RESEÑA El Reino de la Esfinge

Autora: Ester Pablos

Autopublicado, 2020

Corrección: Ana Escudero Portal

Rústica con solapas / ebook, 533 págs.

Autoconclusivo

Género: Histórica, Mitología

«Porque no son las personas, sino los monstruos, quienes cuentan las mejores historias».

Siglo VIII a. C. La Hélade.

La princesa Avante, hija ilegítima del rey Layo, ha recibido muchos nombres: bastarda. Perra. Asesina. Su familia le ha asignado una vida de sumisión, y la sociedad, un papel secundario. Pero ella está destinada a encontrar su propio camino en un mundo de sangre, traición y mentiras.

Con la ayuda de Tarcos, un noble kushita procedente de Egipto y la del Oráculo de Delfos, Avante se enfrentará a Edipo, el astuto príncipe de Corinto, y elaborará una venganza que la convertirá en la temida Esfinge de Tebas.

En esta reinterpretación del mito de Edipo y la Esfinge se ofrece una nueva lectura de los acontecimientos previos a la obra de Sófocles, Edipo Rey. Una fábula entrelazada con sucesos históricos que nos llevará desde el Egipto de los faraones nubios a la Grecia Arcaica.

Ester Pablos es una de las autoras que lleva en mi punto de mira desde que vi publicada su trilogía Los Apátridas en el catálogo de Escarlata Ediciones, editorial que cerró sus puertas hace unos meses con motivo de la pandemia pero que nos ha dejado muy buen fondo de armario en cuanto a cantera de autoras se refiere. Irónicamente no llegué a leer esa trilogía pero tuve ocasión de leer Ester Pablos con El Visitante de Vallemedio, una especie de sátira de fantasía medieval que me entretuvo muchísimo y que os presento más detenidamente por aquí en su reseña correspondiente. Después de leer esa divertida novela, tenía claro que sería una autora a la que iba a seguir muy de cerca y me sorprendió muchísimo al enterarme de que publicaría algo tan distinto a sus anteriores libros como es una novela histórica, ambientada además en una época un poco olvidada por la literatura actual, como es la Grecia más antigua (no la clásica). Quizás por eso hemos sido poquitos los que nos hemos animado a leerla en lectura conjunta, pero si sentís curiosidad podéis ver los comentarios públicos a través del hashtag #LCElReinoDeLaEsfinge en Twitter para comprobar lo mucho que la hemos disfrutado.

Para no asustar al personal, lo primero que tengo que aclarar es que, aunque esté situada en otra época y en sentido estricto sea novela histórica, lo cierto es que de histórica solo tiene la época, aunque parezca un juego de palabras. En realidad sigue siendo una historia de ficción basada en la mitología pero rodeándola de algo de realidad para hacer más verosímil eso de que los griegos vieran a un animal parlante medio león medio pájaro que retaba con acertijos a los visitantes a las puertas de Tebas. Dicho de otro modo, no es Historia sino una historia. Y muy buena además, que ha salido por completo de la imaginación de la autora aunque haya bebido de diversas fuentes de inspiración. Por eso, una de las cosas que más me ha maravillado es la forma discreta en la que Ester Pablos se ha marcado un retelling de Edipo y la Esfinge, sin ser un retelling. Me parece admirable cómo la autora ha diluido el mito en la novela, cómo ha entremezclado esa "realidad" mitológica en una historia novelizada justificando cada uno de los cambios más apreciables con un sentido de la coherencia magnífico y cómo le da un nuevo significado para hacernos reflexionar sobre lo tergiversadas que nos han podido llegar las leyendas y las epopeyas hasta la actualidad. Dicho de otro modo, nos plantea la posibilidad de que haya múltiples reinterpretaciones por las que han podido ir pasando y nos deja muy buen sabor de boca al pararnos a pensar sobre el hecho de que una misma historia pueda tener diferentes versiones según quién la cuente, por qué y para qué.

Los personajes son completos y muy bien trabajados, tanto formando parte de ese mito general que ya conocemos como siendo parte de un elenco del que no sabemos nada aún porque todo lo esencial está ahí pero sin saber cómo ha sido reinterpretado aquí. Aunque se reparte de manera equilibrada el peso en la narración, para mí Avante es la protagonista absoluta y me parece correcto que sea ella quién aparezca en la portada y quién dé título a la novela. Por algo es ella quién ha pasado a la “Historia”, de una manera u otra y, por lo tanto, es normal que mi atención se haya querido centrar en la princesa del cuento. Irónicamente, me ha caído fatal, no porque no sea la típica heroína, ya que no esperaba que ese fuera el caso teniendo en cuenta que sabía que iba a encarnar a la villana del mito. Más bien ha sido su forma de ser la que no me ha permitido congeniar sin más con ella. Ha sido un personaje al que he terminado respetando por su significado pero que por su forma de ser no puedo decir que me haya encantado. Por el contrario, Tarcos ha sido el que ha ganado más puntos por mi parte, por su honradez, por su camaradería con los compañeros soldados, por su lealtad… Sí, porque es el héroe prototípico, vaya. 

Sin embargo, me ha surgido una curiosa paradoja y es que hay cierta parte de la novela que entiendo perfectamente por qué está incluida pero que a mí como lectora me ha sobrado y no me ha interesado ni un poquito, y es precisamente la subtrama de Tarcos en Egipto. Sé que está ahí para darle más profundidad e historia personal al otro personaje principal (me niego a llamarlo coprotagonista aunque el final de la novela me ha hecho plantearme si no estoy siendo muy básica y conformista con lo que me cuentan sin cuestionarlo al no llamarlo así por derecho). También tiene su justificación en el remate del epílogo, obvio, porque si no parecería un poco sacado de la chistera de la autora, pero ciertamente es algo que, teniendo todas las intrigas y el foco de atención en el palacio de Tebas, la verdad es que me aburría bastante leyendo la vida del pobre kushita y su familia en las tierras del Nilo y mira que me fascinan, pero no. En general, Avante y Tarcos se han contrarrestado bastante bien a lo largo de toda la novela y su relación desde el principio (en una escena súper tierna que ahora voy a recordar cada vez que vea a alguien de piel oscura) y al terminar el libro he podido apreciar mejor el romance al que de entrada me oponía porque yo aquí había venido a ver una tragedia griega y no “Mi gran boda griega”. Felizmente para mí, no ha habido boda griega y esto no es spoiler, creedme.

El resto de personajes son sencillamente grandiosos. Desde el mismo Edipo, el príncipe de Corinto, pasando por la reina Yocasta (su supuesta madre con la que se casa en el mito “original” después de matar a su verdadero padre sin saberlo) hasta Berenice, la pasiva hermana de Avante. No sabría decir qué secundario me ha gustado más porque todos funcionan muy bien en conjunto. Se trata de traicionarse, de mirar cada uno por sus intereses, de asesinar desde las sombras o ajusticiar en público, de ver quién es el más astuto y quién mantiene más poder durante más tiempo… Y para esa partida se necesitan varios jugadores y, sobre todo, que den mucho juego. Se entremezclan además otros mitos y otros personajes conocidos como Heracles y Megara, el Oráculo de Delfos, las sacerdotisas de Atenea y su forma de vida… Todo queda deliciosamente entrelazado para darnos una visión general del contexto pero sin centrarse en el contexto, porque aquí lo único que importa es que hay un trono vacante y varios aspirantes a reinar en Tebas, y en el título aparece la esfinge, así que… Dicho todo.

Por otra parte, la novela no tiene ninguna intención de ser rigurosa ni en lenguaje ni en hechos históricos contrastados, hay muchísimas licencias narrativas en favor del entretenimiento y prefiere tirar más de imaginación que de veracidad de los acontecimientos. Y, a pesar de ello, brilla por su trabajo de documentación, de exposiciones sencillas de la vida y la cultura durante ese periodo helenístico y se afana en mostrar de una manera simple la forma de vida de las mujeres, sobre todo, en esa época en concreto. Por ello, coincido con la autora al catalogar este libro como new adult histórico, porque ni pretende ser novela histórica ni se esconde de ser un mero entretenimiento para acercar este género de la literatura a jóvenes adultos. Así que, como buen new adult, incluye cierta dosis de romance pero no se regodea en ese aspecto, para que veamos que no es lo único que nos puede ofrecer y podamos interesarnos más allá de ver si los personajes acaban juntos o no. En general, se centra más en darnos una versión hipotética y realista del origen de una famosa villana mitológica, muy del estilo de Disney y cómo lo ha hecho con Maléfica, por ejemplo, pero con toda la potencia de una tragedia griega.

8/10

Dicho todo lo anterior, puedo concluir diciendo es una novela muy recomendable para todo tipo de lectores, porque se asemeja más a una novela de aventuras, intrigas palaciegas, traiciones y pasiones, que a una novela histórica con toda la densidad que podría conllevar. La buena impresión que tenía de Ester Pablos se reafirma tras leer esta historia, de un género que no suelo leer pero que me encanta ver, por ejemplo, en películas o series y me las devoro como me ha pasado con esta novela. Se me ha hecho adictiva, ligera, rápida y con muy buen ritmo, así que no veo por qué no habría de recomendarla a cualquiera que sienta curiosidad, sin importar si entra o no en la zona de confort de cada uno porque más de un lector se sorprenderá de lo bien que ha adaptado la autora un género que suele ser muy denso y anticuado a los nuevos lectores que solo buscan entretenimiento.

*Para terminar, muchísimas gracias a Ester Pablos por haberme proporcionado un ejemplar de la novela y haberme propuesto la organización de la lectura conjunta.

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