Autor:
Samuel Estepa
Editorial:
Hidra, 2018
Rústica
con solapas, 320 págs.
Autoconclusivo
Género: Thriller, Misterio, Paranormal, Juvenil
Sarah está harta de mudarse. Desde que era pequeña,
sus padres toman a menudo la repentina decisión de marcharse de donde viven sin
ninguna explicación. Hasta que una noche, tras sufrir una terrible pesadilla,
sus padres la sacan de la cama y la meten en el coche. Es una de esas mudanzas
inesperadas. Parece que huyen de algo. Esa noche, su madre muere en un
aparatoso accidente. Mientras Sarah y su padre intentan rehacer su vida en un
nuevo pueblo, Sarah conoce a Eric, un chico que va a su instituto y que guarda
algún que otro secreto. Sarah empieza a entrar en contacto con el mundo del
espiritismo y se da cuenta de que la muerte de su madre pudo no ser un
accidente. ¿Pero quién fue el responsable? ¿Y si Sarah es la siguiente?
Mucho
antes de la publicación de El Otro Lado,
ya tenía yo fichado a Samuel Estepa aunque, curiosamente, como autor
autopublicado. Al final no llegué a tiempo de conocer su trabajo como autor
independiente pero tenía claro que iba a leerlo en algún momento aunque sólo
fuera por lo mucho que me gusta The
Bookbuster, su canal de booktube
que os dejo enlazado por aquí, por si queréis conocerlo también en esa faceta.
Llevaba más o menos una idea de lo que me encontraría y de la temática que
tiene la novela y por supuesto, tenía presente que se trata de la primera
novela de un autor novel, aunque esto lo he notado sobre todo a nivel de trama
y no de narración, así que en general me ha gustado mucho poder conocer al fin
esta historia que llevaba un par de años en lecturas pendientes. Además ha
sido una sorpresa descubrir la edición tan chula que tiene con los comienzos de
capítulo porque me la imaginaba bastante más parca en detalles.
La novela
nos presenta a Sarah, la chica nueva que llega al pueblo tras su enésima
mudanza pero esta vez sólo con su padre, tras haber perdido a su madre
recientemente en un accidente de tráfico en extrañas circunstancias. Allí
conoce a Eric, un chico extraño y poco hablador que le revela un mundo de
misticismo. La trama es bien sencilla hasta aquí, aunque algo tiene que
engancha bastante por la presentación que va haciendo la propia Sarah de su día
a día como la chica forastera que llega a otro sitio más tras los continuos
cambios de residencia de sus padres, algo que la hace sospechar de que le
ocultan cosas porque no es normal abandonar su casa en mitad de la noche sin
previo aviso, casi en pijama. Este misterio continúa a lo largo de toda la
novela y creo que es lo que me ha hecho leer rápidamente y con facilidad pese a que la
temática en sí misma no es de mis favoritas.
A simple
vista, Sarah es la protagonista de la novela, aunque solo sea porque la trama
gira en torno a ella y lo que le sucede desde que llega a Valdepeñas. De hecho,
en la primera parte del libro y estructurado de esta forma, la narración está
en primera persona desde su punto de vista absoluto. Gracias a eso, la chica me
ha caído genial porque el autor la ha dotado de una personalidad irónica y muy
juvenil con la que ha sido fácil conectar, con la salvedad que comentaré más
adelante. Por el contrario, tras el suceso que divide a la novela en dos, la
segunda parte cambia por completo de narrador, que pasa al omnisciente en
tercera persona y creo que también debido a esto, cambia de ritmo y de tono. Yo
lo he notado muchísimo en cuanto a mis ganas de leer, porque la segunda mitad
me ha costado bastante más por la poca relevancia que pasa a tener Sarah a
favor del otro personaje relevante: Eric, el chico por el que bebe los vientos
desde que llega al pueblo. Para mí ha sido una pena, y quizás si la segunda
mitad hubiera seguido la misma técnica del punto de vista en primera persona
aunque fuera a través de los ojos de Eric, quizás hubiera disfrutado más.
Así que
aprovecho también para comentar que muchas veces no entiendo esas decisiones de
cambiar de primer narrador a narrador omnisciente dependiendo del personaje,
porque o se domina muy bien la técnica o es muy difícil mantener el mismo ritmo
y el mismo tono sin que el lector lo aprecie, y en mi caso, el cambio ha sido a
peor. Pero dejo claro que no he podido soltar el libro, quizás debido a que la
trama engancha más allá del ritmo que tenga y a que los personajes me han parecido
muy interesantes, no sólo Sarah, sino también los secundarios como el grupo de
chicos amigos de Eric o el misterioso Bartolomé. Aunque hablo siempre a nivel
de acontecimientos, porque la construcción de personalidad es posible que solo
quede patente en la protagonista y solo mientras ella es la narradora, porque
el resto de personajes están tratados de forma más ligera. Además, ambientada
en un pueblito donde todo el mundo se conoce, es fácil crear un escenario
hogareño de cercanía que también me ha hecho conectar mejor con el entorno, así
que ha sido sencillo verme dentro de la trama porque veía “factible” (dentro de
lo paranormal, obviamente) que algo así suceda en un lugar como el que se
describe en el libro.
Sin
embargo, seguramente lo que más flojee en esta historia es el tema de los
tiempos con los que se ha jugado en toda la trama: demasiado poco tiempo para
todo lo que sucede. En este sentido, con lo que más crítica debo ser (por cuestión
de gustos) es con el instalove
evidente que hay nada más empezar la novela. Aunque este “fallo” ya me iba
extrañando mucho al ir leyendo, ya que creo que precisamente en esta novela en
concreto la solución habría sido muy sencilla para evitar esto, ya que en los
capítulos se va indicando la fecha exacta del día en el que transcurre y
hubiera bastado un reajuste de fechas para crear la sensación de que las cosas
llevan su tiempo, al menos a ese nivel de sentimiento que parecen querer
transmitir los personajes al hablar de lo enamorados que están en apenas un mes,
literalmente, un mes. A pesar de ello, me he tomado el romance como un detalle
más de la trama, el motor necesario para que haya conexión entre lo que sucede
con Sarah en la primera mitad y cómo se desarrolla todo en la segunda para
solucionarlo, así que realmente no ha supuesto mayor problema para mí más allá
de haber puesto los ojos en blanco varias veces.
Como dato
curioso, una de las cosas que más me han llamado la atención es el nombre de
los personajes que ha elegido el autor (ya no sólo los dos principales, Sarah,
Eric) sino también los secundarios tienen nombres como Kevin y Aaron, demasiado
americanizados para tratarse de un pueblecito de Jaén. Pero por otra parte, la
forma de escribir que he descubierto en Samuel Estepa es lo que más me ha
convencido y gracias a lo que he disfrutado de una trama que en otro tipo de
narración me habría parecido hasta floja. Pero aquí el autor sabe generar y
mantener el interés con una fluidez ayudada por los continuos diálogos y con
muy poquitos párrafos descriptivos. Además juega bien la carta del misterio
hasta el final y aunque ya os he comentado el cambio de ritmo que hay entre las
dos mitades de la novela, ese nivel de misterio sí que se mantiene mientras se van
resolviendo otras pequeñas tramas con personajes secundarios que también tienen
un papel relevante en el desenlace.
6/10
En definitiva, una historia de
espíritus vengativos, misterio y romance que, si bien no resulta del todo
sorprendente, logra enganchar con sencillez en la trama y con un estilo
narrativo muy fluido. Es un buen comienzo para Samuel Estepa como autor a tener
en cuenta a partir de ahora porque la buena base no le falta, así que habrá que
estar pendiente a sus próximas historias. Si os gustan las novelas de
espiritismo y sesiones de contacto con fantasmas con asuntos pendientes, esta
historia puede ser una buena opción para pasar un rato entretenido y descubrir
a un nuevo autor, pero creo que también se disfruta por el mero hecho de ver
resuelto el misterio que engloba toda la trama.
¿Os gustan los romances
paranormales juveniles?
¿Habéis leído otras novelas
con esta temática?