Fenrir, el lobo gigante. Hela, la soberana del Reino de los Muertos. Jörmundgander, la colosal serpiente marina. Los malvados hijos de Loki andan sueltos por el mundo. Sigrid, Harek, Keyra y Olaf acompañarán a Thor en su misión de capturarlos, y su aventura los llevará en un divertido viaje hasta los confines de la Tierra, donde conocerán a todo tipo de alucinantes criaturas.
Poco a poco se van publicando los volúmenes de esta saga infantil-juvenil después del año de parón editorial que hemos tenido, pero por fin llegan Los hijos de Loki para continuar las aventuras de estos jóvenes vikingos a quienes ya conocemos de El guerrero fantasma y La maldición del wendigo, cuyas reseñas también tenéis disponibles en este blog. La historia continúa justo donde se quedó la segunda entrega pero incluso así es tremendamente fácil de enlazar aunque haya pasado el tiempo desde aquel final porque Pedro Estrada se encarga de irnos recordando los detalles que sean necesarios para esta nueva misión. De hecho, en el primer capítulo hay una conversación que se dedica básicamente a eso, a recordarnos dónde nos habíamos quedado. De todas formas, son libros tan coritos (ninguno llega a las 150 páginas) que yo decidí releer los anteriores los días previos a comenzar este porque sabía que lo iba a disfrutar mucho más, aunque no fuera estrictamente necesario.
En esta ocasión, Harek, Sigrid, Keyra y Olaf tiene que unirse a Thor para encontrar a los hijos de Loki, que pueden desatar el caos en la Tierra aunque en realidad el dios del engaño no aparece por ningún sitio (de momento). Así que tienen que volver a cruzar el océano por el que llegaron hasta Vinlandia para intentar resolver un poco lo que se viene encima como Jörmundgander (la serpiente gigante), Fenrir (el lobo gigante) y Hela (la diosa de los muertos) campen a sus anchas. Ya que tienen a Thor impaciente por guerrear, los protagonistas se ponen a ello. Mientras tanto, Olaf lo único que sigue queriendo es conseguir una hazaña de tal importancia que el jefe de su aldea le conceda una espada propia, y esta vez va a asegurarse de que haya un adulto presente para ser testigo y que cumpla con la ristra de requisitos que necesita para ser un testigo válido. Me mondo cada vez que lo intenta, de verdad os lo digo. Por su parte, la chiquitina Keyra sigue tan curiosa, inteligente y avispada como siempre, me produce un cariño tremendo cada vez que habla con esa sabiduría genuina suya. Su hermana Sigrid continúa comportándose de forma muy sobreprotectora con ella pero ahora además tiene en mente que esa misión le va a servir para seguir averiguando qué les pasó a sus padres, misteriosamente desaparecidos antes de su aventura a Vinlandia y esta subtrama de tiene espectante con cada detalle que vamos conociendo. En cambio, Harek me ha pasado bastante desapercibido en esta entrega y eso que en las demás protagonizaba algunas de las mejores escenas. Aquí no me ha destacado precisamente por nada, aunque de nuevo le sobrevuela cierta profecía de los dioses.
En general, sigue en la misma línea que los libros anteriores, con muchísimo humor, desarrollando las características que diferencian a cada uno de los personajes que ya conocemos y sumando otros nuevos que viene al caso con la nueva aventura. Aunque debo reconocer que en este caso lo que me ha flojeado ha sido el arco argumental, ya que parece ser un libro completamente transitorio sin una aventura cerrada o un misterio que resolver como sucedía en los libros anteriores. Aquí, encontrar a los hijos de Loki son el hilo conductor de lo que parece ser la historia panorámica pero no una aventura que los protagonistas deban concluir o resolver como conflicto en sí mismo. De todas formas, sigue sirviendo para aprender o para afianzar los conocimientos que ya tengamos de mitología escandinava, porque aparecen nuevos jugadores en el tablero como los cuervos de Odín, que traen de cabeza a Olaf con sus acertijos, o Erik el Rojo, el famoso rey vikingo del que sí que podemos asegurar que es un personaje histórico que existió (del resto no tenemos pruebas, simplemente).
Por lo demás, las ilustraciones interiores son una verdadera maravilla que, aunque ahora han cambiado de firma y son obra del artista Fernando Martín, siguen el mismo estilo que los libros anteriores y son una delicia para los ojos. Hay varias por todo el libro ocupando páginas enteras con un nivel de detalle alucinante. La edición al completo es estupenda, con un tamaño de letra súper cómodo y una longitud de capítulos que hace que no cueste nada continuar leyendo uno más cada vez que se acaban. Así que no solo se puede leer rapidísimo porque es una novela muy corta sino que además está llena de diálogos dinámicos, apenas hay descripciones densas y los párrafos largos se limitan a lo estrictamente necesario, porque la mayoría del libro transcurre fluido a través de conversaciones divertidas y amena. Está pensado para un público entre los 10 y los 14 años, también por las edades de los protagonistas, pero la verdad es que el humor sarcástico que utiliza, los dobles sentidos y la mayoría de las referencias de la cultura friki actual hacen que este libro y la saga entera sea, literalmente, para todos los públicos. Así que no creo que porque el target sean los más pequeños, los lectores más adultos vayan a disfrutar menos porque estoy segura de que no voy a ser yo la excepción.
7/10
Para terminar, me he divertido muchísimo con esta tercera entrega y mucho más habiendo releído los dos libros anteriores para retomar bien la historia. Son libros súper cortos que se pueden leer en una sola tarde, dos si somos capaces de hacer un descanso. Aunque me ha parecido el libro más transitorio hasta ahora, lo he disfrutado como cualquiera de los libros de este autor por su estilo inconfundible, su imaginación envolvente y su humor sarcástico. Desde luego, Pedro Estrada tiene un hueco asegurado siempre entre mis lecturas, ya sea como coautor de novelas juveniles junto a Raquel de la Morena o por libre, con algo más humorístico.
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