RESEÑA Ríos de Londres

Autor: Ben Aaronovitch

Título Original: Rivers of London

Editorial: Oz Editorial, 2019 (Reedición de Bolsillo)

Traducción: Cristina Martínez

Tapa blanda, 384 págs.

Ríos de Londres #1

Género: Misterio, Policíaca, Urban Fantasy

En Londres, la magia está fuera de control. El joven Peter Grant era un agente de policía novato más hasta que un día, durante la investigación de un terrible asesinato, recibe cierta información de un testigo ocular muy especial: un fantasma. Tras descubrir que la magia existe, Grant ingresará en un departamento secreto de Scotland Yard que se encarga de las investigaciones sobrenaturales y, junto al enigmático inspector Nightingale, llevará a cabo tareas tan singulares como negociar treguas entre el dios y la diosa del Támesis, desenterrar tumbas en Covent Garden y perseguir a un espíritu maligno y vengativo que está sembrando el caos en la ciudad.

Con la cuarta parte de esta serie de libros publicada, yo aún no me había planteado empezar a hacerle un hueco para ir leyéndola aunque he aprovechado que comienza la reedición de las primeras partes para ir poco a poco. No llevaba ningún tipo de expectativa acerca de esta saga salvo las pocas opiniones generales que había oído por aquí y por allí y al final he terminado uniéndome a ese coro de voces positivas que alaban este inicio de serie fantástica. Apenas sabía de qué iba, poco más que las frases promocionales que se pueden ver pero no me había detenido a ver el argumento detenidamente y ha sido todo un acierto porque me ha enganchado de una manera que no me esperaba.

Si tengo que decir el elemento que más me ha gustado de esta novela introductoria de la saga es sin duda Peter Grant, un personaje carismático, el narrador en primer persona de todo lo que le va sucediendo y de todo lo que se le va pasando por la cabeza. Tiene unas características fuera de lo común (es mestizo, mulato de ascendencia africana), tiene un desparpajo innato a la hora de expresarse y muchos de sus comentarios están impregnados de un sarcasmo que le lleva a veces a ser más cínico de lo que pretende. Hace muchas observaciones sobre lo que le rodea y eso le lleva a entablar conversación con el único testigo del asesinato en el que él y su compañera Lesley May han sido asignados para proteger el perímetro. Ambos están a punto de terminar su periodo de prueba en la Academia de Policía y están ansiosos por saber a qué departamentos los destinan, así que Peter quiere probar su valía interrogando personalmente a ese testigo esencial para el caso de asesinato. El problema es que el testigo resulta ser el fantasma de un hombre muerto hace siglos y tras la sorpresa inicial, Peter decide informar a sus superiores y eso capta la atención del inspector Nightingale, responsable de la sección mágica de Scotland Yard, que lo elige como aprendiz para que trabaje con él en su departamento.

Esa es la premisa de la novela y a partir de ahí la trama se vuelve súper interesante, mezclando la investigación policial propiamente dicha con la aparición de seres sobrenaturales de todo el mundo mágico que va descubriendo Peter (espíritus antiguos, fantasmas, vampiros…). Aunque he visto que la comparan con una especie de Harry Potter con aires de Sherlock Holmes, lo único que tienen en común estas alusiones con Ríos de Londres es que Peter Grant descubre que hay un mundo mágico con seres sobrenaturales detrás de su querida ciudad y que se dedica a resolver el misterio de un asesino en serie con un mentor bastante peculiar, pero ahí acaba cualquier parecido con ambos personajes icónicos y con las historias de sus novelas respectivas para que no os lleve a engaño. De hecho, quizás son los personajes secundarios los que se encargan de marcar esas diferencias más que evidentes. Lesley May es una agente muy competente y concienzuda (mucho más que el propio Peter, la verdad) y a través de los ojos de su compañero llegamos a admirarla muchísimo aunque Peter solo piense en llevársela a la cama si la cosa surge, pero se nota el respeto que siente por ella como policía. Y por supuesto, el otro gran pilar de la trilogía es Thomas Nightingale, aunque es una novela bastante introductoria con respecto a este personaje, que me ha parecido fundamental para apuntalar toda la trama y el inicio de la saga, así que mis ganas por conocerlo más a fondo no se han visto del todo satisfechas pero confío en la continuación.

Sin embargo, el caso a resolver en sí mismo me ha parecido demasiado complicado de seguir en el sentido de que muchos de los detalles que se van descubriendo están basados en el folklore inglés tradicional, algo de lo que yo apenas tengo ni idea y me era imposible adelantarme a las deducciones de Peter según iban avanzando en las averiguaciones. Aunque a decir verdad, pese a que no podamos seguir los descubrimientos como lo haríamos en una novela policíaca convencional, lo podemos hacer a posteriori porque el autor se va encargando de explicarnos todo lo necesario acerca de esas historias secundarias necesarias para comprender las conexiones con el caso actual. Además, Londres y sus alrededores quedan fielmente retratados con la ubicación de las calles o la descripción de los barrios residenciales por los que se mueven Peter, Lesley y Nightingale, pero tampoco es que lleguen a abrumar demasiado porque los párrafos descriptivos también son cosa de Peter y su punto de vista es muy sencillo y llevadero porque siempre está haciendo anotaciones divertidas y a la vez nos va contando cosas sobre su vida y sus experiencias pasadas.

Por lo demás, nunca había leído a Ben Aaronovitch y tampoco tenía una idea preconcebida de lo que me podría encontrar en esta novela. Por eso creo que la sorpresa que me he llevado ha sido mayor porque, aunque en principio sabía que por temática me podría gustar, el estilo y la forma de llevar la historia que ha tenido el autor han sido lo que más me ha hecho disfrutar de una novela que podría haber resultado demasiado extraña para mi gusto. Tiene un estilo ligero y muy ágil plagado de diálogos de investigación, de pesquisas comentadas entre Lesley y Peter, de giros argumentales con nuevas víctimas del asesino en serie, mortal o inmortal, que anda suelto por Londres y de conversaciones entre Nightingale y su nuevo aprendiz, que está alucinando con todo lo que está descubriendo del mundo mágico. Este triángulo de relaciones es lo que da vida a la trama para que avance, aunque el resto de secundarios (que son ni más ni menos que los ríos de Londres personificados que dan título a la saga y a la novela) que aparecen hacen de este libro algo completamente original, curioso y con un misterio muy peculiar.

8/10

En definitiva, una historia innovadora que parece mezclar el género de fantasía urbana con un caso típico policíaco en el que se ven envueltos los espíritus ancestrales de los ríos londinenses, una premisa de por sí curiosa y que funciona gracias al encanto particular del protagonista, un aprendiz de mago al que le queda muchísimo por aprender. Ha sido una lectura súper rápida de la que no esperaba que me mantuviera atrapada como lo ha hecho, me ha encantado conocer a un nuevo autor y me deja con muchísimas ganas de seguir leyendo un nuevo caso de Peter Grant y su mentor.

*Por último, muchísimas gracias a Oz Editorial por la amabilidad al haberme enviado un ejemplar.

**Las ilustraciones pertenecen a las novelas gráficas de la saga.

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