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miércoles, 18 de julio de 2018

RESEÑA Una Canción Salvaje



Autora: Victoria Schwab

Título Original: This Savage Song

Editorial: Puck Ediciones, 2018

Traducción: Nora Escoms

Rústica con solapas, 416 págs.

Bilogía Los Monstruos de Verity #1

Género: Juvenil, Fantasía, Urban Fantasy


Kate Harker quiere ser despiadada como su padre. Tras cinco años en los que pasó por seis internados, al fin regresa a casa para demostrar que puede serlo.

August Flynn quiere ser humano. Pero no lo es. Es un monstruo, capaz de robar almas con una canción. Es uno de los tres monstruos más poderosos de una ciudad plagada de estas criaturas. El arma secreta de su propio padre.

Su ciudad está dividida.

Su ciudad está desintegrándose.

Kate y August son los únicos que pueden ver ambos lados, los únicos que podrían hacer algo. Pero ¿cómo te decides a ser héroe o villano cuando es tan difícil distinguirlos?


Nunca había leído ninguna novela de Victoria Schwab anteriormente y sólo tenía como referencia que se trata de una autora de fantasía cuyas historias se caracterizan por ser muy originales. Esa fue la primera impresión que tuve tras leer los primeros capítulos de Una Canción Salvaje porque, siendo sincera, de lo extraño que es el mundo que nos presenta, estaba maravillosamente perdida al principio porque no te explica nada de nada y deja que vayamos conociendo todo lo que ha creado a medida que avanza la historia. Este es uno de los aspectos que hace que se haga muy difícil de soltar porque simplemente, queremos saber. Queremos conocer a los implicados en este conflicto, queremos saber qué papel juegan en la dinámica de esta ciudad-mundo y queremos saber cuál es la verdadera premisa de la historia, que para quien no lo importe, intentaré ir desgranando en las siguientes líneas pero que, si me permitís un consejo, es infinitamente mejor que hagáis como yo, y os lancéis sin conocer nada previamente de esta bilogía.

Aviso que a continuación no habrá spoiler pero que voy a establecer un poco la idea central de esta novela, y podría ser más efectivo que lo descubráis por vosotr@s mism@s pero allá va. [Posible spoiler→] En Ciudad V existen los monstruos porque los actos malvados de los humanos (asesinatos, agresiones, violaciones) han ido creándolos uno a uno: si alguien mata a otro, surge una sombra de maldad que termina engendrando un monstruo. [←Fin del posible spoiler] En medio de esta ciudad con este problemón, hay dos formas de enfrentarse a ellos pero diametralmente opuestas. Por ello, después de años de enfrentamientos, la ciudad ha quedado dividida entre los dos bandos liderados por las familias Harker al norte y Flynn al sur, a cada una de las cuales pertenecen los protagonistas, Kate y August. Obviamente, ambas familias están enfrentadas por el poder de Ciudad V pero han llegado a una tregua muy frágil que puede romperse en cualquier momento y parece que hay alguien que se beneficiaría si el conflicto se reactivase.

Hasta aquí la premisa y casi la mitad del libro, en la que apenas hay trama como tal ya que se trata únicamente de una presentación del mundo ciudad en el que se mueven los dos personajes protagonistas y a quienes conocemos casi al instante porque están muy bien definidos en apenas unas páginas: la chica rebelde que busca la aprobación de papá y el chico atormentado por su naturaleza oscura. Son personajes bastante prototípicos pero la autora sabe darles un nuevo enfoque gracias a la aparente originalidad del escenario en el que los coloca. Digo aparente porque en realidad Ciudad V podría ser perfectamente Verona de urban fantasy y August y Kate los sustitutos de Romeo y Julieta. No sé si la idea de la autora surgió de esta obra de Shakespeare pero hasta aquí las similitudes.

Kate Harker es una chica problemática que sólo quiere ser tan despiadadamente efectiva como su padre, mientras que August quiere precisamente todo lo contario, no ser un monstruo. Ambos personajes resultan bastante complejos porque su construcción se va desarrollando lentamente a pesar de que podamos encasillarlos desde el principio. Sus personalidades tienen multitud de matices que me ha encantado ir descubriendo porque, monstruos o no, todo lo que les rodea está impregnado de un halo sobrenatural muy intrigante. Además, uno de los mejores aspectos que tiene la novela son los entornos familiares en los que se han criado. Ha sido genial ir conociendo dato a dato a tanto personaje secundario hipnótico en las dos familias como los padres y los hermanos adoptivos de August o el implacable padre de Kate y sus espeluznantes subalternos.

Como os digo, más de la primera parte de la novela es introducción, básicamente, para hacernos una idea tanto de personajes como de ambientación y un poco más adelante es cuando comienza el verdadero desarrollo de la trama que, por otra parte, no es especialmente enrevesada ni tampoco nada nuevo pero tiene algo que engancha y debe ser por la curiosidad que causa la nueva situación de August: el chico se convierte en la nueva estrategia de los Flynn para averiguar quién quiere acabar con la delicada tregua que concede una relativa paz a la ciudad. En su nuevo instituto en el norte, August tiene que pasar desapercibido y en esa posición tan precaria, conoce a Kate y ambos entablan una peculiar relación a través de conversaciones, que desde mi punto de vista, son lo más flojito del libro porque ella se dedica a hacerse la dura y él el misterioso, pero no  hay mucho más hasta casi el final del libro, en el que despliegan más magnetismo de cara a la segunda parte de la bilogía.

Respecto al estilo de Victoria Schwab, no estoy nada segura de cuál es su secreto para que a pesar de la trama tan sencilla que he encontrado haya conseguido engancharme tanto. Quizás todo reside en su gran imaginación al crear la ambientación de este urban fantasy. Quizás ha sido el ritmo o los capítulos tan cortitos. Lo único que sé de cierto es que sentía ganas de leer página tras página para saber por dónde iba a ir la historia. Es verdad que más de la mitad esas páginas sólo sirven para ponernos al día con la creación de todo, porque no se nos presenta desde un principio, si no que prácticamente estamos a ciegas sobre los monstruos, las familias, la política de la ciudad, ni siquiera podemos ubicar ni época ni lugar y todo nos lo va desvelando con mucha sutileza de forma que necesitamos seguir leyendo si queremos enterarnos de algo. Así que como os recomendaba al principio, lo mejor es conocer a los monstruos de Verity completamente a oscuras.


En resumidas cuentas, una novela diferente y muy adictiva, con una trama interesante que aunque no sea algo nuevo, cuenta con la pluma de una autora experta en crear adicción con muy pocos recursos argumentales pero un gran dominio de la imaginación en la ambientación. Dado que no había leído antes ninguna de sus novelas, no he tenido con qué comparar pese a que tenía ya muy buen concepto de Victoria Schwab por referencias y recomendaciones, pero me alegro mucho de haber empezado a leerla con esta novela porque creo que dentro de su sencillez, es una buena forma de hacerme una idea del potencial que tienen sus historias. Desde luego, se convierte en una clara recomendación para amantes del género cansad@s de los típicos vampiros, licántropos o cazadores de unos y otros que tanto abundan en los urban fantasy juveniles de la actualidad.

*Termino dando las gracias a Puck Ediciones por el envío del ejemplar que me ha permitido descubrir a esta autora.
**Desconozco la autoría de las ilustraciones pero son meramente ilustrativas y no son mías.





¿Conocíais esta novela o a su autora?

¿Sentís curiosidad por los monstruos de Verity?

miércoles, 11 de julio de 2018

RESEÑA La Flor de Fuego




Autora: Alba Quintas Garciandia
Editorial: Nocturna Ediciones, 2017
Rústica con solapas, 296 págs.
Autoconclusivo
Género: Juvenil, Realista, Contemporánea, Basada en hechos reales
Nadie sabe qué ocurre en el instituto. Estudiantes y profesores corren por el edificio e intentan salir a toda costa mientras resuenan estallidos similares a disparos... Pero eso no es posible, ¿verdad?
Una chica en la calle asegura que los ha visto entrar y, sí, iban armados. Otro alumno tiembla en la biblioteca tras haber presenciado una escena que jamás olvidará. Y John...
¿Dónde está John? ¿Por qué, cuando todos se esfuerzan por huir, él recorre los pasillos en dirección a los disparos?
Tal vez él quiera contarlo. Porque esta es la historia de John. Y la historia de John es la historia de Columbine.
O quizá no tanto.
Confieso que tenía una curiosidad tremenda por leer esta novela desde que se publicó, ya no sólo por los hechos que narra sino también porque tenía mucho interés en conocer la pluma de esta joven autora de la que todo el mundo hablaba maravillas. No se equivocaban y ahora he podido comprobar por mí misma que Alba Quintas escribe como poc@s escritor@s lo harían a su edad. Si hay alguien que sigue pensando que la experiencia lo es todo, está claro que se perderá a muchísimos talentos jóvenes como esta autora. Eso sí, adelanto que pese a que la novela es sumamente curiosa por su forma de estar estructurada, la historia no es original (obviamente, porque está basada en un hecho real muy concreto) y me ha dejado bastante indiferente al terminar, incluso un poco fría con respecto a cómo sentirme con la conclusión.
Si no habéis leído el argumento, ni siquiera hace falta porque se resume en una forma de novelizar la masacre ocurrida durante los años noventa en el instituto norteamericano de Columbine, conocida como la matanza de Columbine, en la que dos chicos armados con fusiles mataron a varios compañeros y profesores e hirieron a decenas, pudiendo haber sido bastante peor porque no pudieron llevar a cabo el plan tal y como lo tenían ideado en sus macabras mentes. Si no conocéis este suceso, es probable que esta novela os impacte simplemente por lo que cuenta, pero tampoco os asustéis porque la autora es bastante sutil y la perspectiva de la narración está muy bien enfocada para que no sea simplemente el morbo de lo que pasó, sino también de por qué pasó y a quiénes le pasó. De esta forma, podemos ver varios puntos de vista pero el principal es el de John, un chico cualquiera con un grupo de amig@s cualquiera que fue a clase un día cualquiera. Y esta novela es su historia.
John es un personaje un tanto atípico, un chico apático que no termina de encajar en su grupo de amigos, formado tanto por chicos como por chicas con personalidades muy variadas. Algunos de ellos destacan tanto que su carácter hace sombra a los demás y John se siente prácticamente eclipsado, sin capacidad para decir a su mejor amigo lo importante que es para él o de lanzarse de una vez a por la chica que le gusta. En medio de ese día a día, vamos conociendo cómo se fragua la tragedia a la vista de todo el instituto y empezamos a sentir la angustia por lo inevitable. Porque no se pudo evitar, ¿verdad? Esta es la gran pregunta que trasciende a lo largo de toda la novela, que sirve como vía para la crítica social de varios temas como el bullying escolar o el debate sobre la facilidad en el acceso a las armas de los jóvenes en Estados Unidos. También deja traslucir el sentimiento de culpa de los supervivientes de unos hechos como los ocurridos en el Columbine o la necesidad de buscarle una explicación a lo que no se puede explicar. Así que en general, es una novela que invita a reflexionar bastante para las poquitas páginas que tiene.
Sin embargo, el impacto emocional que debería haberme transmitido no ha sido así porque muchas de las cosas que narra o que utiliza de la realidad (como las conversaciones telefónicas o los pensamientos en el blog de uno de los asesinos) es algo que yo ya había visto en películas o documentales porque es un suceso que siempre me ha fascinado. Por supuesto, esto es una cuestión totalmente personal porque el libro está pensado para impactar y reconozco que de no ser por mí misma, estoy segura de que lo consigue en cualquier otr@ lector@ por la forma en la que está escrito. El estilo de Alba Quintas es muy particular porque mezcla aspectos muy introspectivos, describiendo sentimientos y sensaciones a través de los personajes, pero también plasma muy bien escenas que deberían ser impactantes a nivel emocional pero limitándose a narrar los hechos, para que sea el lector quien tenga sus propios sentimientos.
Además, la estructura del libro mezcla realidad y ficción y está estructurado de una forma curiosa porque empieza por el final (lo que ya conocemos) y luego retrocede unos meses contando cómo se llega hasta ese final pero narrado desde unos meses después del acontecimiento. Lo sé, parece complicado pero al leer la novela, el único efecto que tiene esta estructura es crear expectación. Por otra parte, esta novela tiene un ritmo muy cómodo para intentar comprender lo incomprensible porque gracias a su corta extensión y a pesar de conocer cómo acaba todo, se lee muy rápido por el (llamémoslo) morbo de conocer en qué punto se torció todo.
Resumiendo, una lectura amena que toma como base un hecho incomprensible y traumático como es un asesinato en masa en un instituto norteamericano, una historia conocida y que por desgracia, suele repetirse. Sin embargo, la autora le da una perspectiva más humana intentando poner en el foco de interés a las personas implicadas sin centrarse mucho en los hechos escabrosos y además la edición también incluye ilustraciones de los personajes para lograr humanizarlos todavía más. Así que si buscáis una historia diferente, cortita y sentís curiosidad por la historia ficticia detrás de la realidad, no dudéis en probar con esta novela.




¿Os gustaría ver la historia detrás de la realidad?
¿Habéis leído alguna otra novela de esta autora?

viernes, 6 de julio de 2018

RESEÑA Refugiado



Autor: Alan Gratz
Título Original: Refugee
Editorial: Loqueleo (Santillana), 2018
Traducción: Julio Hermoso
Rústica con solapas, 360 págs.
Autoconclusivo
Género: Juvenil, Realista (Basado en hechos reales), Crítica Social
Tres niños distintos.
Una misión en común: HUIR
Una novela llena de acción que afronta una temática tan actual como intemporal: el valor, la supervivencia y la búsqueda de un hogar.
JOSEF es un chico judío que vive en la Alemania nazi de los años treinta. Ante la inminente amenaza de los campos de concentración, su familia y él se embarcan en un navío rumbo al otro extremo del mundo…
ISABEL es una niña cubana en 1994. Con los disturbios y la agitación que asolan su país, su familia y ella se echan a la mar en una balsa con la esperanza de hallar la seguridad en Estados Unidos…
MAHMOUD es un muchacho sirio en 2015. Con su patria desgarrada por la violencia y la destrucción, su familia y él inician una larga caminata hacia Europa…
Los tres niños partirán en un terrible viaje en busca de refugio. Los tres se enfrentarán a peligros inimaginables: desde la posibilidad de morir ahogado hasta los bombardeos y las traiciones. Pero siempre existe la esperanza de un mañana, y, aunque Josef, Isabel y Mahmoud están separados por los continentes y las décadas, sus historias acabarán por entrelazarse de manera sorprendente.
Quizás tengáis la sensación de que esta historia ya la conocéis, puesto que no paramos de ver en la televisión o en la prensa nuevas oleadas de inmigrantes a ambos lados del Atlántico, ya sea intentando llegar a Norteamérica o a cualquier país europeo por el Mediterráneo. Los motivos que nos vienen a la mente cuando pensamos en estos movimientos migratorios suelen ser genéricos y se resumen en “Buscan una vida mejor”. Pero de detrás de esas masas de gente que llega en pateras por el estrecho de Gibraltar, de personas hacinadas en barcos que arriban a Sicilia o los grupos de jóvenes que intentan traspasar la frontera mexicana en los bajos de un camión, detrás de todas esas personas que simplemente agrupamos como “inmigrantes”, hay historias individuales que nunca nos molestamos por conocer porque, como os digo, la sensación es: siempre es lo mismo. Y es verdad, tan verdad como que las mismas historias no sólo se repiten independientemente de la geografía sino también de la época (refugiados de genocidios, refugiados políticos o refugiados de la guerra).
Esta novela nos muestra tres historias muy distintas separadas por un mundo de distancia y por décadas en el tiempo. Las historias están narradas en tercera persona pero de forma muy introspectiva, intercalando los puntos de vista cada uno de los protagonistas en capítulos muy cortos. Pese a que pueda parecer una historia dura, la verdad es que tiene un estilo muy juvenil con expresiones muy cercanas y sin dramatizar demasiado (pese a lo que narra). Se hace muy amena de leer porque además tampoco es muy larga pese a que en realidad podrían ser tres libros en uno aunque no sea por la extensión de páginas. Sus tres jóvenes protagonistas son personajes construidos sobre la base de sus duras circunstancias a pesar de que conocemos un poco cómo eran sus vidas antes de pasar a ser etiquetados como “refugiados”. Ese contraste entre lo que han conocido y lo que les toca afrontar ahora es lo que marca la evolución de cada uno de ellos, una evolución personal muy bien utilizada para mostrarnos que incluso en la adversidad se debe mantener siempre la esperanza.
En primer lugar, conocemos a Josef, un chico alemán judío a punto de convertirse en hombre tanto por sus costumbres como por sus circunstancias, que obligado a huir de Alemania por el régimen nazi, parte con su familia en un trasatlántico durante el éxodo de los años 30. Pero la sombra de Hitler es alargada y el inminente Holocausto amenazan con seguirlos allá donde vayan. Su historia a lo mejor es la más conocida, tanto en la literatura como en la televisión, porque han pasado muchos años y han sido múltiples las historias similares que se han querido contar para no repetir los mismos errores y para no olvidar los horrores de aquel genocidio. Aún así, Alan Gratz consigue dejarnos nuevas sensaciones que quizás no se ven en otras novelas, como por ejemplo, el estrés postraumático que sufrían las víctimas de los campos de concentración si lograban escapar o cómo el resto de países intentaban lavarse las manos ante las oleadas de inmigrantes judíos repartiéndose cuotas de personas (un poco como hoy en día, vamos).
Por otra parte, en la década de los noventa situamos a Isabel, una de las cientos de niñas de que se lanzaron en balsa desde Cuba para huir del régimen castrista por la constante vulneración de los derechos humanos y civiles a los que se veían sometidos los disidentes políticos, como el padre de Isabel. A la niña no le asusta el mar, no le asusta tener que empezar una nueva vida en Estados Unidos, ni dejar su casa, con tal de que su familia permanezca unida y sea feliz. En realidad, ni siquiera echará de menos a sus amigos porque el único que le importa, Iván, va junto a sus padres con la familia de Isabel (su padre, su abuelo y su madre embarazada). Aprovechan que Fidel Castro da un permiso especial durante unos días para apaciguar los graves disturbios que se producen en la calle y permite abandonar el país a los que quieran irse y como puedan. Es tremendo leer la cantidad de peligros que puede haber en el mar, además de las tormentas tropicales, los animales o el resto de barcos, aunque esta historia en particular es la que tiene más interacción personal porque aunque sea el trayecto más corto, son muchas horas en una pequeña balsa con bastantes personas a bordo en muy poco espacio. Así que casi todo son conversaciones entre ellos para matar el rato, discutir ideas para sobrevivir una noche más o para meterse con Castro.
Sin embargo, sin duda la historia que más me ha tocado la fibra  ha sido la de Mahmoud, quizás porque es la que me toca más cerca y es la más actual, así que es difícil no identificarse con la tragedia de los miles de refugiados que huyen de Siria huyendo del Daesh y la guerra. La familia de Mahmoud lleva varios años conviviendo con las bombas y las masacres de civiles en el país, prácticamente asolado por completo. Acostumbrados a llevar una vida acomodada, se ven obligados a abandonar su hogar cuando una de las bombas destruye su casa y de milagro, logran sobrevivir un día más para poder salir de su tierra a través de las mafias que se aprovechan de la situación. A partir de ahí, su odisea particular sigue por tierra y por mar, sorteando terroristas, ejército sirio y rebeldes. Toda su “aventura” me ha tenido sufriendo desde su primer capítulo y su protagonista me ha inspirado más admiración que compasión. De hecho, un punto muy a favor de la historia de Mahmoud reside en la figura de su padre, el eterno optimista que no pierde su capacidad de hacer reír a su familia en los momentos menos oportunos y con su alegría incluso en las situaciones más desesperadas. Por contraste, el hermano pequeño de Mahmoud representa a miles de niños que ha perdido la capacidad de reír, de alegrarse, de jugar, y en definitiva, de sentir algo, porque a su corta edad no han conocido otra vida que no sea la guerra y parte el corazón pensar que el personaje supone un símbolo, en realidad.
Me he permitido presentaros un poco las tres historias por separado porque realmente transcurren por separado aunque de una manera similar, salvando las distancias temporales y espaciales aunque con evidentes paralelismos entre ellas. Sin embargo, el final nos tiene reservada una sorpresa con la que no he podido evitar emocionarme porque resulta que están relacionadas de una forma perfecta y Alan Gratz nos da una lección de humanidad demoledora. El propio autor desvela que muchos de los acontecimientos de las tres aventuras están basados en hechos reales, algunos tal cual ocurrieron y otros inspirados mezclando elementos. También algunos personajes secundarios están basados en personas reales o cogiendo características y sucesos de esas personas que de verdad existieron. Todo ello hace que Refugiado sea una novela hiperrealista que aunque sepamos que es invención del autor, es inevitable sentir que en realidad está contando lo que posiblemente les ocurrió a cualquiera de esas personas que han vivido un experiencia así.
Con tres voces distintas, pero que tienen en común la sencillez y la contundencia de narrar los hechos de una forma tan efectiva que se hace un poco difícil permanecer impasible ante lo que se está leyendo, por mucho que estemos acostumbrad@s a imaginarlo. Además, el autor hace un esfuerzo enorme para no caer en la trampa de contar simplemente lo más escabroso, que sería lo más fácil si lo que se pretende es conmover. Podría haberse limitado a mostrarnos sólo muertes e injusticias por todas partes para enseñarnos lo horrible que es ser refugiado, pero en cambio nos da una nueva visión para que podamos empatizar más fácilmente con unos chavales que podríamos ser cualquiera de nosotr@s, personas con vidas cotidianas, totalmente ajenos a los conflictos que terminan con las vidas que conocen. Así que en general, esta novela de ficción ha supuesto para mí un baño frío de la realidad que me rodea, incluso cuando apenas soy vagamente consciente.
Para resumir mis impresiones, reconozco que ya iba preparada para leer las historias crudas de tres niñ@s que huyen de sus respectivos hogares por diferentes motivos, y ya partiendo de ahí, suponía que sería una novela emotiva. Sin embargo, me he encontrado mucho más que un libro sobre la desesperación humana y la búsqueda de una vida mejor, ya que también es una aventura coral, con historias entrelazadas en el tiempo que nos muestra que no importa dónde ni cómo ni cuándo vivamos, la historia puede repetirse en cualquier momento y a tod@s nos gustaría que nos dieran la bienvenida a un nuevo hogar. Sinceramente, a partir de ahora me voy a poner muy pesada recomendando a todo el mundo este pequeño descubrimiento.
*Termino dando las gracias a Loqueleo (Santillana) por el envío del ejemplar que me ha permido conocer esta emotiva historia.


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¿Conocíais esta novela o a su autor?