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sábado, 29 de junio de 2019

RESEÑA Orikel. Oliver y Aubree




Autora: Isabel Collazo González

Editorial: Hela Ediciones

Rústica con solapas /ebook, 328 págs.

Orikel #1

Género: Juvenil, Acción, Aventura, Young Adult


Oliver tiene diecisiete años y vive en una pequeña ciudad llamada Luria. Su día a día no es tan diferente del de cualquier adolescente: levantarse, discutir con Aubree, ir al instituto, volver a discutir con Aubree, regresar a casa… Y salvar la ciudad siendo Orikel, el héroe del que todo el mundo habla. Pero hasta los héroes más valientes necesitan ayuda, aunque eso signifique tener que mentir a la persona que te cura las heridas noche tras noche.

Ser compañeros es más complicado de lo que puede parecer, pero cuando confías ciegamente en alguien, eres capaz hasta de saltar al vacío sin importar las consecuencias. Es ahora cuando deberán poner a prueba esa confianza: Hestia ha regresado.

Los héroes lloran, los héroes sangran y, sobre todo, los héroes también mueren.


La portada de esta novela juvenil es lo suficientemente gráfica y sugerente como para mostrarnos bastante bien lo que vamos a encontrarnos en su interior. Y además por si hay dudas también se nos indican los nombres de los dos protagonistas para que no nos falten datos antes de empezar a leer. Como suelo hacer normalmente, pasé de leer el argumento y me lancé al primer capítulo sin saber mucho más que lo que podía ver en la portada. Con una premisa súper muy atractiva, Orikel me prometía humor, acción, misterio y personajes con mucho carisma, pero todo eso se ha quedado en casi nada y ha terminado siendo una lectura entretenida para pasar unos días pero con la que no he conectado en casi ninguno de sus aspectos y cuya trama ha ido por un camino completamente distinto al que me esperaba, aunque siempre procuro no dejarme influenciar por mis propias expectativas y dejar la mente abierta para disfrutar de una lectura, pero a veces ni con esas logra sorprenderme un libro del que me esperaba algo más.

En sí misma, la novela tiene una buena idea de partida y que últimamente está muy de moda. Además del título, Orikel es el nombre que recibe el superhéroe misterioso que ayuda por las noches a que la ciudad de Luria (supongo que inventada, porque no la ubico en ningún mapa) esté a salvo de delincuentes. La novela empieza sin que sepamos mucho más que el nombre de Orikel cuando no está salvando a víctimas de atracos nocturnos: Oliver, un adolescente que vive con su madre e intenta compaginar su vida secreta con sus clases en el instituto (muy a lo Peter Parker, sí). Hasta aquí nada nuevo sobre el horizonte porque puede ser una trama muy típica de cualquier justiciero con doble identidad. Sin embargo, sin muchas más explicaciones, sabemos que Orikel es el resultado de la transformación de Oliver en alguien místico con poderes gracias a una especie de fuego fatuo (?) llamado Weespe, que es como su orientador en esto de ser superhéroe. Por su parte, Aubree, su vecina y de alguna manera, su amiga, ayuda a Orikel por las noches curándole de las heridas tras las duras noches sin saber que a quien está ayudando en realidad es a Oliver, que también es su compañero de clase. Como la novela está narrada desde ambos puntos de vista, vamos conociendo muy bien tanto a Oliver como a Audree aunque ella tenga exactamente la mitad de capítulos dedicados, y por lo que comentaré más adelante, casi que ha sido mejor para mí ese reparto de importancia.

Para mi disgusto, la trama interesante tarda bastante en despegar y tiene un comienzo bastante lento y repetitivo, basado en el día a día de ambos protagonistas, sus encontronazos con conversaciones más o menos ingeniosas, sus vidas cotidianas y su relación con sus padres (Oliver con su madre y Aubree con su padre, que está superando la ruptura con su novio, así que minipunto LGBTI friendly para la novela por el personaje secundario bisexual). Pero por el contrario, todo lo que envuelve al proceso de transformación y de los orígenes de los poderes de Orikel queda un poco diluido porque la trama está más centrada en darle protagonismo a la pareja principal (y casi únicos personajes con trama relevante). De hecho, hay demasiada novela dedicada a la relación entre Oliver y Aubree, sus tiras y aflojas y los sentimientos de ambos con respecto al otro. Por parte de Oliver es más complicado porque tiene que ocultarle a su vecina y “mejor” amiga de la infancia quién es por las noches, mientras que Aubree mantiene una relación muy estrecha con Orikel haciendo de enfermera en su propio cuarto cuando el héroe misterioso acude a ella, tan estrecha que parece que está enamorada del chico que salta tejados.

Reconozco que es una cuestión de gustos completamente, pero como yo me esperaba más acción y menos romance, para mí todo el trasfondo de los Orikels anteriores se ha quedado un poco confuso y con demasiadas cosas dadas por hecho. Además, tenía la esperanza de tener un buen villano de peso para añadirle algo de contrapeso al día a día de Oliver. Es verdad que en teoría la idea es buena: una villana mística con nombre de diosa griega y un desafío para el superhéroe que debe aprender a distinguir las pesadillas de la gente que se están convirtiendo en realidad de la propia realidad. Pero no sé por qué en la ejecución se vuelve a quedar en algo muy soso que no ha logrado atraparme del todo. Sé (ahora) que es una primera parte, aunque mientras leía no tenía ni idea de que habría una continuación y tampoco si será bilogía, trilogía o saga así que supongo que todo se seguirá desarrollando en la continuación, pero como primera parte se ha quedado demasiado en la superficie de todo lo que envuelve a Orikel, desvelando datos muy interesantes justo en el final, limitándose a presentar a los dos protagonistas y centrándose más bien en el tema del romance "no romántico". También se vuelve muy repetitivo por momentos en los que la trama no avanza porque tanto Oliver como Aubree están inmersos en sus rutinas, cada uno con sus padres en casa, en sus habitaciones haciendo deberes y estudiando para exámenes, algo que vería normal si se mencionara de pasada (porque tienen que tener una vida, obviamente) pero se puede hacer muy aburrido leer esto mismo en casi cada capítulo y desde ambos puntos de vista.

Siendo sincera, todo lo anterior podría ser salvable porque la trama es más o menos entretenida y se lee con rapidez. Sin embargo, mi mayor problema con esta novela ha sido su coprotagonista, Aubree, que desde el principio se me ha atravesado y no ha logrado caerme bien ni un poquito. Es demasiado intensa en el mal sentido, demasiado borde en sus interacciones y creo que trata bastante mal a Oliver incluso cuando no se lo merece. Su relación está basada en los insultos y los menosprecios, aunque no me hubiera importado si esto solo hubiera sido patente en el principio del libro y luego hubiera visto una dinámica distinta pero es que hasta casi el final siguen en el mismo plan e incluso en ocasiones he llegado a plantarme si no estaría leyendo señales de una relación tóxica en la que tratar mal al otro de palabra es algo cariñoso en el fondo. Además, como se suele decir, lo poco gusta pero lo mucho cansa, así que han terminado agotándome con tanto rifirrafe de desprecios (más por parte de Aubree que de Oliver pero ambos han repartido lo suyo en insultos). Tampoco puedo decir que me haya aburrido al leer la novela pero sí que he notado que todos estos factores no han ayudado en nada a que sintiera la necesidad de coger el libro o a soltarlo con gran facilidad incluso a mitad de cualquier escena.

Por lo tanto y para que nadie se lleve a engaño, Orikel. Oliver y Aubree trata en realidad de Oliver y Aubree, porque no es una novela típica sobre cómo un chico normal consigue unos poderes y se convierte en Orikel, el héroe de la ciudad. No aparece nada de este proceso cronológico del momento en que Oliver se convierte en Orikel, cuándo, cómo ni por qué y sólo se nos da algo de información hacia las páginas finales, cuando ya es algo tarde porque la historia ha perdido por completo mi atención. Por lo demás, me he tomado esta lectura como una forma para conocer a Isabel Collazo como autora y he podido vislumbrar que tiene un buen potencial a la hora de escribir de forma sencilla, muy fluida y con buenas ideas que se podrían haber ejecutado de forma más contundente.

5/10

En otras palabras, ha sido una lectura entretenida hasta cierto punto en la que mis expectativas han jugado en su contra. Se ha centrado demasiado para mi gusto en la pareja que da subtítulo a la novela dejando un poco más de lado las aventuras del superhéroe en cuestión, que no comienzan en serio hasta bien avanzada la segunda mitad del libro. Se puede hacer muy cuesta arriba si encima uno de los dos protagonistas cae mal desde el principio y cada vez que interviene. Supongo que nada de esto es culpa de la propia novela y tiene mucho que ver con mis gustos, pero si se me promete una novela de un superhéroe, quiero ver a un superhéroe en acción, quiero ver su evolución, sus debilidades y cómo no, algo de su vida diaria, pero mejor si es en ese orden de importancia en las páginas dedicadas a cada aspecto. Si tenéis todo esto en cuenta, puede ser una buena lectura para el verano incluso si lo que os apetece es leer un romance young adult algo atípico.

*Para terminar, muchísimas gracias a Hela Ediciones por haberme proporcionado un ejemplar.





¿Os gustan las historias de superhéroes?

¿Conocíais a esta autora?

sábado, 22 de junio de 2019

RESEÑA Un Acorde Menor




Autora: Carolina Casado

Editorial: Ediciones Versátil, 2019

Rústica con solapas, 448 págs.

Autoconclusivo

Género: Realista, Juvenil, Salud mental


Becca Price se ha rendido. A sus 17 años, solo es capaz de sentir alivio deslizando una cuchilla de afeitar sobre su piel. Tras un intento de suicidio, su madre decide internarla en el Centro de Salud Mental Delva, un psiquiátrico de Londres, en contra de su voluntad. Por suerte, no estará sola. Anna, su compañera de cuarto, es descarada y decidida, aunque los límites que le impone su mente son más férreos que las paredes del psiquiátrico. Elizabeth prefiere ocultar su cuerpo tras anchas sudaderas para que nadie pueda decirle lo que su reflejo le repite día tras día. Gus vive obsesionado con la idea de poder ser contagiado por todo tipo de gérmenes. Y Alec esconde un océano embravecido tras sus ojos azules que no duda en calmarse cuando Becca se cruza en su camino.

Aquel lugar, una prisión para ella al principio, pronto se transformará en lo más parecido a un hogar que ha tenido nunca. Martha, psicóloga del centro, buscará encontrar la causa de esa tristeza que lleva años consumiéndola, aunque Becca no se lo pondrá fácil. Sus demonios, siempre presentes, solo le ofrecen un descanso cuando la música los aleja.

Becca y sus amigos descubrirán la importancia de perdonar y perdonarse, además de aprender una valiosa lección: que siempre podrán volver a caer, pero nunca romperse.


No conocía de nada a Carolina Casado antes de que la editorial me enviara la nota de prensa y de hecho, por algún motivo ubicaba su nombre dentro de un género literario completamente distinto. Tras salir de mi error y todavía con la resaca emocional tan profunda que me había dejado otra lectura de temática similar unos días antes, decidí que a lo mejor era esto lo que me estaba pidiendo el cuerpo para desconectar de tanta fantasía. No me equivocaba aunque quizás sí que he notado que dos novelas centradas en la depresión seguidas son demasiado para mi corazoncito y con Un acorde menor mi ritmo de lectura ha bajado considerablemente aunque por cuestiones ajenas a la historia. O quizás debido a la historia, según se mire. En cualquier caso, he podido conocer a una autora que pasa directa a mi lista de fidelidad porque ha sabido conmoverme tanto con sonrisas como con lágrimas.

Aunque en conjunto la novela esté muy equilibrada entre los buenos y los malos momentos, como advierte la propia autora antes de iniciar el primer capítulo, debemos tener claro que podremos afrontar una lectura así porque ya desde el principio comienza con escenas duras (que no morbosas). Con esta advertencia, me preparé para lo peor, para una novela al estilo de Por trece razones que me hundiría en un mar de lágrimas, moqueos e impotencia, pero no ha sido para nada (pero para nada) como me lo esperaba. Sí que es cierto que me he emocionado en muchísimas de sus escenas porque es evidente la carga sentimental que envuelve toda la trama y en más de una ocasión, sobre todo hacia el final, los giros argumentales me han dejado con el corazón en un puño, pero no se puede obviar que se trata de temas serios y que no es una novela light si lo que se busca es mero entretenimiento y diversión. Es más, Becca comienza su narración en persona como la superviviente de su intento de suicidio y sin ninguna intención de cambiar de idea con respecto a la vida: una fuente de sufrimiento continuo que quiere cortar (y nunca mejor dicho) cuanto antes. En contra de su voluntad, su madre decide encerrarla en un psiquiátrico y tirar la llave.

Las relaciones que se crean entre Becca y el resto de personajes son fundamentales para que la trama vaya avanzando tanto a lo largo como en profundidad. Así, su madre y su padrastro son sombras opresoras para Becca, que aún no ha superado la pérdida de su padre hace algunos años, pero la indiferencia que muestra su madre hacia ella tampoco es que haya ayudado a dejarle más opción. Cuando Becca ingresa en el centro, a quien primero conoce es a su compañera de habitación, Anna, una chica vivaz, súper extrovertida y con ganas de comerse el mundo con su energía: todo lo contrario a Becca. Poco a poco va conociendo a otros miembros de su grupo de terapia como son Alec, Elisabeth y Gus. Con su amistad comenzará a sentir de nuevo y nosotro@s con ella y la parte del romance es simplemente una monada de subtrama, muy juvenil y con todos los ingredientes que suelen rodear al primer amor.  En realidad las emociones que se van cruzando por las páginas nos llevan a ir conociendo paulatinamente a cada personaje, algunos de ellos con el pequeño misterio añadido de por qué están ingresados en un psiquiátrico y que no llegaremos a descubrir hasta bastante avanzada la novela. Es increíble como Carolina Casado ha conseguido dotarles de una personalidad tan diferente entre ellos y que a la vez me caigan bien todos por igual. Puede que parezca difícil conectar con un personaje que, por ejemplo, sufre anorexia si nunca hemos tenido de cerca ningún caso personal con este trastorno alimenticio, pero la autora se las ingenia para darle una naturalidad restándole dramatismo a la situación de forma que lo comprendamos como si se tratara de cualquier otra enfermedad física, que solemos comprender mejor. Por supuesto, también hay una figura clave que engloba a todos a todo el grupo de amigos: Martha, su psicóloga, quien irá orientando a Becca poco a poco en el camino hacia la comprensión de lo que le ocurre y cómo podrá recuperar su vida, en todos los sentidos. Así vamos viendo la evolución que claramente sufre Becca con respecto al mundo y a las personas que la rodean y todas las relaciones van cambiando sin que apenas nos demos cuenta, en especial con su madre, con su padrastro, con Alec, y por supuesto, respecto a sí misma.
Todo el entorno (amig@s, profesor@s, padres y madres, parejas…) de los personajes que aparecen pueden reflejar a personas reales que tienen que convivir día a día con un enfermo mental adolescente y aunque toda la novela se desarrolle en un centro de salud mental, son muchas las reflexiones externas que hace Becca para sí misma en la que va mostrándonos cómo era su vida antes de ingresar, y cómo la falta de empatía y de comprensión tanto de los demás como de ella misma ante lo que está ocurriendo puede agravar un problema ya de por sí complicado. Carolina Casado escribe desde la experiencia, directa o indirecta, y eso es algo que se aprecia a lo largo de toda la novela, ya sea por vivencias propias o por documentación académica. Cada uno de los trastornos mentales que aparecen son parte de nuestra sociedad y en muchos casos desconocemos sus síntomas y sus tratamientos (ya no digo tratamientos clínicos, sino saber tratar a una persona que padezca uno de estos trastornos). Al ser una novela juvenil, incluso se puede hacer una lectura a modo educativo porque la mayoría de la gente no sabe ni cómo actuar ante un problema así ni cómo comportarse ante los sentimientos de un enfermo mental, por eso tampoco he entendido muy bien el sentido de ambientar esta historia en Londres cuando sería mucho más cercana si tuviera lugar en cualquier ciudad española. Aquí se puede ver todo eso expresado en las interacciones entre todos los personajes que forman el grupo de amigos de Becca, cada uno sufriendo su propio calvario personal por nimio que nos parezca al resto que no estamos dentro de sus mentes. Por ello, los temas clave que envuelven la trama son la importancia de la salud mental, del bienestar emocional y del apoyo anímico en el entorno familiar y social.

La narración es exquisita en cuanto a estructuras y metáforas, logra que conectemos con los pensamientos y los sentimientos. La forma de escribir que tiene Carolina Casado me ha enamorado desde las primeras páginas y reconozco que es algo que no me esperaba y no sé muy bien por qué porque no llevaba ninguna idea concreta sobre su estilo. Sin embargo, respecto a la corrección y edición debo decir que el libro cuenta con un buen número de erratas (porque se ve que son erratas como el cambio de orden en dos letras o la falta de alguna), no demasiadas para que lleguen a molestar pero sí las suficientes como para que llamen la atención. A cambio, tenemos como recompensa las ilustraciones finales de los cinco personajes para que los vayamos identificando según van apareciendo y conociendo a Becca, y además la edición incluye detallitos musicales para introducir los capítulos secundarios que hay al final de cada capítulo principal (son como reflexiones off the record de Becca con algún recuerdo que venga a colación en ese tramo de la historia). Por último, para los amantes de la música, hay multitud de guiños con canciones y referencias a cantantes, aunque reconozco que yo he estado perdida con la mayoría de alusiones, supongo que por cuestión de gustos personales en cuanto a música.

8/10

En otras palabras, una lectura necesaria que nos abre las puertas de un mundo para la mayoría desconocido: el de la salud mental. Pese a que se desarrolla a través de los ojos de una adolescente, la envergadura del público puede ir mucho más allá del juvenil porque los problemas mentales no solo afectan a los jóvenes incluso si son ellos los enfermos. Me ha parecido una lectura súper completa, que abarca varios casos de problemas mentales que podemos tener a nuestro alrededor incluso sin ser conscientes de ello y me ha resultado en cierto modo una historia incluso educativa para llegar a comprender a las personas que tienen que enfrentarse a enfermedades invisibles. Así que no tengo ninguna duda de que tanto Un acorde menor como Carolina Casado pasan a ser recomendaciones fijas por mi parte.

Curiosidades sobre Un acorde menor, por Carolina Casado. ¿Sabías que…?

-Comencé a escribir esta historia el 1 de noviembre de 2017, tras enfrentarme a una página en blanco y pensar: ¿y qué narices escribo yo ahora? Llevaba semanas queriendo escribir sobre algo nuevo, algo importante para mí, pero las palabras se resistían a cobrar forma. Y, entonces, la imagen de Becca apareció en mi cabeza con tanta fuerza que creo que fue ella la que empezó a teclear su propio camino.

-La situación personal que atravesé cuando tenía 15 años ha sido el detonante de esta historia. Tuve el mismo diagnóstico que Becca, y aquello marcó mi adolescencia. Gracias a la ayuda de mi familia, amigos y psicólogos, conseguí salir de ese pozo. Siempre les estaré muy agradecida.

-Soy psicóloga, y por eso mismo he querido plasmar la belleza y la utilidad de mi profesión en cada una de las páginas. Considero que la salud mental está poco representada en la literatura, y me gustaría aportar mi granito de arena con una historia que no representa las enfermedades mentales desde el romanticismo, sino que muestra la importancia de la figura del psicólogo y da esperanza.

-La música es fundamental en la vida de Becca, también lo es en la mía. Todas las canciones que aparecen en la historia han sido importantes en mi vida de una manera u otra, por eso he querido plasmarlas en la suya.

*Por último, muchísimas gracias a Ediciones Versátil por haberme propuesta esta magnífica lectura y haberme cedido un ejemplar de cortesía.








¿Conocíais a esta autora o sus novelas?

¿Os gustan las historias que traten de temas delicados?