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lunes, 27 de abril de 2020

RESEÑA Tan Solo un Segundo




Autora: Virginia S. McKenzie
Editorial: Titania, 2017
Rústica con solapas / ebook, 352 págs.
Autoconclusivo
Género: Romántica, Contemporánea, Realista
Hannah tenía un futuro prometedor en aquello que más amaba: la danza sobre hielo. Una meta por la que había luchado junto a Nicholas, su mejor amigo y compañero, durante los últimos diez años. Hasta que el error de otro le demostró lo efímeros que pueden ser los sueños.
Mikhail hace mucho que olvidó lo que era disfrutar al salir a la pista. Es más, tras la lesión que lo obligó a retirarse del patinaje artístico, creyó que nunca tendría ocasión de recordarlo. Sin embargo, el destino parece dispuesto a darle la oportunidad de volver a competir y, sobre todo, de cumplir una promesa grabada con tinta en su cuerpo. Claro que para ello tendrá que convencer a Hannah de que juntos pueden lograr grandes cosas.
Para ambos, luchar por un nuevo comienzo significará tener que hacer frente a sus heridas emocionales, porque solo si son capaces de curarlas encontrarán la manera de vivir y amar sin fronteras.
Esta novela era una de mis grandes pendientes desde que se anunció su publicación y ha sido una de esas ocasiones en las que a pesar de apresurarme por tener el libro, el tiempo va pasando sin poder hacerle un hueco decente y merecido para conocer a una autora a la que sentía muchas ganas de leer. Si no me equivoco, es la primera publicación de Virginia S. Mackenzie y aunque habitualmente soy muy cauta con las primeras novelas (ojo, publicadas, que no tiene por qué se la primera escrita), algo me decía que podía confiar plenamente en esta autora, aunque fuera mi primer contacto con ella y no tuviera ninguna referencia previa. Suelo tener buen instinto y en esta ocasión me alegra mucho decir que la historia también ha estado a la altura de las expectativas que me había marcado junto al estilo de Virginia.
Para empezar por el principio, el primer capítulo de la novela es uno de los más potentes que recuerdo y te deja con el corazón en un puño pensando que tú aquí habías venido a leer una historia de algodones rosas muy blandita. Pues sí, pero no. De entrada, tenemos a dos patinadores de competición, Hannah y Nick, que además de compañeros en la pista de hielo tienen la enorme suerte de haberse criado juntos y ser el mejor amigo el uno para el otro. Una noche de fiesta la tragedia les asalta y trunca la carrera de Nick, que se vuelve un amargado y resentido con el mundo entero en general y con su mejor amiga, en particular. Mientras, Hannah no encuentra la manera de seguir adelante con su vida y su carrera de patinadora profesional y que Mikhail Egorov, uno de los mejores patinadores del mundo y su sueño de adolescente, le proponga ser su nueva pareja en la pista no ayuda para nada a que la culpabilidad remita. Cuando todo su entorno la convence (y también que el tal Egorov resulta ser un acosador insistente de campeonato), Hannah acepta continuar con sus entrenamientos junto a Mikhail, que pasa a ser simplemente Misha.
Hasta aquí podría ser más o menos la premisa de una novela de la que solo esperaba una bonita historia de amor con la danza sobre hielo como trasfondo y ni una cosa ni la otra, sino que ha sido eso y muchísimo más, sin aparentarlo. Para empezar, ni siquiera es solo la historia de amor de una única pareja porque, siendo justos, los protagonistas de esta novela son cuatro y ninguno es más importante ni menos relevante para la trama que otro. De hecho, casi me indigna que Nick no aparezca también en la sinopsis oficial de la contraportada junto a Hannah y Misha, para qué mentir. Hannah tiene que lidiar con la sensación de que está traicionando a su compañero de toda la vida al continuar con su carrera profesional mientras que Nick es la otra cara de esa moneda, con su amargura contra el mundo, sus ganas de hacer daño a todo el que le rodea por su nueva situación, que no quiere aceptar, y viendo además cómo Misha ocupa su lugar en el hielo. Por su parte, Misha también arrastra sus traumas del pasado y le impide abrirse del todo a Hannah y la verdad es que su historia personal es la peor de las tres, la que me ha emocionado más y la que me parece más profunda. Por todo ello, a mi modo de ver, los tres son personajes principales que tienen su peso en la narración. Por algo los capítulos están narrado en primera persona por cada uno de ellos y se van alternando para contarnos la misma historia desde tres puntos diferentes de vista, con todos los matices que van teniendo su relación entre todos ellos y respecto a su nueva vida como patinadores.
Porque así es, el patinaje es el cuarto protagonista. O para ser más exacta, la danza sobre hielo. Directamente no habría novela ni motor personal para los protagonistas sin este cuarto engranaje de toda esta maquinaria de sentimientos. Desconozco si la autora tiene una conexión o experiencia personal con esta destreza deportiva y artística. Sin embargo, la sensación que transmite es de una profesionalidad increíble a la hora de haberse documentado para transmitir tantísimos datos técnicos, coreográficos y del mundillo del patinaje sin que nos resulten abrumadores y, al mismo tiempo, para que nos hagamos una clara idea de la complejidad que hay detrás de este ámbito deportivo y no solo a nivel de competiciones internacionales. Se muestran muy bien todas las inseguridades, la presión a la que está sometidos, su ritmo de vida tan exigente para mantener el nivel profesional y seguir siendo jóvenes con vidas “normales”. Este aspecto de la novela le da una profundidad muy realista a la construcción de los tres personajes, porque el patinaje como elemento argumental les aporta más conflictos personales que los que nos daría una mera historia de amor con sus puntos de tensión, ya que hay algo más que les importa tanto como el amor para ser felices.
Como comentaba al principio, no tenía ninguna referencia acerca del estilo de Virgina S. Mackenzie y había evitado leer ninguna opinión al respecto por lo que toda la impresión que me he llevado de ella me viene de nuevas. Y no sé si ha sido una sorpresa porque la verdad es que, de alguna manera, esperaba la calidad narrativa que me he encontrado. Tiene momentos muy distendidos y otros más profundos, pero en general utiliza la tensión en los momentos clave, de forma que hasta el mismo final hay asuntos pendientes por resolver. Además, también hay muchísimas alusiones a la actualidad friki, a películas y novelas juveniles y la mayoría de las conversaciones son divertidas y con un punto muy fresco de sarcasmo, algo de lo que personalmente disfruto un montón. Así que, a pesar de haber sido un drama romántico, es una novela con muchas reflexiones positivas y un tono esperanzador.
8/10
En otras palabras, ha sido una historia con muchos momentos emocionantes, tanto divertidos como angustiosos, que he leído con una sonrisa con las ocurrencias de los personajes o con el nudo en la garganta cuando la cosa se ponía tensa. Tiene una dosis justa de misterio en las historias personales de algunos personajes, con bastante humor en cada diálogo y con mucho amor, cariño y amistad. Esto ha sido sin duda la clave para que me haya hecho sentir tantas cosas a la vez y el principal motivo por el cual creo que es una buena novela para cualquier tipo de lector y no solo para los habituales de la novela romántica. Si de algo me arrepiento ahora mismo es de haber tenido esta novela en mi estantería tanto tiempo sin haberla leído antes.



¿Conocíais a la autora o su novela?
¿Os gustan los romances con trasfondo deportivo?

miércoles, 1 de abril de 2020

RESEÑA Mi Orgullo y tus Prejuicios


 
Autora: Alissa Brontë

Editorial: Kiwi Ediciones, 2020

Corrección: Irene Muñoz Serulla

Rústica con solapas, 242 págs.

Autoconclusivo

Género: Juvenil, Romance, Contemporánea


Sara tienen miedo, a pesar de que ya conocía su destino, pero saberlo de antemano no lo hace más fácil. Volará a Corea, un lugar lejano y diferente del que no comprende sus costumbres, pero al que tendrá que adaptarse ya que su futuro esposo, o el futuro negocio que va a cerrar su padre, es de allí.

Tras de sí dejará amigos, un amor y un hogar que no es perfecto, pero que le es conocido, y se zambullirá en otro del que apenas conoce nada. 
Al llegar, no solo se topará con un mundo opuesto al suyo, sino con un guardaespaldas que pondrá su interior también patas arriba.

También conocerá a su prometido.

Un internado, peleas, grupos, soledad… Y lo único que la mantendrá en pie será su orgullo o, tal vez, lo que la haga caer sean los prejuicios.


Son varias las novelas que me llaman la atención de Alissa Brontë, aunque cuando supe de la publicación de Mi orgullo y tus prejuicios, algo me atrajo al instante y decidí que sería esta la historia con la que comenzar por la bibliografía de esta autora de romántica. Ahora creo que me equivoqué y que hubiera hecho mejor en iniciarme con alguno de sus romances históricos, pues al terminar este libro he tenido la sensación de que, pese al intento por arriesgar a ser original situando la trama en Corea del Sur (y eso teniendo en cuenta que este detalle está dejando de ser original debido a la cantidad de novelas que ya hay ambientadas en ese país), esta historia ¿romántica? hubiera tenido más acierto argumental si la enmarcásemos hace dos siglos.

La trama es tan simple como que una española es obligada a viajar a Corea del Sur para casarse con un desconocido, por cuestiones empresariales (¿?). Cuando conoce a su prometido saltan chispas con los roces continuos que tienen porque el chico es un poquito intratable y de humor cambiante, mientras que ella es bastante manejable y de poco carácter (o de otra manera no se explica que haya aceptado esto del matrimonio concertado en un país extranjero con un desconocido que además es un borde, así que orgullo y amor propio por su parte he visto poco, la verdad). Cuando Sara llega a su nuevo “hogar”, ni siquiera parece que su nueva familia esté muy feliz con el enlace y en su nuevo instituto tiene que aprender rápidamente cómo moverse para no convertirse en una marginada además de en una forastera durante todo el curso. Así que el resto de la novela se desarrolla a través de los intentos de Sara por encajar en todas las facetas de su nueva vida y en conocer a su futuro marido. A priori a mí me parecía una premisa muy interesante con la que se podía arriesgar mucho e incluso, dado el título de la novela, podíamos hasta esperar una especie de retelling del clásico ahora que está tan de moda poner a versiones modernas de Elizabeth Bennet o de Jo March en romances contemporáneos.

Sin embargo, son varios los fallos que yo me he encontrado para que personalmente esta novela no haya sido de mi agrado. El principal ha sido el poco sentido que le veo a toda la trama en sí misma desde que empieza el libro. De entrada, me parece una premisa bastante ridícula que en el siglo XXI la protagonista (española, occidental) sea obligada a casarse con un extranjero por motivos de transacción multinacional de las empresas familiares. Creía que iba a tener algún tipo de justificación más creíble que la que se nos da, pero no es así. Que sí, que es ficción, pero la ficción tiene que tener cierta coherencia y si la novela es contemporánea, realista y demás, tiene que guardar algo de sentido si partimos de que es una chica completamente moderna, con una familia con la que parece que se lleva bien y que simplemente se tiene que casar sí o sí con un desconocido (además, eso, un completo desconocido, que no es que las familias se conozcan y arreglen el enlace por motivos económicos, para guardar las apariencias o qué sé yo).

Por otro lado, ninguno de los personajes ha provocado en mí más que pereza por todo lo que les ocurre y realmente solo puedo destacar a la protagonista, porque el resto son secundarios a su alrededor sin mucho desarrollo personal ni narrativo. Además, todos ellos quedan en un segundo plano y siguen un prototipo tan concreto, que no aportan nada nuevo. Por ejemplo, el coprotagonista, si podemos llamarlo así, es súper típico (quitando el detalle de que sea surcoreano), un borde de manual, antipático y que realmente trata mal a Sara. Más allá de las diferencias culturales, la menosprecia en muchas ocasiones llevando la relación a un punto de amor-odio que lo que en realidad es, es tóxica. En consecuencia, el romance como plato principal del menú asiático se me ha atragantado prácticamente desde el principio, porque parece que vamos a asistir a un slow burn lleno de química pero termina siendo un mero instalove únicamente con mucha física y tensión sexual precipitada (o tampoco entendería de otra manera la escena erótica del final, que parece un añadido o contenido extra, más que una escena sincronizada con el resto de la novela). Los demás personajes masculinos que aparecen acaban por ser una copia unos de otros en su actitud y su forma de resolver los conflictos (a puñetazo limpio, la mayoría de las veces), resaltando solamente un aspecto del carácter surcoreano, como si fueran todos unos agresivos, bordemente viriles y posesivos con las chicas. Ellas tampoco quedan mejor paradas porque solo se resalta su afán por casarse con un rico heredero con mucho honor sin una pizca de sororidad unas con otras.

 Con este panorama, el choque cultural es muy fuerte para Sara pero nosotros como lectores apenas vemos nada de la cultura coreana como tal y solo se dejan caer cuatro clichés exagerados como que lo coreanos son unos fanáticos de las tradiciones, que tienen estanques con peces como rincones favoritos para relajarse en plan intensito y que sus escuelas elitistas son SÚPER elitistas, incluso para la propia élite. De hecho, uno de los aspectos que más me llamaban la atención de esta novela era su ambientación en Corea del Sur, pero al final parece que la localización geográfica de la trama se ha quedado en una justificación para realzar prácticamente aspectos negativos de la cultura más oriental, aferrada a las tradiciones pasadas de moda. Al final, el resultado es que realmente no hay ambientación, no conocemos exteriores ni lugares icónicos, no paseamos por Seúl ni por ningún paisaje característico surcoreano, porque todo se limita al interior de una mansión y si acaso sus jardines y a la descripción de un típico instituto internacional insoportablemente elitista, nada nuevo ni exclusivo de Corea. Así que ha sido una verdadera decepción en cuanto a la documentación para seguir conociendo este país.

Para finalizar mi comentario personal, en general todo esto se podría haber pasado por alto si hubiera disfrutado con la narrativa, pero me he encontrado con una prosa falta de pulir en muchas ocasiones. No digo que el estilo personal sea malo (es más, estoy más que segura de que volveré a repetir con la autora con alguno de sus romances históricos) pero el caso es que, además de haberme encontrado bastantes erratas (incluida una en la primera línea de la sinopsis de la mismísima contraportada del libro) que denotan la ausencia de una corrección meramente ortotipográfica, considero que necesita una corrección de estilo más profunda y meditada que elimine las muchas repeticiones de estructuras que tiene, algunas frases a veces sin sentido, con muchas comas interrumpiendo la narración o incluso algo que se ve mirando la novela en conjunto como es la repetición constante de las palabras “orgullo” y “prejuicio”, como si necesitara afianzar algún paralelismo con la obra clásica a la que recuerda el título cuando no hay ninguna semejanza con ella.

4/10

En definitiva, tengo la sensación de que esta ha sido una de esas ocasiones en las que las expectativas juegan una mala pasada, sobre todo cuando no se conoce a la autora, pese a que no iba con nada en mente y no tenía ni idea de qué iba la trama. No me importa volver a intentarlo con Alissa Brontë porque reconozco que la historia podría haberme encantado hace algunos años pero a estas alturas hay varios aspectos de las novelas románticas que no tolero y que me impiden disfrutar de lecturas así. Sin embargo, pese a todos estos “peros”, soy consciente de que he podido leer el libro muy rápidamente porque tiene algo que engancha y en ninguno de sus tramos me he aburrido, porque no deja de ser ágil y con un estilo sencillo lleno de diálogos, que quizás la habría hecho más apropiada como libro para el verano para no tener que pensar mucho o directamente para no pensar en nada.

*Por último, agradezco mucho la amabilidad que ha tenido Kiwi Ediciones al enviarme un ejemplar.





¿Os gustan las novelas ambientadas en Asia?

¿Conocíais a esta autora de romántica?