseña ideogramas sobre papeles de arroz, la enigmática anciana le cuenta a su nieta retazos de la historia familiar, un pasado terrible que pesa pero que enorgullece a todo el que se sabe ligado a él. De esta manera, Claudia conoce la dura vida de su bisabuela Ópalo, una irresistible espía durante la Gran Guerra, una mujer que tomó parte activa en la época que le tocó vivir.



A pesar de que esta novela tiene ya varios años a sus espaldas y muy buenas opiniones de lectores y crítica, yo ni siquiera había oído hablar de ella, tampoco conocía a la autora (que cuenta con varios premios) y ni me sonaba la portada de anteriores ediciones, así que de nuevo me he dejado llevar por una recomendación con los ojos cerrados. Es algo que hago habitualmente pero siempre tengo una especie de ansiedad porque recae sobre mí la responsabilidad de comentarle a quien sea que me lo haya recomendado: “Ha sido flipante” o “Pues mira, no”. Reconozco que han tenido que pasar varios días para que pudiera sentarme a escribir esta opinión porque a pesar de que las sensaciones al leer hubieran sido muy buenas, al terminar no lo tenía tan claro. Así que voy a intentar desmenuzar por partes esta novela, que a pesar de ser cortita, tiene muchas cosas que comentar.

La trama o premisa general es bien sencilla: Claudia, una chica actual de origen asiático, va a pasar su verano castigada con el más temible de los castigos: pasar un mes en casa de su abuela Miao-San (esto me recuerda a otra novela que tengo reseñada por aquí), con la que su madre Matilde no tiene apenas relación por una historia relacionada con la bisabuela Ópalo, de la que nadie quiere hablar y cuya mención se considera casi tabú en su casa. En casa de la abuela Miao-San, un lugar acogedor en el que cada estancia tiene nombre místico como “El Cuarto de los Tres Deseos”, conoce a la asistenta Segunda y a un pupilo de Miao-San, Vicente, que parece haber aceptado sin problemas las extravagancias de la buena señora. Poco a poco Claudia va cambiando de parecer, también ayudada por Vicente, que pasa ser el chico que hace que se olvide de Antonio, su ex novio. En fin, un dramón de adolescente que empieza a ver las cosas de otra manera y a quererse y respetarse a sí misma y a sus orígenes. Sin embargo, aunque el motor de que la historia de Ópalo tenga cabida en la novela es que Miao-San quiere que Claudia entienda lo que Matilde no logró aceptar spoileryo no he visto esta explicación por ninguna parte, ni entre medias y ni al final cuando parece que Matilde acepta que su hija Claudia se haya reconciliado con sus dos mundos y su pasado ←fin de spoiler.

Debo decir que me ha costado decidirme, pero creo sinceramente que esta novela no es ni de personajes ni de trama, es de narración por completo, porque si algo tiene “Ópalo” más que destacable es desde luego su prosa. Es como intentar decidir si en un poema lo importante es el protagonista o lo que sucede en el poema. Y esto creo que se debe a que aunque sea prosa, parece poesía narrada. En cuanto a la forma de escribir de Blanca Álvarez, la narración es simplemente preciosa, con cierto aire melancólico y de recuerdos, en parte gracias a la forma epistolar que tiene la historia de Ópalo y en parte también por todo ese ambiente místico oriental que se crea alrededor de la abuela Miao-San y su casa. Las expresiones, los refranes, la forma de hablar de Miao-San, todo invita a poner un lugar feng shui en casa y sentarse a leer en el suelo con un poco de incienso, porque el estilo que tiene que esta autora de escribir es sencillamente relajante.

Otro aspecto muy agradable a la hora de leer es la estructura. Más o menos cada capítulo, de longitud bastante desigual, se compone de una tramo de historia en el presente con Claudia, su abuela Miao-San y demás, otro tramo con una pequeña fábula o cuento tradicional que utiliza la abuela para instruir a Claudia en algún aspecto de la vida, y por último, la historia del pasado sobre la vida de la bisabuela Ópalo, que se narra en forma de carta escrita por Miao-San para Claudia, a través de recuerdos y de historias de boca de otras personas. Esta estructura en sí me ha gustado bastante a nivel de lectura (mientras leía, quiero decir), porque mezclar las tramas de presente y pasado, y a su vez intercalar con armonía esas fuentes de sabiduría que son las historias tradicionales asiáticas me ha parecido una manera muy bonita de dar paso a multitud de reflexiones filosóficas, lecciones de vida y enseñanzas sobre los sentimientos.

Sin embargo, también tengo que reconocer que precisamente esta forma de estar narrada toda la novela es justo por lo que he tardado más en leer una novelita tan corta, y es el hecho de que los continuos saltos de una narración a otra me cortaban por completo el ritmo de lectura, de forma que si estamos en el presente con Claudia y Vicente conociéndose y de repente la abuela Miao-San comienza una de sus fábulas, mi pensamiento era: "Yo lo dejo ya para mañana, si eso". Algunas me han gustado muchísimo y otras no tanto, pero también es verdad que no entendía a cuento de qué venía la mayoría (o será que yo no he terminado entendiendo las moralejas pese a que Miao-San termina siempre explicándoselas a Claudia), pero como os digo, no importa en realidad, porque son historias cortitas que me han ayudado a desconectar sin tener que pensar mucho. Aunque tengo que dejar claro que las frases tan profundas que se puedan sacar de esta novela son una verdadera delicia por cómo la autora juega con las palabras y las convierte en metáforas de doble sentido.

Como comentaba más arriba, los personajes no destacan particularmente porque no se trata de ellos, sino de servir como vía para que la autora nos muestre esas pequeñas pinceladas de sabiduría. Y por el mismo motivo, la trama únicamente sirve para dar pie a que entendamos esas reflexiones emocionales, pero no se trata de una historia enrevesada de giros, acción o drama. Tampoco es que sea especialmente sentimental ni emotiva, a pesar de que lo pueda parecer o que lo que se relate sea triste o haya escenas más emocionales. Creo que no es el objetivo de la autora al contarnos esta historia así que ni siquiera cuenta como algo negativo porque no ha sido necesario en ningún momento que la novela consiguiera emocionarme o conmoverme.

Todo gira en torno a cómo se transmite principalmente la historia de Ópalo y el por qué de su misterio en la familia de Claudia, para que tanto ella como su madre Matilde puedan aceptar lo que su antepasada llegó a ser y no se necesita más para que el libro sea recomendable: el hecho de que se trate de una espía y asesina implacable y fría durante las guerras del siglo XX ya tiene el suficiente misterio, además de tener el aliciente de ser una historia ambientada en la guerra, con historia de amor y desamor incluida y con las traiciones y las lealtades que eso conlleva.

Así que en general es una novela que gusta por el simple hecho de estar narrada con ese estilo tan cuidado, con una escritura tan esmerada que se lee por el mero placer de disfrutar de las palabras. Pero a cambio, peca de ser demasiado metafórica o densa en aquello que quiere transmitir y a veces se puede hacer lenta porque esta historia, como bien dice la abuela de Claudia, no está hecha para correr, sino para ser leída con paciencia. Por esto mismo, creo que no todo tipo de lector podría llegar a disfrutar con una novela así, a menos que vayas avisad@ o que por lo menos ya tengas experiencia con narraciones de este tipo, más lentas, pulidas y reflexionadas, porque ninguna de las frases que hay en la novela es casual, y eso se nota muchísimo al terminar y reflexionar sobre el libro.


En conclusión, es una novela tan distinta a otras en estilo y calidad narrativa que al final no resulta ser un formato para todos los gustos. Conmigo ha funcionado en cuanto a la forma pese a que me haya faltado más fondo respecto a la trama y los personajes, porque profundidad entendida como novela para la reflexión tiene de sobra. Desde luego es un buen libro para recomendar y me parece que incluso para regalar a quien disfruta con historias sobre vidas pasadas, que nunca sabremos si fueron ficción.

*De nuevo, muchísimas gracias a Loqueleo tanto por la recomendación como por la amabilidad al enviarme un ejemplar de esta novela tan peculiar.

¿Conocíais esta novela o a su autora?

¿Os gustan las historias con toque biográfico?