La Torre del Reloj, que controla que el tiempo se mantenga estable, se ha averiado. Los días ya no avanzan como deben, las horas duran segundos y los segundos son casi interminables. Repararla es una misión delicada y peligrosa, pues implica adentrarse en sus entrañas, donde el tiempo se retuerce, vivo como una criatura salvaje.
La misión de arreglarla recae en los mejores mecánicos de la Academia de Íleon, pero lo que debería ser un trabajo formal se convierte en una apuesta cuando Abel, el mejor alumno de la Academia, y Jinx, un independiente, son elegidos. Cada uno representa las ideas de sus maestras, completamente opuestas, aunque la enemistad entre ambos viene de mucho antes.
Bajo las voces de ánimo de curiosos, amigos y profesores, Abel y Jinx se adentran en la Torre del Reloj. La competición entre ambos comienza sobre agujas y números que se mueven sobre el vacío. Los dos intentan sabotearse hasta que tropiezan con sus versiones del futuro.
Porque en la Torre del Reloj el tiempo ha dejado de ser lineal. Y si quieren escapar del círculo de paradojas en el que están atrapados, no les quedará más remedio que aprender a confiar en su rival.
A veces basta una pequeña muestra del estilo de una autora para saber que tienes que anotarla y estar pendiente de todo lo que vaya publicando. Había leído previamente a Celia Añó con un par de relatos, nada más, pero fueron aperitivos suficientes para que la tuviera anotada como autora a tener en cuenta. Su última novela ha salido publicada bajo el sello Selecta de Penguin, que se caracteriza por salir únicamente en digital con obras tirando a muy cortitas. Eso es básicamente lo que me he encontrado: una novela corta pensada para centrarse en lo más relevante, que en este caso son los dos personajes protagonistas y en la compleja premisa que aparece en el título, que no es otra cosa que desarrollar la trama a través de las paradojas temporales y de la relación que va surgiendo.
Por ello, la trama tiene un punto de arranque algo abstracto, sin situación previa ni contexto. El caso es que en Íleon existe una Torre del Reloj que controla el tiempo y que hay que reparar. A la Torre acuden Jinx y Abel, elegidos por sus tutoras como sus mejores candidatos para reparar el reloj estropeado y cuya rivalidad se supone que tiene que motivarlos a ser los mejores y los más eficaces. Como digo, aparecemos en este primer momento sin demasiada explicación del mundo fuera de esa torre y tampoco averiguamos mucho más acerca del worldbuilding al comenzar la historia. La verdad es que no hace falta, porque considero que es una historia de personajes en la que lo importante es que nos centremos en Abel y Jinx, los protagonistas. Sin embargo, poco a poco vamos conociendo algún que otro detalle sobre lo que rodea a la torre, porque no en vano es el lugar en el que transcurre prácticamente todo el libro pero lo cierto es que al final queda tan bien descrita que podemos hacernos una idea bastante clara de la apariencia psicodélica que puede tener.
En cuanto a los personajes, también nos limitamos a los dos protagonistas y, si acaso, de pasada a sus dos madrinas, pero poco más. Así que cuando digo que es una novela corta es porque además de serlo en extensión, también está pensada y estructurada de tal forma que solo tenemos lo justo y necesario. En menos de 200 páginas conocemos a Abel y Jinx, los dos alumnos aventajados que rivalizan por arreglar la torre cuanto antes. Pronto se dan cuenta de que solo podrán hacerlo si colaboran entre ellos y confiando además en las versiones futuras de ellos mismos que se encontrarán debido a las paradojas temporales que se dan en el interior de la Torre del Reloj. Muy lentamente la rivalidad va pasando a tolerancia y después al respeto y la admiración, y una vez que salvan la desconfianza mutua, la relación entre ambos chicos se vuelve de lo más interesante cuando nos damos cuenta de que estamos ante un enemies to lovers del que nadie me había avisado. Una vez que empieza este tramo de la novela, las prioridades cambian y a mí ya me daba igual cómo arreglaran la torre porque resulta que no es lo que nos importa aquí.
De todas formas, y pese a ese aliciente que ha supuesto el continuo shippeo de los protagonistas, no puedo decir que me haya enganchado del todo, o por lo menos en toda la extensión de la novela, porque la mayor parte de la trama se me ha hecho tan enrevesada con las paradojas temporales que he llegado a perderme varias veces, aunque reconozco que por eso mismo me parece una buena novela. Es solo que hay que leer con más atención de la que se podría leer una simple historia entretenida: hay que tener en cuenta que el tiempo dentro de la torre transcurre raro, nada más. Para explicarme mejor, sería como ver una película de Nolan sabiendo que es un peliculón pero sin enterarte casi de nada de lo que está pasando pero que solo por los efectos y las sensaciones que produce merece la pena. A mí me ha transmitido buenos sentimientos, unos personajes interesantes y una trama de lo más curioso. Si a eso le añadimos que la prosa de Celia Añó es de lo más ágil y directa, el resultado es una novela rápida y entretenida con la que probar una nueva autora si no la conocéis ya.
6/10
Dicho de otro modo, desde el principio ha sido una lectura de lo más curiosa que me ha servido para conocer a Celia Añó más en profundidad, una autora de la que solo había leído pequeños fragmentos y algún relato. La trama referida a las paradojas temporales puede llegar a hacerse algo liosa pero el elemento del romance lo compensa y al final merece la pena leerla solo por conocer a Jinx y Abel. Y todo esto teniendo en cuenta que quizás para otro tipo de lector sea precisamente la trama enrevesada la que le alucine, obviamente. En mi opinión puede ser una buena opción para empezar a leer a una nueva autora o simplemente para pasar un buen rato con una lectura ligera, cortita y entretenida.
*Por último, muchísimas gracias a Celia Añó por la oportunidad en el RepSearch y a la editorial Selecta y el envío del ejemplar.
¿Conocíais a esta autora o sus novelas?
¿Os gustan las historias de paradojas temporales?