Autora:
Scarlett Butler
Holland es la cantante de una banda de rock de fama
internacional. Sin embargo, oculta muchas cicatrices, sufre problemas de
adicción y trastornos importantes que han marcado su vida. Cuando el
guitarrista del grupo se marcha, un nuevo integrante se une a pesar de su
férrea oposición.
Liam se une a los Dead Souls revolucionando la vida de
Holland, líder de la banda. En el momento en que los caminos de Holland y Liam
se cruzan, la vida de ambos se complica. Son dos personas distintas. Holland
con un pasado y presente muy duro, y Liam se convierte en su bastón, pero ¿el
amor todo lo puede o hay límites insuperables?
Scarlett Butler es una autora a la que sigo desde hace
bastante tiempo por redes sociales pero a la que he leído más bien poco teniendo
en cuenta todas las novelas que tiene publicadas, que no son pocas. Esta es la
segunda de sus historias que leo y que disfruto, después de haberme lanzado con
Dime que soy yo, cuya reseña podéis
ver por aquí. Como buena autora de romántica, en todas sus novelas el amor es
el ingrediente principal y, sin embargo, no diría que ocurre lo mismo aquí,
aunque el romance obviamente también es un pilar sobre el que se asienta la
trama. En este caso, se trata más bien de una novela muy introspectiva,
principalmente de personajes (o de un único personaje, Holland), en la que la
autora muestra una realidad tan dolorosa como humana: la depresión. Para ello
ha utilizado la figura típica de la cantante de rock adicta y desatada en cuya
vida nadie va al volante, como seguro que muchos tendréis en mente con
historias reales que quizás no acabaron tan bien como esta que he tenido entre
manos.
Holland es la protagonista indiscutible de la novela,
que para eso el título lleva su nombre. Es una chica destrozada (no hay otra manera
más suave de describirla), y con ese comienzo es fácil ver todo su arco
evolutivo a lo largo de la novela, para bien o para mal. Holland es la líder de una banda de rock
llamada Dead Souls (vaya con el
nombrecito, lo bien que le viene a la chica) y así se siente ella en su día a
día. que solo consigue vibrar un poquito cuando sube al escenario. Últimamente
ha llevado su estado depresivo bastante mal debido a la baja de Josh, otro de
los integrantes del grupo con quien mantenía una relación sentimental. Al pobre
chico no hay nada que reprocharle desde nuestro punto de vista, porque la razón
que se da en el libro es que simplemente no soportaba más la espiral
autodestructiva en la que se ha metido Holland y al no dejarse ayudar, va a ir
a más y no ha querido hundirse también él en ese pozo del que la chica no ve
salida. De aquí partimos al principio y el quiebro argumental lo produce la
llegada del sustituto de Josh, un chico encantador llamado Liam que nada tiene
que ver con el ambiente y el rollo que se traen todos en el grupo, jugando con
las drogas, el sexo y el desenfreno continuo. Es decir, aire fresco para
Holland, que por fin ve cómo su influencia parece amortiguar su caída al vacío.
Para mi gusto,
la trama en sí misma tarda un poquito en despegar, prácticamente ya llegando a
la mitad del libro seguimos sumidos en esa premisa de Holland
autocompadeciéndose, destruyéndose poco a poco, creando un clima depresivo a su
alrededor y siguiendo la gira del grupo por los distintos conciertos a lo ancho
de Estados Unidos. Sin embargo, el punto de inflexión de este ritmo tan
repetitivo en el comienzo lo marca la propuesta de Liam de llevarse a Holland a
su rancho con su familia mexicana, ya que una clínica de desintoxicación no
parece ser la solución para la chica. Aquí el aire que se respira en el resto
de la novela está renovado, el tono es completamente otro y pasa a ser una
novela realista en la que la protagonista intenta cambiar, pero a medida que
van pasando los capítulos, la espiral de caída libre se vuelve más y más
acentuada a medida que nos acercamos al final. Personalmente, no me suelen
entusiasmar este tipo de personajes autodestructivos que van a la deriva y
cometen el mismo error una y otra vez, aunque tratándose de adictos es lógico
que sigan ese ciclo repetitivo de recaídas, pero de alguna manera no disfruto
tanto leyéndolo, la historia se me hace bola si no veo un avance o una evolución
clara en el personaje en cuestión y, en este caso, a Holland solo se lo he
podido ver en las ultimísimas páginas.
El otro punto fuerte de la novela, como comentaba
antes, y sin que se centre todo el libro en ello, es el romance. Para eso
tenemos a Liam, como segundo personaje relevante. En ningún momento he tenido
la sensación de que la autora quiera vendernos el panfleto del cuento feliz en el que la tristeza crónica se cura con amor, ni mucho menos, y que era uno de mis
mayores temores al comenzar a leer esta historia. Más bien es todo lo
contrario. Ha tratado de que veamos que solo uno puede realizarse a sí mismo y
que debe mirar por lo que le sienta bien y desechar lo que le hace mal. Cuando
Holland se da cuenta de eso, que nada tiene que ver con la idea romántica (en
el sentido de idealista) de que el amor lo puede todo, como dice la propia
sinopsis, es cuando de verdad empezamos a ver su cambio interior, aunque el
motor de arranque de ese cambio sean Liam y su historia de amor.
El estilo de Scarlett Butler es directo, ameno y
ligero, pero también se toma su tiempo para describir las emociones y los
sentimientos, de una forma que no sabemos cuánto hay de autora y cuánto de
personaje en algunas de las frases más emotivas que he podido leer. En algunos
momentos, el tono es desgarrador y se nota que la autora le ha puesto todo el
sentimiento que ha podido de lo más profundo, ya sea por experiencias personales
o por testimonios directos, pero se ha esforzado en que las emociones por las
que pasa Holland queden reflejadas de la manera más realista posible. Así que el resultado es una novela conmovedora, muy real y muy centrada en la psicología de la protagonista, un viaje de emociones profundas y muy reflexionadas que seguro nos moverá algo por dentro.
7/10
En otras palabras, es una
historia que he podido disfrutar de principio a fin, de una autora a la que
seguiré de cerca porque me encanta su forma de transmitir los sentimientos de
sus personajes, independientemente de las tramas a través de las cuales nos los
presente. Es verdad que puede no ser una lectura para todo tipo de lector y desde luego no es una lectura para todo tipo de momento por los temas que trata y lo duros que pueden ser algunos pasajes, pero todo está tratado de un modo más psicológico que morboso así que también puede resultar interesante si queréis acercaros a personajes grises, imperfectos y, en definitiva, muy humanos y realistas.
*Por último, muchísimas
gracias a Ediciones Kiwi por el envío del ejemplar.
¿Habéis leído alguna otra
novela de la autora?
¿Os gusta las historias que tocan temas delicados?
La verdad es que aún no he leído nada de la autora, y no tengo claro que sus historias sean para mi, pero la tendré en cuenta por si acaso.
ResponderEliminarMe acabas de descubrir este libro y aunque pinta bien no me apetece leer este tipo de libros ahora mismo me llaman más otro tipo de tramas pero espero retomarlos más adelante =)
ResponderEliminar¡Hola! Yo no he leído nunca a la autora y la verdad es que tenía la sensación de que sería una historia típica que no podría aportarme demasiado pero ya veo que a ti te ha sorprendido y lo tendré en cuenta. Un besote :)
ResponderEliminar¡Holaaa!
ResponderEliminarNo he leído a la autora, pero me alegra que te haya gustado. Me llama la atención, asi que me lo llevo apuntado.
Un besoo!! ^^
¡Hola!
ResponderEliminarNo conocía de nada a la autora y de momento no creo que me anime a leer el libro. Lo que comentas sobre que al principio la protagonista entre en un bucle de autodestrucción y autocompadecimiento no me termina de convencer. Prefiero leer historias más amables.
¡Nos leemos!
¡Hola, hola! No lo conocía, la verdad que me llama la atención. Me echa un poco para atrás que la historia tarde en despegar pero creo que aún así, por lo que cuentas, podría gustarme.
ResponderEliminar¡Nos leemos!
XX ASH XX
¡Hola!
ResponderEliminarNo lo conocía pero por ahora lo dejo pasar, no me llama mucho. Creo que no es para mí :)
Un beso!