Autora:
Sofía Rhei
Editorial:
Minotauro, 2020
Rústica
con solapas (en mate), 352 págs.
Autoconclusivo
Género:
Fantasía, Ciencia Ficción, Juvenil, Especulativa
¡Elige tu propia utopía!
Elliot ha vivido la mejor de las infancias. Libertad,
hamburguesas, bicicletas, walkie-talkies, videojuegos, helados nuevos cada
verano y una radio en la que suenan los mejores temazos de la historia. Sin embargo,
existe la posibilidad de que esa vida idílica no sea tan auténtica como él ha
creído.
En el otro extremo de la conciencia sobre su realidad
está Verbena, una bruja entrenada desde la cuna para combatir a las empresas e
instituciones que destruyen el planeta. Su sociedad, exclusivamente femenina,
se enorgullece de vivir en armonía completa con la naturaleza, y para ello han
aprendido a alimentarse de todo tipo de plantas silvestres, convirtiéndose en
criaturas del bosque.
Elliot es idealista y cree en la política, Verbena
hace mucho que ha abandonado cualquier esperanza de diálogo. Uno no sabe gran
cosa acerca del mundo, la otra lo sabe todo, pero solo en teoría... donde ella
dice “militancia”, sus enemigos dicen “terrorismo”. Y el arma de esos enemigos
es la más difícil de combatir: la ingeniería de las emociones.
Newropía, el continente gamificado, tiene reservadas
una apabullante cantidad de sorpresas. Hay quien dice que la tecnología avanza
mucho más deprisa de lo que las sociedades humanas son capaces de asimilar… y
este lugar es la prueba viviente.
En esta historia se mezcla la realidad virtual y la
nostalgia ochentera al estilo Ready Player One. Newropía es una novela de
política ficción y aventuras, una distopía mezcla de ciencia ficción soft de
futuro cercano y de corte sociológico, siempre desde el ángulo del humor. Trata
temas de actualidad como la crisis ecológica, la crítica anticapitalista, o el
feminismo, además de los mundos virtuales o cómo nos afectan los avances
tecnológicos.
Nunca había leído a Sofía Rhei aunque llevaba años en
mi lista de autoras a tener en cuenta y las críticas que veo siempre
acerca de su escritura y de sus obras han sido muy buenas por lo general. Tenía
curiosidad y a la vez me parecía que esta novela podía ser muy de mi estilo, porque
aparentaba una mezcla ciencia ficción, fantasía y aventuras. Ha sido todo un poco
de todo eso y un poco también de nada, porque intenta abarcar demasiado y al
final para mí ha sido sencillamente una historia curiosa, con mucho worldbuilding basado en la belleza de lo
absurdo pero con poca trama real que me invitara a seguir leyendo. Quizás la
comparación con Ready Player One no
haya jugado a su favor en este caso aunque al fin y al cabo se le da un aire en
cuanto a la ambientación y los mensajes que hay por detrás del escenario. No me
adelantaré más e iré comentando cada uno de los aspectos que me parecen más
reseñables y no haré ningún tipo de spoiler
a medida que avance en mi opinión.
Partimos de dos protagonistas muy
bien diferenciados y que desde el principio van alternando sus capítulos desde
sus puntos vista, aunque la narración es en tercera persona de forma externa a
ambos. Por un lado, Elliot es un chico que se ha criado en los años 80, con
toda esa culturilla pop que a muchos nos sigue emocionando y que echamos de
menos por todo el encanto que tenía incluso aunque no hayamos nacido en esa
década, pero siempre nos ponemos nostálgicos al oír bandas sonoras de pelis
ochenteras, grupos musicales o la moda de la época. El pobre chaval está muy
enamorado de los años en los que le ha tocado pasar su adolescencia pero se le
acaba pronto el idilio cuando unos “agentes” acuden a por él para una
importante misión que tumba su mundo, que de repente resulta ser minúsculo en
comparación con lo que les espera fuera. Por otro lado, Verbena es una bruja
forestal, ecologista y completamente feminista. Tanto, que se ha criado en un
bosque en una sociedad enteramente formada por mujeres, con un lenguaje
completo basado en palabras femeninas y que no concibe otra vida que no sea la
de vivir por y para la Naturaleza, así en mayúsculas. Por eso, su misión
consiste en ir contra las grandes empresas que fomentan a sus principales
enemigos: la contaminación, el consumismo, la deforestación, la industria
descontrolada…. Así que sale de su pequeña comunidad de brujas sin apenas
conocimientos de la vida en el mundo exterior pero con unos ideales férreos y una personalidad
muy rígida en cuanto a lo que considera su deber.
Hasta aquí
podría ser la presentación de los personajes, pero también coincide con la
premisa de la novela. Estos dos personajes por separado coinciden en Newropía,
por muy diferentes que puedan parecer sus puntos de partida, pero en eso
consiste la trama, en descubrir qué los une y cómo van a reunirse y para qué, intentando
cumplir con su misión. Siendo sincera, no he podido conectar por completo con Verbena porque
parte de un planteamiento feminista muy extremo, muy ecologista y demasiado abierto con respecto a unas cosas y muy cerrado con respecto a otras, pero ha sido interesante ver su
forma de vida, lo flexible que es su sociedad en cuanto a las relaciones y su
forma de interactuar con la naturaleza, o cómo no conciben lo masculino como tal ni entienden la
monogamia como sistema predeterminado de emparejarse. Por el contrario, el
toque juvenil lo aporta Elliot y con toda su curiosidad al abrir los ojos ante el
mundo en el que en realidad vive ha sido como ponerme en su lugar desde el inicio,
así que para mí ha sido mucho más llevadera su parte de la trama. Quizás es
porque me he sentido muy identificada con él en bastantes ocasiones por la
cantidad de veces que me he perdido como el chaval ante la complejidad (o lo
simple, según se mire) del universo que es Newropía.
De hecho, tengo que destacar la gran imaginación de
Sofía Rhei para crear un mundo de estas características e ir introduciendo
dosis de todo a medida que Elliot y Verbena van conociendo cosas y preguntando
y aprendiendo a moverse por ahí. Newropía en realidad es un universo formado por
miles de micromundos que la gente ha ido creando porque el futuro les permite vivir
donde y como deseen (algo así como rolear
las 24h del día y hacer del rol la vida misma), unos prefieren vivir como en la
Edad Media y otros en un país en el que no se permiten adultos sin la
supervisión de un menor, por ejemplo. Y las variantes que nos plantea la autora
son tan infinitas como la creatividad que ha demostrado que tiene. Aunque como decía al
principio, todo ello hace que en varias ocasiones haya tenido la sensación de
estar leyendo una historia de lo más absurda (en el sentido como puede ser Alicia en el País de las Maravillas,
entendedme), sin pies ni cabeza hasta que la trama se ha ido centrando un poco
una vez que nos ha planteado ese universo. Además, los mensajes que transmite
son claros y loables, pero para mi gusto están demasiado remarcados y nada sutiles. Es más, los dos
principales partidos políticos simbolizan extremos (uno es ecologista, social y
aboga por la vida sostenible y el otro es capitalista a más no poder,
consumista y protecnológico en aras del progreso desenfrenado) y, por lo tanto,
uno bueno y otro malo, sin grises.
No estoy
segura de que este tipo de literatura y de historias sean del todo para mí,
porque aunque he leído alguna que otra, siempre ha dependido de lo mucho que me
enganchara la trama, más que del mundo que cree entre sus páginas. O por lo
menos, no estoy segura de haber cogido este libro en el momento más adecuado
porque tengo la sensación de no haberlo disfrutado del todo. Continuamente me
he sentido perdida y en muchos párrafos simplemente perdía la concentración con
todo el infodumping que había e
incluso me sentía identificada con Elliot precisamente por el mismo motivo:
demasiado mundo nuevo para asimilar en muy poco tiempo. La mayoría de los datos en
realidad son irrelevantes y son simplemente añadiduras para que nos hagamos una
idea general del tipo de mundo que es Newropía pero, aun así, ha resultado un
poco agotador y requería más atención por mi parte de la que simplemente
tendría al sentarme a leer un rato para despejarme de otras cosas. Como digo,
es probable que no fuera el momento.
6/10
En otras palabras, como
primer contacto para conocer a Sofía Rhei como autora no ha estado mal y ha
sido una experiencia muy particular aunque con muchos altibajos. Me quedo con
ella, con su prosa y con su imaginación. En cambio, la novela resulta
ser tan "especial" que no creo que sea para todo tipo de lectores y hay que
elegir muy bien el momento para leerla porque o bien os estalla la cabeza ante
tanta información y alucináis con cómo hila Sofía Rhei o bien sencillamente os
dejáis llevar por una novela que lleva el sinsentido en la esencia misma de
su worldbuilding y os entretiene sin más como
a mí. Ambas opciones son posibles y por ello puedo recomendar Newropia con reservas, con una etiqueta
aclaratoria al lado para que vayáis con precaución y con la mente muy abierta
(y descansada).
*Por último, muchísimas gracias
a Minotauro por el envío de un ejemplar y a la plataforma Babelio por haberlo
hecho posible.
¿Habéis leído a esta autora o algunas de sus
novelas?
¿Os gustan la ciencia ficción especulativa?